Eso de que las mujeres son muy frágiles para practicar deportes desafortunadamente es un mito que aún siguen difundiendo muchísimo
15 Historias sobre algunas reglas y prohibiciones demasiado locas impuestas por los padres
Casi todo el mundo tiene sus propios hábitos, y estos no cambian con la convivencia. Ya sea que se trate de cosas simples como poner el arroz sobre los frijoles o no hacerlo, o de algo más serio como los ideales de educación, todos tienen una opinión, y están seguros de que su forma de pensar es la mejor.
En Genial.guru recopilamos los relatos de algunos de nuestros seguidores sobre reglas familiares que nunca tuvieron sentido. ¡Buena lectura!
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Siempre hemos sido pobres pero muy libres. Vivíamos en un lugar alejado y desierto, no había nada allí. Imagínate eso hace 70 años. Recuerdo que mi abuela (Nona) decía que pintarse la uñas y usar labial era “cosa del diablo”. Como no tenía con qué hacer eso, tomé a escondidas el tallo de una flor de jazmín, y cuando se secó (porque era casi rojo), unté mis labios y me pinté las uñas con él. ©️Odila Fardin Bortoluzzi / Facebook
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Mi madre no nos dejaba ni a mis hermanas ni a mí hacer educación física porque “éramos muy frágiles”. Logró evitarlo hasta octavo grado, cuando la dirección de la escuela cambió. Finalmente me convertí en defensa de fútbol de salón. 😂 ©️Tatiana Castello Branco / Facebook
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En mi casa siempre existió la tradición de cenar a medianoche en Navidad y Año Nuevo, y NADIE podía comer antes. Además, debíamos permanecer despiertos hasta entonces. Así pues, mi madre me enviaba a dormir por la tarde para que pudiera estar despierta con todos. Pero simplemente no podía dormirme... así que, todos los años, ella me castigaba y yo me dormía llorando. Hoy odio esas festividades, siempre digo que me gustaría dormir desde el 23 de diciembre hasta el 2 de enero. ©️Katrin Meira / Facebook
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Mi padre no nos dejaba ni a mi hermano ni a mí ver caricaturas con personajes que tuvieran superpoderes. Entonces, cuando podíamos, encendíamos la televisión con el volumen muy bajito y estábamos atentos a que no nos viera... cuando se acercaba, cambiábamos de canal y fingíamos estar viendo otro programa, o simplemente apagábamos la televisión. ©️Cássia Costa / Facebook
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Nuestra madre era muy tranquila. La única regla rara era que nos hacía comer antes de ir a una fiesta. ©️Bruna Rafaela Costa / Facebook
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Cuando era adolescente e iba a fiestas de cumpleaños, mi padre me prohibía bailar. Siempre decía que no se podía danzar porque la abuela o la tía de la cumpleañera había muerto, y todos estaban de luto. ¡Bailaba hasta el cansancio, jajajaja! ©️Sandra Nunes / Facebook
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Mi padre era muy estricto. No dejaba que sus hijas salieran, y mucho menos que hablaran con ningún niño. Decía que lo haríamos cuando fuéramos adultas. A los 17, cuando comencé a trabajar y ya estaba en la universidad, escuché a mi padre susurrarle algo a mi madre. Preguntó si tenía algún problema porque no me conocían ningún novio. ¿Quién lo entiende? ©️Cynthia Caldeira / Facebook
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En casa, no sé si era una regla o no, pero los mayores (mi padre, mi madre, mi hermana y mi hermano) se llevaban las mejores partes del pollo. A mí siempre me tocaba el ala. Bueno, teníamos comida, así que no podía quejarme. Tenía entre 5 y 7 años. ©️Raquel Miers / Facebook
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En mi casa había una lavadora, pero mi madre no nos dejaba usarla. Somos tres hermanas, y teníamos que lavar toda nuestra ropa a mano. Y ¡ay de cualquiera que se quejara! ©️Cynthia Caldeira / Facebook
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Para mí estaba prohibido reír fuera de mi hogar, porque “quien ríe en la calle o en casa ajena parece retrasado”. Solo tuve ropa nueva cuando entré en la universidad, porque mi madre siempre me compraba prendas usadas. En mi país, la calificación máxima en la escuela es de 12. Mi mamá quería que hiciera tareas adicionales para obtener un 13, pero eso era simplemente imposible, así que siempre me castigaba por no haber estudiado lo suficiente. ©️Iryna Akhtyrska / Facebook
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Mis reglas eran: no usar maquillaje (ni bálsamo labial), no llevar pantalones (y mucho menos cortos), solo falda. No cortarse el pelo. No cantar. No escuchar música. No ver tele. No pintarse las uñas. Citas, solo con permiso y por poco tiempo. Cinco meses después, me casé. ¿Les extraña? ©️Luciana Santos / Facebook
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Mis padres me prohibían escuchar la banda Mamonas Asesinas porque sus canciones eran muy “estúpidas”. Todo el mundo la escuchaba, menos yo. ©️Pedro Lucas Oliva Braz / Facebook
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Me prohibían ver Rebelde y me acostaba puntualmente a las 9 de la noche, esto hasta los 18 años. Durante las semanas de exámenes, no veía televisión ni jugaba, y siempre tenía que sacar buenas notas. Solo se me permitió tener novio cuando cumplí 16 años, y me visitaba en la puerta de casa. Y recién a los 18 años pude ir a una fiesta. Según mi madre, estaba preparada para ser una mujer disciplinada, inteligente y educada, capaz de hacer la diferencia en el mundo. Tengo que decir que ahora, años después, agradezco a mis padres por haberme impuesto todas esas reglas, pues hasta las prohibiciones me hicieron una mejor persona. ©️Alyne Soares Parma / Facebook
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En casa había solo una cosa que me enojaba: me levantaba temprano para ir a la escuela, llegaba y organizaba mis cosas, y cuando eran aproximadamente las 17 horas sentía mucho sueño y quería irme a dormir, pero mi padre no me dejaba. Tenía tanto sueño que lloraba, y él me decía que tenía que socializar, no quedarme acostado. Pero ¡ay de mí si salía! También me regañaba, jajaja. Todavía no entiendo qué quería. ©️Ketley Ramyne / Facebook
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A mi hermano y a mí siempre nos castigaban cuando alguno de los dos hacía algo malo, sin importar quién fuera. Mi madre decía que no debíamos reírnos uno del otro. Bueno, eso sucedió en la década de los 60... ©️Beth Garcia / Facebook
¿Qué piensas de estas historias? ¿Has pasado por alguna situación similar? No dudes en compartir tus experiencias en los comentarios.