18 Historias sinceras que revelan que el amor tiene mil facetas

El amor es lo que nos mantiene a flote en los momentos más difíciles. Puede adoptar muchas formas y disfrazarse de mil maneras. Algunas veces, un enorme ramo de rosas rojas puede decir mucho de él, pero también un enfadado grito del tipo "¡Ponte un gorro!". Y, a pesar de que a veces no entendemos a nuestros seres queridos, e incluso, en ocasiones discutimos acaloradamente con esos sujetos, sabemos que nos protegerán en cualquier momento. Y nosotros, a ellos.

Genial.guru recopiló historias comentadas en las redes sociales que no guardan similitud alguna la una con la otra, pero que revelan el bien más preciado del ser humano: el amor de verdad.

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Tuve una discusión muy fuerte con mi esposo. Enfadada le solté lo siguiente: "¡Entonces, vete!". A lo que él respondió: "¡Me voy!". Empezó a recoger sus pertenencias, pero su pantalón, justo en ese momento, estaba en la lavadora. Se vistió, se sentó a esperar con un gorro, un abrigo y los calzoncillos puestos. Yo le mencioné: "Debe estar mojado". Él: "¿Y a ti qué te importa?". Y en ese momento, me entró un ataque de risa por su aspecto, me puse a reír a carcajadas llorando a viva voz, y él también sucumbió a ese comportamiento. Así fue nuestra reconciliación.

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Mi novio trabaja como animador: entretiene a los niños disfrazado de oso. Y su traje es igual a mi osito de peluche de la infancia. Cuando me siento mal y necesito hablar, mi amado se pone ese disfraz, yo me siento en sus rodillas y empiezo a contarle todo, mientras que él me escucha. Media hora desahogándome y me siento como si volviera a nacer. Lo llamamos "La terapia del oso".

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Una vez, iba en el autobús. Miré por casualidad al techo, en donde se reflejaba el sol con mi teléfono, y lo vi. Al lado había otro. Empecé a moverlo por todo el transporte, mientras que el otro comenzó a ir detrás persiguiendo al mío. Cuando nos acercábamos a mi parada, me puse delante de la puerta. Y de repente, alguien me abrazó por detrás y me dijo: "¡Te tengo!". Así fue cómo conocí a mi esposo.

Mi papá le propuso matrimonio a mi mamá en un momento muy interesante. Ya llevaban un tiempo saliendo, y él le enseñaba a conducir el automóvil. Pero algo salió mal y le preguntó si se casaría con él, en el vehículo, mientras se hundía lentamente hasta el fondo del río de nuestra ciudad... Afortunadamente, el lugar era poco profundo, y pudieron salir nadando a la superficie. Un mes más tarde se casaron. Por si se lo preguntaban, ella aprendió a manejar.

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Después del trabajo, decidí comenzar a limpiar la casa antes de que mi esposo llegara de un viaje de negocios, pero tan pronto como me senté en el sofá con un trapo en las manos, me quedé dormida. Me desperté muy tarde, ya en la noche. La casa estaba limpia, la cena preparada, y mi marido, durmiendo. En la mesa, mi hija de 14 años había dejado una nota: "Hice todos los quehaceres domésticos, serví la comida a papá y lo acosté. Me voy a casa de Elena, volveré una hora más tarde de lo habitual. Y punto. Me lo he ganado". Pues sí, se lo había ganado.

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Me enamoré de un profesor. Locamente, asistía a todas sus clases y tutorías, hacía todas las tareas y, constantemente, le hacía preguntas. Finalmente, no me casé con él, pero me convertí en una especialista en la materia y conseguí un buen trabajo.

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Me escondí debajo de la cama mientras mi chica estaba en la ducha. Cuando ella salió, vio que no había nadie en la habitación, corrió al armario y se escondió para asustarme. Somos una pareja ideal.

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Una vez, le dije a mi hijo que toda la vida había soñado con ir a Disneyland, y le puse un video en YouTube. Hoy, en el día de mi cumpleaños número 30, mi marido y mi niño (7 años) me regalaron los boletos para ir allí. Él recordó lo que dije entonces, se lo contó a su papá, y mi esposo comenzó a ahorrar en secreto para hacer realidad mi sueño. Dentro de una semana, vamos a Francia. Me siento muy feliz.

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Mi esposo se llama Francisco. Trabaja en una empresa grande, y a menudo, llega a casa enojado y muy estresado. Para aliviar su estado, lo acuesto en la cama, le llevo un helado y le narro cuentos de hadas que invento yo misma sobre la marcha: sobre un superhéroe llamado SuperPaco, que castigó cruelmente, pero con justicia, a los villanos. Cuando él se enfada porque el error fue suyo, la historia versa sobre Paquitonto que, por supuesto, acaba solucionándolo todo. Siempre se duerme con una sonrisa.

Mi padre es militar. En casa peleamos, a veces, en broma, pero él nunca me abrazó, ni me consoló. En general, no mostraba su amor paternal bajo ningún concepto. Me sentía triste por ello. Recientemente, mi chico me dejó. Al entrar en mi hogar, mi padre gritó desde la cocina: "¿Por qué volviste tan rápido?". Respondí, con voz temblorosa: "Ya tuve suficiente". Él salió al pasillo, mientras yo sollozaba. Y, de repente, sucedió algo que había esperado durante mucho tiempo: mi papá me abrazó y me dijo que yo era la mejor hija del mundo, que me quería mucho y que ningún hombre es digno de mis lágrimas. Ahora puedo decir que fue la mejor ruptura en mi vida.

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Hace 16 años, cuando un niño y yo teníamos 6, jugamos a que éramos los protagonistas de una "boda". Hoy nos vamos a casar de verdad.

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Le conté a mi chico cómo, en un verano, conseguí pelearme con un pingüino en el parque zoológico, y él, al reírse, se puso sobre una rodilla y me propuso matrimonio con una dona, pronunciando las siguientes palabras: "¿Quieres vivir hasta el final de nuestras vidas, haciendo todas esas tonterías juntos?".

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Mis padres, cuando eran jóvenes, no tenían dinero. Por eso, solo firmaron su unión matrimonial en la oficina del Registro Civil, y siempre se lamentaron por no haber tenido una boda. Pronto, les espera una sorpresa: este otoño, organicé para mis padres una verdadera ceremonia matrimonial.

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Para sorprenderme, mi pareja aprendió a hacer panqueques girándolos en el aire. Me di cuenta de que esa destreza no la había adquirido con facilidad, lo sé por las machas grasientas que se divisan en el techo.

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Mi amiga siempre ha sido increíblemente hermosa. Ella se cuidaba a sí misma como si fuera una estrella de Hollywood, alegando que "el mundo interior es solo interesante para un médico forense". Al final, sucedió así. Lleva casada tres felices años con uno de ellos.

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Mi esposo tiene una gran panza. Él se cuida de no discutir conmigo. De lo contrario, nadie podrá atarle los cordones de sus zapatos.

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Soy un hombre muy masculino: barba, moto, amor por heavy-metal, y una amplia experiencia de vida, donde nadé en un mar de alcohol, toqué el bajo en varios grupos musicales, e hice otras muchas cosas que la sociedad no acepta. Recientemente, comencé a sentirme muy atraído por el hogar y la familia. Me aficioné a cocinar. Especialmente, delicias al horno, magdalenas y todo eso. Es difícil transmitir la gama de sentimientos que me invade cuando mis hijos, de 4 y 2 años, comen lo que acabo de preparar, y luego me abrazan y dicen que estaba delicioso.

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Tengo 25 años, llevo mucho tiempo viviendo sola de forma independiente en otro país, donde trabajo y estudio. Pero cada vez que llamo a mi mamá, me responde con la frase: "¿Sí, chiquitina?". Y todos los problemas, preocupaciones, estrés y demás, se van bien lejos, mientras me invade una ola de ternura y calidez única.