Si tu relación con tu hijo adolescente deja mucho que desear, mira estos 8 consejos
La adolescencia es una etapa de la vida muy difícil de atravesar. Está caracterizada por grandes cambios de humor, y esto se debe a que el adolescente es nada menos que una persona que está dejando atrás la niñez para convertirse en adulto. En este proceso, es normal que los adolescentes discutan, se "metan para adentro" y se lleven mal con sus padres.
Genial.guru comparte contigo una serie de consejos que puedes implementar para mejorar la relación con tu hijo adolescente.
1. No lo presiones
¿No te ocurre que cuando estás de mal humor por algún motivo, no quieres hablar con nadie? Nos pasa a todos. Y a tu hijo adolescente, más aún, porque está en la edad del malhumor, de los cambios hormonales, de la inestabilidad. Por eso, si notas que no tiene ganas de hablar de sus problemas o de cualquier cosa, no lo presiones. Deja que se tome su tiempo para analizar sus emociones.
2. Habla tú
Esto está directamente relacionado con el punto anterior. Una buena opción para generar conversación con tu hijo introvertido es comenzar tú. No hace falta que sea una conversación profunda; de hecho, es mejor si tratas temas triviales. Cuéntale cómo estuvo tu día, algo curioso que te haya ocurrido, algo que te haya llamado la atención. No te preocupes si no responde o responde con monosílabos: de manera inconsciente habrá notado que sus padres se abren con él.
3. Respeta su intimidad
Esto es muy importante porque se relaciona de manera directa con la confianza. No abras la puerta de su habitación sin pedir permiso, no revises sus cuadernos de la escuela, no abras sus correos electrónicos ni sus redes sociales. Esto no significa que no lleves ningún tipo de control: pídele permiso para ver sus tareas y sus redes, y explícale que es tu deber como padre hacerlo.
4. No te pongas de ejemplo
Pocas cosas son tan irritantes para un adolescente que escuchar a sus padres con el discurso de "en mis tiempos, esto no pasaba", "si le hubiera respondido así a mi madre ella me habría abofeteado".
Cada persona tiene sus tiempos y su modo de ser, y cada época tiene sus reglas. Si bien el respeto es atemporal, hay otros modos de hacérselo notar a tu hijo. La realidad, aunque duela, es que los padres también tienen defectos, y los tuvieron cuando eran adolescentes. Por lo tanto, la comparación, además de irritante, es un tanto falsa.
5. Llévate bien con sus amigos... pero no te excedas
Hay dos tipos de errores que los padres suelen cometer en relación a los amigos de sus hijos:
- Criticarlos
- Tratarlos como a sus propios amigos
Los amigos de tu hijo forman parte de su vida y, por lo tanto, deberías ser respetuoso con ellos. Saludarlos, preguntarles cómo están, preguntarles por su familia son cosas correctas. Sentarte junto a ellos mientras conversan, hablarles de tus asuntos personales, son cosas incorrectas e invasivas.
6. No lo regañes por todo
Que su modo de vestir, que su peinado extraño, que la habitación no la mantiene tan ordenada como quisieras... a veces los padres exageran, ¿no lo crees?
Dale libertad para que se exprese. Y aunque no lo tengamos en cuenta, el aspecto que elegimos es una forma de expresión: nos expresamos con nuestra imagen. Por eso, mientras no se trate de detalles dramáticos, deja que se vista y se peine como quiera. ¿Acaso hace algún mal usando esas zapatillas rotosas?
7. Comparte tiempo
A veces ocurre que los padres trabajan todo el día y cuando llegan a casa, tarde en la noche, esperan que su hijo se comporte de manera comunicativa y simpática. Por supuesto, es bueno que los padres tengan trabajo, pero también es bueno que los hijos sientan que les dedican tiempo, que no son un trámite al final del día. Puedes mandarle un mensaje al celular durante el día para ver cómo está (un mensaje, no un millón) y preguntarle si a la noche quiere conversar un rato.
8. Realiza actividades junto a él
Si ves que la relación mejora y tu hijo te cuenta cosas, puedes proponerle que realicen alguna actividad juntos. Sin presionarlo ni atosigarlo, puedes invitarlo al cine, a tomar un licuado a la confitería de la esquina, o pedirle que te acompañe a la librería a ver si llegó esa novela que estás esperando. O incluso puedes intentar compartir con tu hijo su pasión por esos "videojuegos tontos". Después de todo, tal vez ya no te parezcan tan tontos.
La idea es que, de a poco, tu hijo note que puede confiar en ti, que no eres una persona tan diferente a él como él cree, y si lo eres, que de todos modos se pueden llevar bien.
Y un recordatorio: tu hijo es tu hijo, no una cosa de tu propiedad. Como padre, tienes derechos y deberes, pero no olvides que tu hijo es una persona con intereses y gustos propios, y eso es algo que hay que respetar.