20+ Diálogos con niños que serán difíciles de olvidar

hace 4 años

Los niños son las flores de la vida, pero a veces estas florecitas dicen y hacen cosas a las que no sabemos cómo reaccionar. Hay de todo, desde cosas triviales hasta historias casi detectivescas. Internet es simplemente un almacén de todo tipo de relatos similares, y nosotros hemos recopilado los mejores en este artículo.

Genial.guru se ha puesto de buen humor tras leer estas historias y tenemos prisa por compartirlas contigo. Al final del artículo, como bono, te mostraremos cómo se ve el optimismo. Si tienes historias similares, compártelas en los comentarios. ¡Las leeremos con gusto!

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La semana pasada, estaba paseando con mi sobrina (de 4 años). En el patio de juegos, conoció a un niño de su edad. Ellos jugaron juntos, hablaron y rieron. En cuanto llegamos a casa, ella dijo lo siguiente:

— ¡Gracias a Dios, he encontrado un hombre!

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Estaba con mi hija en la estación de ferrocarriles, esperábamos nuestro tren. Ella tenía 6 años. Al lado de nosotros había un cura aburrido. El clásico padrecito: 2 metros de altura, 3 metros de circunferencia, barba gris hasta el pecho y una gran cruz en el cuello. Mi hija miró cuidadosamente algo que nunca antes había visto. Dio un par de vueltas, se rascó la cabeza. El cura miró está acción con una gran calma. Después, mi hija se acercó y me preguntó: — ¡Papá! ¿Por qué Santa Claus está vestido de blanco? ¿Acaso pronto hará su primera comunión? El cura y yo nos morimos de risa y nos carcajeamos hasta que llegó el tren. Después, él le compró a mi hija un chocolate y la bendijo.

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— ¿Mamita, cuáles son tus flores favoritas?
— Me gustan las azucenas, y también las gerberas son muy hermosas.
— Muéstrame cómo se ven.
Busqué la foto y mi hijo continuó:
— Cuando estés en el panteón, yo te voy a llevar esas flores.
Me quedé sin palabras por un minuto. Una inesperada demuestra de afecto.

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Mi hija (de 6 años) estaba comiendo sopa. Le ofrecí cebolla y ajo para su sopa.
— No quiero.
— Con la cebolla y el ajo mueren muchas bacterias y virus.
— Sería mejor que murieran con el chocolate.

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Regresé con mi abuela de la casa de campo y pasamos a dejar algo. En el umbral de la puerta apareció Sofía (de 4 años). Mi abuela le preguntó:

— ¿Sofía, estás sola en casa? ¿En dónde está tu papá?
La niña movió la cabeza hacia el dormitorio:
— Ahí está, intentando dormirme.

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Le estaba leyendo un cuento a mi hijo por la noche:

— El príncipe, al ver a Cenicienta en el baile, no pudo quitarle el ojo de encima en toda la noche...
Y él me preguntó:
— ¿Papá, para qué el príncipe quería el ojo de Cenicienta?

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El niño tenía 6 años. Su papá le dijo:
— No te metas al charco, te mojarás los pies. Ve siempre a tu alrededor o un automóvil te puede atropellar. No trepes la cerca, te puedes caer. No brinques de la mesa, te puedes romper un pie.
El niño pensativo:
—¡Papá, eres un miedoso!

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Mi hijo trajo del jardín de niños un carrito de alguien más. Le pregunté:
— ¿De dónde sacaste este carrito?
— Ah... Alberto y yo cambiamos...
— Alberto te dio el carrito, ¿y tú qué le diste?
Al pensar, respondió:
— Yo le di una patada.

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Estábamos comiendo y, al mismo tiempo, mi hija hacía travesuras.
— ¡María! ¡Ya basta! Te estás comportando de manera horrible en la mesa. Ahora que lleguen tus abuelos, les diré en la mala persona que te has convertido.
— ¡Noooo! ¡Mamá, no les digas! ¡Quiero que sea una sorpresa!

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Lorena (4 años) me preguntó:
— ¿Has encontrado trabajo?
— No, no he encontrado.
— Seguro no lo haces de la manera correcta. Ahora te digo cómo se hace. Tú me llevas al jardín de niños y la mamá de Katia la lleva a ella, después, su mamá se va al trabajo, tú te vas detrás de ella, ¡y ella te llevará a donde hay trabajo!

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Sonia (3 años, 11 meses) estaba leyendo lecciones sobre anatomía:
— Todos tienen columna vertebral. Además, las personas tienen vista. No sé qué sea esto exactamente, pero según yo, está en la cabeza. Se compone de puntos, por eso todos dicen: punto de vista. Todos esos puntos son diferentes. Hay quien tiene grandes y hay quien tiene pequeños. ¡Estoy segura de que yo tengo punto de vista! ¡Uno grande y bueno! ¡Además, las personas tienen corazón! Los gatos también, posiblemente, lo tienen, pero no creo que sea obligatorio. ¡Pero una persona necesariamente necesita corazón!

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Mi hijo me habló para comer papilla juntos. Yo lo rechacé y le dije que quería adelgazar para ser hermosa. Él, con sincero asombro, me dice:
— Mamá para ser hermosa, no tienes que adelgazar, sino usar joyas.
P.D. ¡En mi grupo de amigas, esta frase se convirtió en nuestro lema!

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Mi amiga y su hijo de 5 años visitaban a mi papá frecuentemente para platicar. El esposo de mi amiga trabajaba en otra ciudad y los visitaba los fines de semana. Un día, el niño le contó alegremente a su papá:
— ¡Mamá y yo fuimos a visitar a papá!
Después de largas preguntas en voz alta y con amenazas de quitarse el cinturón, el niño, con lágrimas en los ojos, respondió:
— ¡Al papá de María!

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Valeria (12 años) y María (6 años) se pelean constantemente. Al ver programas sobre “niñeras mágicas”, comencé a aplicar unos consejos que escuché. Les dije:
— Desde hoy, ustedes chicas se tratarán de “usted”.
La grande no hizo caso. La pequeña con mucho asombro me dijo:
— Y cómo le tendré que decir: “¿Valeria usted es una tonta?”.

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Fuimos a la tienda y estacionamos el auto bajo un árbol. Mientras caminábamos, una parvada de pájaros voló y defecaron sobre el techo. Tuvimos que llevar el auto al autolavado y limpiarlo por completo. Después de lavarlo, mi hijo vio el carro y dijo:
—¡Los pajaritos vieron el carro y dijeron: hagamos del baño sobre él, hagamos del baño sobre él y todo fue en vano!

***

Esposo:
— Hablemos con Antonio para que coma un poco más de escamoles. Prometámosle ver más caricaturas.
— ¿Antonio, quieres ver las caricaturas 15 minutos más?
Levantó la mirada:
—¿Qué tengo que comer para eso?

***

— ¡Papá, no te vayas! — mi hija, casi llorando. — No te vayas...
— Luisa, tengo que ir al trabajo, — le respondí con dureza.
— ¿Puedo ir contigo? — sujetándome de las rodillas.
— ¿A dónde?
— ¡Al trabajo, papá!
— ¿Y tú qué vas a hacer ahí? — sorprendido, quitándome a mi hija de encima. Ese es mi trabajo.
— ¡Yo también voy a trabajar! Luisa gritó con entusiasmo.
— ¿De qué vas a trabajar? — yo confuso.
— Yo voy a trabajar... — Luisa bajó la mirada al suelo. — Trabajar... de la felicidad de papá...

***

Me estaba maquillando antes de un evento social. Me puse sombras, rímel y labial. Mi hijo:
— ¿Mamá, para qué pintas tu cara?
— Para ser muy, muy guapa, mi vida.
— Eso no te ayudará...

***

Estaba jugando con Nadia en la bañera. Yo soy una princesa, ella es una sirena. Ella planea casarse con un príncipe... Yo: —Bueno yo soy una princesa, entonces yo me debo casar con un príncipe.
Nadia:
— ¡¿Y entonces, según tú, yo me tengo que casar con un buzo?!

***

En una tienda, mi hijo de 6 años y yo vimos cómo una niña de 7 años se puso histérica y comenzó a golpear al suelo: “¡Cómpramelo, cómpramelo, cómpramelo!”. Mi hijo me preguntó:
— ¿Mamá, ella es tonta?
Yo le respondí:
— Sí, hijo.
La mamá de la niña me gritó: “¡Tú eres la tonta!”. Y mi hijo me dijo, “Ahora me queda claro eso de la herencia, mamá”.

***

Celebrando el año nuevo. Toda la familia estaba en la mesa escuchando el discurso del presidente... Manuel (3 años y medio) se harta de una pausa aburrida, camina alrededor de la mesa y con una expresión de cara de un actor que interpretaría a Hamlet, nos dice:
— ¡Amigos! ¿Haremos el amor?
No sé de dónde sacó esta frase... Pero mi hermana y yo estábamos riendo a carcajadas, mamá intentaba calmarnos, papá se puso rojo, mis demás parientes estaban llorando de risa...
El niño no entendió lo que proponía.

Bono: así se ve el optimismo

¿Has tenido conversaciones similares con tus hijos, sobrinos o algún pequeñín conocido?

Imagen de portada tuktuk5999 / twitter

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