19 Veces en que lo más inesperado animó un día normal de oficina

Historias
hace 4 horas

Los días laborales son una mezcla entre Juego de Tronos, FriendsThe Office, pero sin presupuesto para efectos especiales y con personajes aún más raros. Hay reyes y reinas del chisme, “caballeros” que salvan proyectos en el último minuto y figuras cómicas que siempre pierden el material de oficina. ¡Y, por supuesto, el villano principal es el lunes!

  • Trabajo en una oficina. Un día se me ocurrió que sería divertido pegarle ojitos de juguete al escritorio de un colega. Todos se rieron y unas semanas después, encontré esos mismos ojos por todas mis cosas. Al final, se convirtió en una competencia para ver quién lograba ponerlos en los lugares más graciosos. Fue muy divertido.
    Hasta que otro departamento se enteró y se unió al juego. Un mes después, esos malditos ojitos estaban por todos lados: en las fuentes de agua, los relojes, las máquinas expendedoras, los botes de basura y ¡hasta en los baños! Los del aseo empezaron a quejarse porque no podían con tanto desorden. Los clientes quedaban en shock por nuestra falta de profesionalismo.
    Los jefes tuvieron que reunirnos a todos y pedirnos que dejáramos de poner ojitos por ahí.
    Y como todo esto lo empecé yo, cada vez que aparecía uno nuevo, mi jefe me lanzaba una mirada diciendo: “Sé que fuiste tú”. © Jaydeeem89 / Reddit
  • Estaba entrevistando a un candidato. Tenía un dolor de cabeza horrible, pero intentaba no demostrarlo. El chico estaba súper nervioso: tartamudeaba, se trababa, no me miraba a los ojos. Yo pensaba: “¡Qué tipo tan inseguro!”. Después regresé a mi oficina, me miré en el espejo... y casi me da un infarto. Resulta que durante toda la entrevista se me veía la tira del top y parte del encaje del bra por debajo del saco. ¡Así me vio todo el tiempo! Entonces entendí por qué estaba tan incómodo, pero ya era demasiado tarde...© Historias laborales / VK
  • Entré a trabajar en una nueva empresa. Pero oculté algo: ya estaba en el tercer mes de embarazo. Trabajé una semana con la culpa encima, hasta que ya no aguanté más. Me armé de valor y le conté todo a mi jefa. Y su reacción me dejó boquiabierta: me escuchó con calma, no me reprochó nada, ni me despidió. Me dijo que podía seguir trabajando tranquila hasta el inicio de la licencia por maternidad. Y justo antes de irme, ¡me dio un bono! Uno que normalmente solo entregan a fin de año. Ese gesto me marcó. Me di cuenta de que no solo era una buena jefa, sino una persona con un gran corazón. Ya llevo cuatro años en la empresa. Ahora no solo somos colegas, vamos juntas de compras, tomamos café, hablamos de todo. Y cada vez que estoy con ella, pienso en lo afortunada que fui de encontrar a alguien así. © No todos entenderán / VK
  • Entré a trabajar el 17 de diciembre. Y de inmediato vienen los colegas de contabilidad:
    — Tienes que cerrar todos los pendientes antes de Año Nuevo.
    Yo, con cara de: “¿Perdón? ¿Qué pendientes?”.
    Resulta que la chica que trabajaba antes dejó un desastre: cuentas por cobrar vencidas por 10 millones, pedidos mal hechos, precios equivocados, documentos sin firmas ni sellos... Todo eso de meses pasados, ya cerrados. Un caos total. Me explicaron que mi antecesora se la pasó todo el año diciendo “sí, ya lo hago”... y se fue sin hacer nada.
    Me prometieron un bono si lograba arreglar todo.
    Así que durante dos semanas me quedé en la oficina hasta noche, todos los días, además de hacer mi trabajo normal. Y sí, ¡lo terminé todo!
    ¿Y la recompensa?
    — ¡Muy bien hecho! Pero... no hay dinero para darte bono. © hmyr4a / YouTube

Incluso un trabajo de oficina de lunes a viernes puede traer momentos inesperados y divertidos. ¿Y qué decir de quienes hacen turnos nocturnos o se van a trabajar por temporadas lejos de casa?
Léelo en nuestro siguiente artículo:

Ten en cuenta: este artículo se actualizó en abril de 2025 para corregir el material de respaldo y las inexactitudes fácticas.

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