15 Historias donde un tercero en discordia casi arruina una relación

Los científicos han desmitificado hace mucho tiempo que usamos solo el 10% de nuestro cerebro. De hecho, incluso cuando se realizan tareas elementales, está involucrada más de la mitad. En este caso, el cerebro usa una quinta parte de toda nuestra energía. No es de extrañar que, en el proceso de análisis de datos, idee varios trucos para recopilar información importante y basándose en ella tomar una decisión lo antes posible. Pero esta decisión no siempre es la mejor.
En Genial.guru, hemos recopilado para ti varias faltas de pensamiento por las cuales a veces sacamos conclusiones erróneas y complicamos nuestras vidas, así como consejos sobre cómo evitar ese giro de los acontecimientos.
Imagina una situación: si revives uno de tus días más felices, te regalarán un pastel; pero si revives el evento más desagradable de tu vida, están dispuestos a darte 3 pasteles. ¿Qué elegirías?
La mayoría de la gente preferirá la segunda opción. Pero el placer de comer dulces se verá eclipsado por recuerdos desagradables, y esas personas de ninguna manera van a estar más felices por haber elegido una variante con más pasteles. Por la misma razón, mucha gente no deja de fumar: divertirse aquí y ahora es más importante que las amenazas de las consecuencias desagradables en el futuro.
Nuestro cerebro funciona en diferentes modos: podemos usar el pensamiento difuso y comparar diferentes opciones, pero podemos enfocarnos en el objeto e ignorar toda la información adicional. Imagina que decidiste comprar un nuevo robot de cocina. Hay un modelo con unas funciones estándar, y hay una novedad de lujo, que puede moldear y asar croquetas y hornear empanadas con una corteza crujiente. Compras el segundo modelo, incluso si cuesta el doble, lo llevas a casa y empiezas a probarlo.
Resulta que rara vez haces empanadas caseras y solo se puede asar 6-7 croquetas a la vez. El hecho es que, en el modo de comparación, determinamos mejor las diferencias cuantitativas, y en el modo de prueba, las cualitativas.
Los autores del libro Un pequeño empujón: El impulso que necesitas para tomar las mejores decisiones en salud, dinero y felicidad, Richard Thaler y Cass Sunstein, creen que las personas suelen tomar decisiones que les exigen un mínimo esfuerzo, incluso si no es rentable para ellas. Y las empresas lo utilizan activamente. Por ejemplo, una vez al mes, recibirás un mensaje sobre las renovaciones automáticas de suscripciones a cualquier sitio web o una revista. Muchos de esta manera están pagando por los periódicos que ni siquiera abren.
Imagínate: instalas un nuevo programa donde se encuentran las opciones de instalación estándar o personalizada. Inicialmente, está marcada la “instalación estándar”, y la mayoría de la gente elige esta opción de forma automática, sin querer hacer un clic extra y entrar en detalles. Los creadores de software saben esto y se basan en dos principios: la comodidad y beneficio. Y estos valores, por defecto, a menudo influyen en nuestras decisiones.
El optimismo y la fe en un futuro mejor, sin lugar a duda, son excelentes calidades, pero a veces nos juegan una mala pasada. En 2017, la oficina de censo de Estados Unidos informó que 110 millones de personas en el país estaban divorciadas o no casadas, y es más del 45% de todos los estadounidenses mayores de 18 años. Casi la mitad de los matrimonios terminan en divorcio, pero en el momento de la ceremonia, todos están seguros de que es para siempre. Incluso los que van hacia el altar no por primera vez. Los empresarios que abren un negocio también están seguros de que van a tener suerte.
Richard Thaler y Cass Sunstein creen que la confianza en nuestra propia invulnerabilidad y la excepcionalidad nos hace mirar en una sola dirección, no ver los obstáculos, no buscar alternativas, y no tener un “colchón de seguridad” por si las cosas no van de acuerdo con el plan.
Según el antiguo mito griego, Odiseo, navegando en su barco cerca de la isla de las sirenas, ordenó que todos se taparan las orejas, y ordenó que lo ataran al mástil para no morir a manos de las crueles habitantes marinas. Y el plan funcionó: todos vivieron.
Ahora “el pacto de Odiseo” se le llama una decisión voluntaria de limitarse de alguna manera. Está bien si se trata de un mal hábito, como fumar o comer un pastel por la noche. A veces la tentación puede ser más fuerte que nosotros, y en ese caso es muy bueno contar con el apoyo externo. Pero, de hecho, muchas personas se limitan voluntariamente a cosas buenas y placenteras. Por ejemplo, compran una falda más larga, pensando que sus piernas no son lo suficientemente bellas.
Un agente de bienes raíces está interesado en que compres un departamento. Un peluquero quiere hacerte un nuevo peinado. El vendedor en la tienda te convence de comprar productos que pronto expirarán. La mayoría de las personas te inclinan a acciones y decisiones que son beneficiosas para ellos mismos. Y no se trata solo en deseo de ganar más dinero: por ejemplo, tu amigo puede invertir su dinero en Bitcoins y aconsejarte que hagas lo mismo, de modo que, si fracasa, al menos no estará solo.
Avinash Dixit y Barry Nalebuff en su libro El arte de la estrategia: la teoría de juegos, guía del éxito en sus negocios y en su vida diaria cuentan que las personas buscan utilizar la mayor cantidad de recursos posible, a menudo en detrimento de los demás. Citan el calentamiento global como un ejemplo: si todos piensan solo en sí mismos, entonces todos sufrirán.
El científico Konrad Lorenz estudió el comportamiento de los gansos, y descubrió que un ganso recién nacido toma por su mamá al primer objeto en movimiento que ve. El síndrome del patito (aunque sería mejor llamarlo “síndrome de gansito”) se aplica a una situación cuando una persona se enfrenta a un nuevo campo y considera la mejor opción lo primero que ve en su camino.
A menudo, nuestro libro o canción favoritos son unos de los primeros, leídos o escuchados en la infancia. Lo que pasa es que cuando una persona hace algo por primera vez en el cerebro se forman conexiones neuronales y se produce dopamina, la hormona del placer. El peligro de este comportamiento es que consideramos que lo primero es lo mejor. Recuerda lo difícil que fue para tus padres pasar de teléfonos con botones a teléfonos inteligentes.
¿Recuerdas tu juventud, cuando te alegraban incluso unas papas fritas sin aderezos y la posibilidad de comprar un vestido nuevo una vez por temporada? La gente a menudo recuerda este tiempo, ya que fue el nivel más básico de la felicidad, de la que la gente comenzó a construir sus vidas. Esta característica, que consiste en regresar a un nivel de felicidad relativamente estable incluso después de grandes cambios en la vida, se llama adaptación hedonista.
Pero con el tiempo, la gente se acostumbra a todo lo habitual: a sus parientes, casa y hábitos cotidianos. Y es muy importante tomar tales decisiones, gracias a las cuales en la vida ocurren eventos inesperados, agradables y positivos. Encuentros con amigos constantemente ocupados, un viaje emocionante, el nacimiento de un hijo: una persona no puede acostumbrarse a estos acontecimientos, y justamente ellos traen a nuestras vidas un sentido de felicidad a largo plazo.
¿Cuál de los trucos de nuestro pensamiento te pareció el más insidioso? ¿Alguna vez has hecho algo de lo que te arrepentiste después?