19 Personas cuyos amigos y familiares hacen pensar que es mejor tener enemigos

Historias
hace 1 año

Los hermanos, primos y amigos pueden llegar a ser bastante invasivos a la hora de convivir, relacionarse o, incluso, compartir cosas. Y es que de tantos momentos juntos, pasa que ya hasta aplican la frase de “lo tuyo es mío” a la hora de tomar algo que te pertenece. Es por eso que recopilamos los testimonios de distintas personas que son el claro ejemplo de que no necesitas enemigos para pasar un mal rato.

¿Cómo reaccionarías si te pasa algo similar? ¿Qué harías para explicarle a tu familiar lo que te molestó y ver cómo solucionarlo de la mejor manera?

  • Me enteré de que mi hermana usaba mi ropa cuando mi cuñado me enseñó las fotos de cuando eran enamorados... ¡qué lindos! © Patty Ambrosio / Facebook
  • Hace muchos años descubrí que mi hermana usaba mi ropa viendo un VHS donde ella había ido a un karaoke © Gabriela González / Facebook
  • En la pandemia me fui a vivir con una chava a la cual consideraba mejor amiga, y pues todo me agarraba... Incluso llegó a estrenar ropa que tenía etiqueta y todo. Salía de bañarme y de repente la veía con mi ropa y accesorios y la gota que derramó el vaso fue que un día se puso un brasier mío y cuando le pedí que me lo diera, me juró que era suyo hasta que terminó aceptando: “bueno, sí te lo agarré”. Me apestó varias prendas con olor a axila y cuando me fui de su casa me di cuenta de todo lo que me robó. © Karla Rodríguez Quintero / Facebook
  • Me pasó con un suéter, un familiar lo tomó, por decirlo así, cuando lavé y tendí la ropa. Nunca lo volví a ver hasta que en una fiesta se lo vi puesto. No sé cómo pueden andar así sin vergüenza. © Karla Domínguez / Facebook
  • Encontré mi pantalón carísimo, por cierto, mi hermana juraba que lo tenía ella, pues obvio lo traía puesto su amiga. Solo de recordarlo, me da un entripado. Ya saben, las hermanas menores se caracterizan por agarrar las cosas que no son suyas. Éramos de la misma talla y siempre se me perdían mis cosas. En esa ocasión me di cuenta de que no tenía ese pantalón, porque era mi favorito, y juró que no, que ella no lo tenía. Total, como sí revisé sus cosas y efectivamente no lo tenía, no tuve cómo comprobar lo contrario. Así pasó como dos meses y, un día, ya era tarde y como no llegaba la salimos a buscar a casas de sus amigas. Toqué la puerta y abre la amiga. Y ya se imaginan mi cara de ’wadafak’, dije: ’es mi pantalón’. Pero la saludé y le pregunté si no había visto a mi hermana y me dijo que no, desde la salida de la escuela. ’Ok. Por cierto, ¿ese pantalón quién te lo dio?’. Me dijo: ’Es de tu hermana’. Le dije: ’Quítatelo y dámelo. Es mío, no es de ella, ¿verdad mamá?’. Y pues obvio, sí, me dijo. Así descubrí todo lo que desaparecía, ya sabía dónde terminaban, qué horror. No se vale. © Sandriiuxx Lo-pez / Facebook
  • A mí se me perdían diversos objetos y comida, cuando le preguntaba a mi hermana, que en ese tiempo tenía acceso a mi casa, me decía que no sabía a qué objeto me refería. En una ocasión, viendo fotos que nos tomamos en la suya, salió una taza que andaba perdida. Hubo muchas cosas más, hasta que decidí que ella ni nadie debía tener llave de mi casa. Qué triste que algunos parientes solo estén cerca para sacarte provecho © Zaida Scarpulli / Facebook
  • Me pasa con mis hijas, cada vez mi ropero más vacío y sus cajones más abultados. © Marcia Soledad Gutierrez Astudillo / Facebook
  • Mi hermano me pidió prestada una consola, pasó el tiempo y me invitaron a cantar. Cuando conecté me di cuenta de que se parecía a la mía, y el dueño de ella me dijo, “oh, mira, esta consola me la vendió tu hermano”. © Rocio Alvarez Vazquez / Facebook
  • Mi hermana me llevó un regalo de navidad, cosa que nunca hace. Cuando lo abrí, el regalo era mi cárdigan perdido, lo perdí en un funeral, no supe dónde lo dejé y mi hermana lo tenía. Ella no sabía que era mío y que mucho tiempo pregunté si alguien lo había mirado. © Laura Muñoz Muñoz / Facebook
  • Yo no presté nada. ¡Pero vi una conocida con la enagua de mi hija, misma que le robaron de mi casa! Me quedé mirando la enagua, incomodado, pero no, ella fresca. © Patry Elizondo M / Facebook
  • A mí me pasó lo peor. Me topé en la calle con la señora que hacía la limpieza con muchas prendas mías faltantes. Y lo peor, accesorios de oro. © Isabel Laura / Facebook
  • Me regalaron un abrigo y el dueño me vio por Facebook en una foto. Me escribió que era suyo. Rápidamente, le escribo a quien me lo regaló y más rápido lo vino a buscar, dijo que hace tiempo lo buscaba. Ay, Santa Cachucha, lo tuve que devolver. © Aida Ortiz / Facebook
  • Encontré mi bufanda perdida... la encontré en el cuello de la dueña de la casa, donde la olvidé... © Belén Logroño / Facebook
  • Mi hermana secuestró todas mis fotos de la infancia y mis primeras que capté con mi camarita blanco y negro; eso no lo ve Dios con buenos ojos. © Mario Alvarez / Facebook
  • Encontré mis lentes de sol, cuando los vi en las historias de Facebook de mi hermana. ¡Suele pasar! © Silvia Saum / Facebook

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