17 Niños especialistas en agregar anécdotas vergonzosas al recopilatorio de sus papás

Crianza
hace 1 año

Padres que nunca se han sonrojado ni podido evitar reírse a carcajadas a causa de las acciones de sus hijos, hay muy pocos. Y estas situaciones a veces les ocurren tanto a las madres y padres experimentados como a los primerizos.

  • Cuando era niña, mi madre y yo fuimos a la tienda. Me alejé de ella y me dirigí a otro pasillo, y cuando empecé a buscarla, vi a una mujer vestida exactamente igual que mi madre. Ella estaba inclinada sobre un mostrador. Imitando a mis padres, decidí darle una palmada en el trasero. No había visto a nadie girar más rápido que ella en ese momento. Se dio la vuelta, a punto de abofetearme, hasta que vio que delante de ella estaba una niña pequeña. Avergonzada, murmuré: “Oh, usted... no eres mi madre”, me disculpé y salí corriendo. Mi madre, que había visto toda la escena, no podía dejar de reírse, y la mujer se quedó allí confundida. © lietomepls / Reddit
  • Hace poco, mi hijo de 6 años decidió hacerme saber que no tengo derecho a decirle lo que puede o no puede ponerse porque él tiene derecho a “su propia moda”. De acuerdo. Se vistió: pantalones cortos, sandalias y un calcetín negro. © Hefty_Detective / Reddit
  • Tenía 3 años y “no me gustaba” comer, tanto que tenía las mejillas regordetas y pliegues por todas partes, como les encanta a las abuelas. Mi madre me alimentaba exactamente lo que necesitaba una niña de 3 años, y se aseguraba de que no pidiera comida a los vecinos en la calle. Un sábado, fuimos a visitar a mi abuela por parte de mi padre, y a su pregunta: “Oh, cariño, ¿no quieres comer?”, le dije: “Sí, tengo muchas ganas, abuela, hace 3 días que no como nada. A mi abuela no le caía muy bien mi madre y empezó a quejarse de que me estaba matando de hambre, pero mi padre se puso en cuclillas a mi lado y me recordó que hacía media hora me había dado personalmente puré de papas y albóndigas. © Veronika Rudaya / Facebook
Depositphotos.com
  • Cuando mi hijo estaba aprendiendo a ir al baño, le gustaban los tatuajes temporales y le premiábamos con ellos cada vez que “hacía sus necesidades” correctamente. Como resultado, todos sus brazos, espalda y pecho estaban cubiertos de imágenes. Pero no le dimos mucha importancia hasta que un día de verano lo llevamos a la piscina infantil. Allí, por primera vez, le quitamos la playera delante de todo el mundo, y se metió en la piscina con el torso al aire y en shorts con estampado de Thomas y sus amigos, pareciendo un pequeño atleta de un centro penitenciario. © THSSFC / Reddit
  • Mi hijo tenía 3 años. Estábamos esperando el tren eléctrico, no había mucha gente, pero mi hijo era muy guapo y llamaba la atención. Las ancianas nos sonreían. Y entonces mi amado hijo me pisó el pie de forma bastante notable. Siseé suavemente que me dolía. Mi hijo se arrodilló al instante y empezó a besar mis polvorientos zapatos, disculpándose en voz alta. Me reía y a la vez sentía vergüenza. ¡Toda la gente nos miraba! Me costó hacer que se levantara, pero él intentó volver a hacerlo un par de veces más. Nunca había visto una reacción semejante de él. © Leshik Rav / Facebook
Depositphotos.com
  • Estaba de vacaciones cuidando a mi hija de 3 años y decidí ir a la oficina de correos y de paso pasar a buscar a mi esposa al trabajo. Mi hija había estado enferma recientemente y no sabía si debía vestirla con pantalones o con shorts. Me decidí por unos pantalones y una blusa. Ya en la oficina de correos, me di cuenta de que la blusa tenía mangas un poco cortas, decidí remangarlas hasta los codos, para que así no llamara la atención de mi esposa, que de lo contrario, diría: “No puedes quedarte solo con la niña, ni siquiera eres capaz de vestirla como corresponde”. Pero lo primero que escuché de mi mujer fue: “¿Por qué nuestra hija está en pijama?”. Pero el plan era genial.
  • Una colega me contó la historia. En invierno, su madre compró 20 kilos de azúcar y le dijo que se lo llevara a casa. Su hermano de 3 años la convenció para que lo dejara acompañarla. Así que mi colega llevaba un trineo donde estaban su hermano y el azúcar. Llegaron. Ella levantó la bolsa y notó que era liviana. Resultó que su hermano había hecho un agujero en ella y el azúcar se había derramado por el camino. Dijo que era para que ellos pudieran encontrar el camino de vuelta. La madre estaba enfadada, el padre se reía.
  • Estaba trepando los árboles con mi sobrina de 6 años y me preguntó: “¿Cómo puedes trepar a los árboles si eres tan vieja?”. Dije: “¡Tengo 27 años!”. A lo que ella me dijo con voz comprensiva: “Vaya... Ya has vivido la mitad de tu vida”. © imakethingscooler / Reddit
  • Hace unos 12 años, mi primo se quedó solo con 2 niños. Todos sus familiares ayudaban en lo que podían, y él mismo ganaba un sueldo superior al promedio, por lo que los niños tenían todo lo necesario. Durante el primer año, los servicios de bienestar infantil los visitaban regularmente a su departamento y comprobaban las condiciones de vida de los niños. Un día, le preguntaron al más pequeño: “¿Hay algo que te hace falta?”. Y él dijo, tristemente: “Me gustaría un poco de leche...”. Bueno, ese fue justo el día en que se había terminado la leche en casa. Hasta el día de hoy todavía le recuerdan esa “leche”.
  • Llevé a mi sobrino a revisión médica antes de ingresar a la escuela. Entramos al consultorio y la doctora preguntó con voz cansada si le dolía algo, si tenía alguna molestia. Y de repente el chico dijo: “Oh, me duelen la espalda y las piernas, tengo calambres por la noche, se me tuercen las articulaciones y me zumban los oídos...”. Mis cejas se levantaron, la doctora agarró sus lentes de la mesa, se los puso y llamó a la enfermera. Le dijo que se quitara la playera y le preguntó si tenía alguna otra queja. Y él continuó: “Tengo mucho trabajo que hacer, pero estoy demasiado cansado, y mis ojos ya no son lo que eran...”. Entonces caí en la cuenta de que había pasado un mes con su abuela en el campo. Creció sano, ya tiene 19 años, y todavía le pregunto a veces: “¿Tus ojos siguen siendo los mismos o ya no?”.
Depositphotos.com
  • En el supermercado, nuestro hijo pidió que le compráramos un trozo de embutido a un precio desorbitante. Dijimos que no. Estábamos en la caja, una familia de aspecto decente, mi marido con un traje de negocios y llevando un bolso con su laptop, estábamos pagando los productos, y entonces, delante de la cajera y del guardia de seguridad, el niño sacó el embutido del bolso de la laptop. No sé en qué momento logró meterlo ahí, ¡pero fue algo! © Liliya Borisova / Facebook
  • Trabajé como niñera cuando era estudiante, cuidando a una niña de 2 años y medio. Un día, fuimos a un café con ella. Siempre llevaba una muda de ropa interior para ella, ya que podía mojarse, y ya no usaba pañales. Cuando llegamos al café, le dije en voz baja: “Oh, olvidé traerte la ropa interior de repuesto y podrías mojarte”. Bueno, está bien, la olvidé, qué podía hacer ahora. Estábamos sentadas en una mesa, comiendo pastel. Y entonces ella gritó a todo el café: “¡Ella olvidó la ropa interior!”. Todo el café se rio. © Olga Genze / Facebook
  • Mi hijo pequeño estaba viéndome pintarme los labios y me preguntó por qué lo hacía. Le dije que esto haría que me viera hermosa. Hizo una pausa por un momento, y luego me preguntó cariñosamente cuándo iba a funcionar. © limegreenbunny / Reddit
  • De niño, mi madre me daba un beso rápido en la mejilla o en los labios. Un día, vi un anuncio de helados en la televisión en el que un chico y una chica se besaban, y pensé: así es como hay que besar para expresar mejor el amor. Recuerdo la cara de desconcierto de mi madre cuando le di un gran beso con los labios abiertos... Este recuerdo todavía me hace sentir un poco incómoda. © Oídoporahí / Ideer
  • Mi amigo está casado y tiene una hija. La niña adora a su papá, y su papá también quiere a su hija, pero también le gusta jugar a los autitos, y cuando juega, no puede ver ni oír nada a su alrededor. Entonces, un día estuve en su casa y vi la siguiente escena: papá estaba jugando con los autitos y su hija lo extrañó tanto que tiró el álbum con dibujos, se paró detrás de él, se puso a acariciar su cabeza calva con los dedos y a murmurar algo tierno. Al día siguiente, me enteré de que la niña le había pintado la cabeza calva con flores e incluso había escrito “papá” en la parte posterior de la cabeza, y él en la emoción del juego ni se dio cuenta. El pobre se había ido así al trabajo por la mañana, había captado las miradas y sonrisas comprensivas de la gente en el metro y no entendía por qué sus compañeros se reían. Al final le dijeron lo que ocurría. Volvió a casa enfadado, pero no se puede castigar a una niña por amor, así que ahora es más atento con lo que hace su hija. © Oídoporahí / Ideer

Los niños son por definición inocentes y carecen de maldad alguna. Quizá por eso no se dan cuenta de sus travesuras o de las vergüenzas que a veces hacen pasar a los adultos con sus ocurrencias, comentarios acciones inesperadas. Pero, por favor, que nunca las pierdan, es parte de su encantadora esencia.

Comentarios

Recibir notificaciones

Lecturas relacionadas