9 Detalles insignificantes que te hacen pasar por una simplona

Consejos
hace 6 años

Algunos de los hábitos que tomamos prestados de las mujeres mayores o que tenemos guardados desde los tiempos de nuestra juventud no nos convierten en un ejemplo a seguir. Además, para muchas personas pueden convertirse en una especie de “luz roja” durante la comunicación y es un motivo para llamarte “bastante amable, pero algo simplona”.

Genial.guru intentó descubrir qué hábitos pueden, literalmente, en un segundo poner fin a tu imagen de una dama.

9. Llevar una bolsa

Las bolsas multicolores ya pasaron de moda. Ahora estas bolsas de plástico en las manos son adecuadas solo si regresas de la tienda. Pero en el teatro y el restaurante, un intento de meter un gorro o zapatos de calle en una bolsa parecería ridículo e inapropiado.

8. Cambiar de asiento en el auto

De acuerdo con las reglas de etiqueta, un hombre está obligado a abrirte la puerta del auto y ayudarte a acomodarte en el asiento trasero. Y no estás obligada en absoluto a cederle el asiento, moviéndote frenéticamente hacia un lado, arrugando tu falda y rozando con tus tacones todo lo que está debajo de tus pies. Por el contrario, es tu compañero el que tiene que dar la vuelta al auto y sentarse en el asiento desocupado.

7. Utilizar cosméticos baratos

Una joven que no tiene prisa por convertirse en una verdadera dama, se reconoce por las marcas de su lápiz labial en su taza o copa. Es lo que demuestra que usas cosméticos de baja calidad, por lo que no prestas suficiente atención al cuidado personal. Lo mismo pasa con la máscara de pestañas que se corre. ¿Alguna vez has visto a una dama con círculos oscuros bajo sus ojos al estilo de un panda?

6. Arreglarse en público

Masticar chicle, usar un palillo de dientes en presencia de otros, son los hábitos de una simplona. Una dama nunca hará esas cosas en público. Nunca se va a maquillar en público, peinarse y arreglar el vestido. Es mejor realizar estas acciones a solas, y si estás en un lugar público, es recomendable que vayas al baño de damas por un momento.

¿Quieres discutir? Entonces, ponte en el lugar de la otra persona que está observando cómo te limpias los dientes o tratas de desenredar el cabello. Es poco probable que en este caso mantengas la imagen de un hada.

5. Mostrar tus sentimientos y emociones en público

El hábito de hablar en voz alta, hacer públicos los asuntos personales y montar los escándalos deberían ser cosas del pasado. Una verdadera dama trata de ser modesta y no muestra sus emociones en público. No se debe presumir de logros personales y financieros. Recuerda que la felicidad ama el silencio.

4. Ser grosera con el personal de servicio

El desprecio al personal de servicio se considera, con razón, una falta de modales. Una dama siempre será educada con las personas de su entorno, y no importa quién sea: un buen amigo, un vecino o una aseadora que vino a limpiar la habitación. Y, por supuesto, de una persona bien educada nunca escucharás las frases al estilo de “¿Aquí no hay nadie para limpiar la mesa?” u “Oye, chica, ¿cuánto tiempo más tenemos que esperar nuestro pedido?”.

3. Fotografiar la comida, tomarse selfies en el baño

Sí, sí, sabemos que tienes un nuevo iPhone y #elmundodebesaberloquecomo. Pero la moda de tomar fotografías de la comida ya es una cosa del pasado (aunque las verdaderas damas ya sabían que era de mala educación). Lo mismo ocurre con los selfies en el baño: es improbable que una persona inteligente se saque fotos contra el telón de fondo de lavabos. Durante el almuerzo/cena en una cafetería o restaurante es mejor dejar el teléfono en el bolso. Es poco probable que los demás estén contentos si durante una conversación te distraes todo el tiempo atendiendo las llamadas entrantes o pasando las páginas de las redes sociales.

2. Lucir desafiante

Una dama nunca será el objeto de una atención excesiva por tintarse el cabello de un color llamativo, medias con patrón de dibujo, ropa transparente o bisutería de baja calidad. La persona educada siempre se distingue por la naturalidad y el estilo. Después de todo, las soluciones clásicas en la ropa nunca decepcionan a nadie. Se debe prestar especial atención a los detalles: cabello arreglado (incluso un moño normal puede verse elegante y con estilo), manos bien cuidadas y, disculpa por el recordatorio, zapatos limpios.

1. Juzgar a los demás y dar muchos consejos

Cotillear, criticar la apariencia de otra persona, aconsejar a la gente a cambiar sus puntos de vista o su forma de vida no es en absoluto lo que una verdadera dama debe hacer. Ella sabe con certeza que todo el mundo tiene derecho a su opinión, pero no es necesario imponerla a los demás.

Por lo tanto, es mejor dar consejos solo cuando te lo piden. Bueno, por ejemplo, si una amiga te pregunta qué te parece su vestido nuevo. Sin embargo, en este caso, es conveniente hablar lo más considerado posible.

¿Qué otros hábitos, en tu opinión, delatan a las simplonas?

Imagen de portada Depositphotos

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