24 Historias adorables de abuelas que convirtieron su casa en un museo de cosas “útiles”

En un mundo que nunca se detiene, desconectar es un verdadero lujo. Entre el trabajo, la rutina y el ajetreo del día a día, encontrar un lugar donde solo se escuche el viento, las olas o el canto de los pájaros es casi un tesoro. Si buscas un detox digital, las playas sin turistas, montañas donde el tiempo se ralentiza o islas donde la vida sigue otro ritmo son ideales. Aquí te mostramos 20 destinos perfectos para desaparecer del mapa y recargar energías. ¡Y tienen datos inusuales!
Tristán da Cunha es la isla habitada más remota del planeta, aquí la vida avanza a otro ritmo. Se encuentra en medio del océano Atlántico y está rodeada de acantilados y un océano infinito. Es el lugar ideal para desconectarse del mundo moderno y sumergirse en la tranquilidad absoluta.
Holbox es una isla paradisiaca cerca de Cancún donde las calles son de arena, no hay autos, casi no hay electricidad y el mar brilla por la noche gracias al fenómeno de la bioluminiscencia. Caminar descalzo bajo un cielo estrellado y nadar en aguas que parecen llenas de magia es una experiencia única.
Cabo Polonio es un destino ideal para la desconexión total: sin autos, sin electricidad y sin señal de celular, este pueblo costero es un refugio para quienes buscan volver a lo simple. Rodeado de dunas y mar, aquí las noches se iluminan solo con la luna y las estrellas.
Despertar en un bungalow sobre aguas turquesas, con el sonido de las olas y sin preocupaciones, es un privilegio que muchos asocian con las Maldivas. En este rincón del océano Índico, la tecnología se olvida fácilmente mientras se disfruta de relajantes paseos en kayak o admirando atardeceres desde una hamaca.
La naturaleza sigue intacta en esta zona del Atlántico Norte. Estas islas son un espectáculo de naturaleza pura: cascadas que caen al mar, acantilados dramáticos y pueblos pequeños con techos de pasto. Un destino perfecto para perderse entre la niebla y el viento.
Entre aguas sagradas y montañas andinas, se encuentran islas realmente interesantes: las islas flotantes de Uros están hechas a mano por sus pobladores con plantas del mismo lago; la isla privada Suasi ofrece un entorno natural para descansar y relajarse; mientras que Amantaní ofrece desconexión total, pues no tiene hoteles ni infraestructura moderna, los hoteles son las casas de los pobladores. Aquí el tiempo parece detenerse mientras se explora sus paisajes místicos o descansa en una hamaca con vista al lago.
Este rincón del Pacífico, a 3700 km de cualquier trozo de tierra firme, es hogar de los moáis, misteriosas y gigantes estatuas de piedra que observan el horizonte. Caminar entre ellos al amanecer es una experiencia inolvidable.
El desierto del Sahara es el desierto cálido más grande del mundo. En este inmenso océano de arena, la única compañía son las dunas, el viento y las estrellas. Dormir en una tienda de campaña o hacer glamping bajo el cielo estrellado más puro del mundo es una de las formas más auténticas de desconectar.
La Tundra de Siberia es una ecorregión al norte de Rusia y uno de los lugares más fríos y remotos del planeta, donde el paisaje helado se extiende hasta el infinito. Aquí, el silencio es absoluto, y no hay nada mejor que calentarse con un buen chocolate caliente en una cabaña perdida en la nieve. Pero también hay actividades más emocionantes como paseos en trineos jalados por perros siberianos y carreras de trineos de reno.
El Salar de Uyuni se ubica al suroeste de Bolivia, cerca a las fronteras con Chile y Argentina. Este inmenso desierto de sal, el más grande del mundo, parece un espejo infinito cuando llueve, perfecto para sentirte fuera de este mundo. Hospedarse en el primer hotel de sal del mundo y caminar aquí se siente como flotar en el cielo, rodeado solo de horizonte y silencio.
Lejos del ruido, aquí solo hay montañas majestuosas, hermosos glaciares y cielos infinitos. En El Calafate, el silencio solo se rompe por el crujir del Glaciar Perito Moreno. Mientras que en Ushuaia y Tierra del Fuego, el Tren del Fin del Mundo avanza lento entre bosques nevados, perfecto para desconectarse y dejarse llevar por el paisaje.
En estos bosques densos, existen castillos, y pequeños y pintorescos pueblos que parecen salidos de un cuento de hadas. La selva negra se ubica en el sudoeste de Alemania. Aquí, los caminos de tierra, los sonidos de la naturaleza y su inigualable gastronomía reemplazan cualquier distracción digital. ¿Sabías que la famosa torta o pastel selva negra tiene su origen en esta zona?
Respirar aire puro no tiene precio. La Amazonía es conocida como el pulmón del mundo, pues es la selva más grande y biodiversa del mundo, y se ubica principalmente entre Perú y Brasil. Los ríos, la fauna y la vegetación forman un equilibrio perfecto donde relajarse está dado. Dormir en una cabaña flotante sobre el río Amazonas o en la copa de los árboles en medio de selva y con animales exóticos como vecinos, es una experiencia inolvidable.
Este bosque de cedros milenarios cubiertos de musgo crean un paisaje místico, digno de una película de fantasía. De hecho, inspiró la famosa película La Princesa Mononoke. Aquí, los ciervos y monos caminan con libertad, hay hermosas cascadas, y además, la niebla y el sonido del agua sumergen, a quien está de visita, en una tranquilidad absoluta.
Paz total... sobre un supervolcán dormido. El Parque Nacional de Yellowstone, ubicado en Wyoming, Montana e Idaho, es un paraíso de géiseres, aguas termales y naturaleza salvaje. El supervolcán dormido añade un toque de emoción a la desconexión.
Este lago de aguas cristalinas rodeado de montañas nevadas en la India es el destino ideal para quien busque un paisaje único. Su reflejo cambia de color a lo largo del día, o durante temporadas, creando un espectáculo visual que hipnotiza.
Quien visita el Gran Cañón queda boquiabierto ante su inmensidad, silencio y majestuosidad. Un lugar donde las palabras sobran y la mente se vacía ante la magnitud de la naturaleza. Acampar en medio de la nada, observar las estrellas de noche o simplemente admirarlo por horas son experiencias imperdibles que nunca aburren.
Estos destinos nos demuestran que no necesitamos señales ni notificaciones para disfrutar y descansar. Después de conocer estos rincones, ¿cuál te gustaría conocer?, ¿te animarías a desconectarte por completo unos días?