19 Momentos ilustrados que demuestran que la felicidad está en lo cotidiano

Pareja
hace 2 horas

A veces pensamos que la felicidad tiene que ser algo grande: mudarse a París, recibir una herencia millonaria o, al menos, irse de vacaciones a las Maldivas. Pero basta con columpiarse como cuando éramos niños o abrazar a esa persona que tanto extrañábamos para darnos cuenta de que la verdadera felicidad puede encontrarse en cualquier día. Estos cómics nos recuerdan que la alegría se esconde en los momentos más simples. Lo importante es no dejar que se nos escapen.

¿Alguna vez te han regalado flores sin razón aparente? A mí sí, ¡y es genial! Un amigo mío siempre trae un ramo del pueblo y se lo entrega a la primera persona que se encuentra.

A veces nos enfocamos tanto en nuestras carreras que terminamos olvidándonos de nosotros mismos y de nuestras familias. Pero la vida siempre encuentra la forma de darnos una pausa para relajarnos y disfrutar de la felicidad.

A veces, los momentos que queremos guardar en la memoria como los más inolvidables ocurren sin estar planeados. ¡Y eso es justamente lo que los hace aún más especiales!

En ocasiones, pasamos mucho tiempo haciendo cosas que ni siquiera nos interesan. Pero cuando por fin encontramos lo que realmente nos gusta, entendemos lo maravilloso que es dedicarse a lo que uno ama.

De vez en cuando, todos necesitamos consentir a nuestro niño interior. Porque si no lo hacemos nosotros, ¿entonces quién?

La comida, por sí sola, no es un lujo ni una alegría, ¡pero si se trata de una sandía bien madura en pleno calor del verano, entonces que sean dos, por favor!

Un puesto importante no hace feliz a nadie por sí solo. Pero uno puede escucharse, dejar de tolerar malos tratos y empezar de cero. Y no tiene nada de malo.

Para nuestros padres, abuelos y abuelas, siempre seremos esos pequeñitos a los que quieren ver felices. ¿Tú tienes un conejito que te manda dulces? ¡Yo sí!

Para los padres primerizos, cada etapa en el crecimiento de su bebé es motivo de alegría. ¡Y ni hablar de la ternura que sienten al escuchar esos primeros balbuceos!

Casi todos, al llegar a los 40, ya hemos pasado por algún susto en el consultorio médico. ¡Y qué gran alivio se siente cuando todo sale mejor de lo que pensábamos!

El mejor cumplido es ese que llega cuando menos lo esperas. Digan lo que digan, siempre alegra que te digan que luces joven y fresco.

De vez en cuando, regresar a la infancia le hace bien a cualquiera. Al fin y al cabo, esa era la época en la que sabíamos encontrar la felicidad en las cosas más simples.

Ver cómo una pequeña “calabacita con ojos” empieza a parecerse cada vez más a una personita y va aprendiendo cosas nuevas, es una fiesta para el corazón. Los padres entenderán.

Existe un placer especial en terminar mil pendientes y luego sentarse en un rincón acogedor a disfrutar los frutos del esfuerzo bajo la luz del atardecer.

A veces, para sentirnos felices, basta con un simple “gracias” de corazón. Y si hay personas que no saben valorar lo que hacemos por ellas, quizá sea momento de buscar otras que sí lo hagan.

A veces basta con abrazar a un ser querido, ¡y el corazón se llena de alegría! ¡Y ni hablar del cariño inmenso que nos dan nuestras abuelas!

Ser adulto no es solo cargar con un mar de responsabilidades, también es tener la libertad de hacer lo que uno desea. De niño, ¿quién no soñó con tener muchas mascotas en casa? ¡Y los sueños se hacen realidad!

También es hermoso cuando alguien se preocupa por ti tomando en cuenta tus gustos y preferencias. Por ejemplo, mi suegra me hornea pasteles de chocolate porque sabe que me encantan.

Convertirse en mamá, ni siquiera nos impide seguir siendo niñas de corazón. Y mientras los peques juegan en su arenero, ¡una puede aprovechar para subirse a los columpios como cuando era joven!

Y si te gustan los cómics que llegan al corazón, aquí tienes otros: sobre cómo el verano siempre llega de forma inesperada.

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