Carta de un hombre adulto que nunca dejó de necesitar el amor incondicional de su madre

Mientras los hijos se marchan para independizarse y comenzar su propia vida, las madres, con el corazón roto, les desean felicidad, les dan consejos y, en ocasiones, les jalan las orejas. Lo importante es que cuando los pequeños se hagan adultos, sepan que sus padres siempre estarán ahí cuando sea que lo necesiten.

Querida madre:

Hace un par de años decidí que ya era tiempo de salir de casa para hacer mi vida y buscar mis propias aventuras. Cuando hablé contigo, recuerdo que sostuviste mis manos y, aunque tu corazón se hacía pedazos, no dejaste que yo lo notara en tus ojos. Me educaste y me apoyaste siempre. Gracias a ti, pude dar ese gran paso en mi vida.

Me ayudaste a creer en mí mismo y en mi valentía para afrontar cualquier problema que se me presentara. Tu apoyo incondicional me dio la fuerza para manejar durante dos horas de regreso a casa y tocar el timbre de tu puerta. Ya no puedo más, estoy cansado y necesito mi lugar seguro a tu lado.

Quería sentirme de nuevo como ese niño pequeño que dormía a tu lado cuando tenía pesadillas por las noches. Sentir tu presencia, tu respiración y los latidos de tu corazón. ¿Sabes? No me arrepiento de haberme quitado la máscara de adulto por un momento para que de nuevo vieras en mí a tu hijo pequeño.

Ni siquiera necesitas que te cuente que mi vida anda mal porque ya sabes todo con ese sexto sentido de madre. Gracias por estar aquí a mi lado, aun si soy renuente a hablar de mis problemas. Sé que tú me conoces mejor que nadie.

No necesitabas prepararme un desayuno al despertar y aun así insististe en cocinar mis hot cakes favoritos. Todo sabe mejor cuando agregas ese ingrediente secreto. Me queda darte las gracias por ser mi guardiana, mi amiga más sincera y el amor más fiel que jamás conoceré.

Te amo, mamá.

Otras historias familiares (uno, dos, tres, cuatro y cinco) ya han derretido anteriormente nuestros corazones por su ternura e inspiración. Estas nos recuerdan que “ohana significa familia, y tu familia nunca te abandona ni te olvida”.