Científicos encontraron agujeros misteriosos en el fondo del océano

Curiosidades
hace 8 meses

El Golfo de Cambay es una vasta área de agua a lo largo de la costa occidental de la India. Es el hogar de varios puertos marítimos importantes, rutas comerciales... y una ciudad hundida que es más antigua que cualquier civilización que se haya encontrado antes.

Se creía que la civilización del Indo fue la primera que floreció en la zona, hace unos 5300 años. Pero en 2001, un grupo de científicos marinos utilizó sonares para estudiar el fondo del golfo. Se sorprendieron al encontrar allí unas formas geométricas ordenadas. Poco después, enviaron barcos especialmente equipados para explorar más a fondo el misterioso hallazgo. Los investigadores sacaron varios artefactos antiguos e identificaron casas, baños y un granero. Lo que los asombró fue la antigüedad de un trozo de madera que encontraron junto a unas herramientas y unos huesos: ¡resultaron tener 9500 años!

Sin embargo, algunos científicos dudan de que sea un signo de una civilización antigua desconocida. Por ese entonces, había bosques en esa zona, y ese trozo de madera podría ser solo una rama de algún árbol. Aún así, si realmente fueran restos de una ciudad tan antigua, la historia humana debería reescribirse. Cuando los cohetes de la misión Apolo fueron enviados al espacio en las décadas del 60 y el 70, sus motores no pudieron compartir la gloria. Se desprendieron y cayeron justo en medio del océano Atlántico. Y ese habría sido el final de su historia, si no fuera por Jeff Bezos.

En 2012, el fundador de Amazon dirigió una expedición privada para encontrar y recuperar los motores perdidos. Nunca dijo por qué, y muchos piensan que lo hizo solo porque podía. De todos modos, la misión fue un éxito. Unos años más tarde, los motores de la primera etapa del F-1 se llevaron a un museo espacial ubicado en Kansas para su conservación y luego se trasladaron al Museo del Vuelo de Seattle. Todos son bienvenidos a echar un vistazo a esos grandes artefactos de la era de los viajes a la Luna. Ahora, lo que viene no tiene que ver con el mar o el océano, sino más bien con un lago, el lago Michigan. Y prepárate para una sorpresa: ¡se encontró un Stonehenge debajo de su superficie en 2012!

Bueno, está bien, eso fue sensacional, pero no es cierto. En realidad, los buzos descubrieron una estructura bastante pequeña en forma de V que consta de varias piedras verticales. Una de ellas tenía lo que parecía la talla de un mastodonte. Lo que inspiró mucho más a los científicos fue un descubrimiento en el vecino lago Huron. Allí encontraron un campamento de cazadores prehistóricos sumergido. Sitios como este abundan en América del Norte, pero este en particular estaba impresionantemente bien conservado. Los buzos incluso encontraron fogatas que aún conservaban carbón.

A nadie le sorprenderá un río que corre sobre la tierra, pero ¿qué tal un río submarino? En 2016, unos investigadores localizaron un canal de aguas profundas en el mar Negro y decidieron investigarlo. Para su sorpresa, descubrieron que se trataba de un río: una corriente fuerte y ancha que avanzaba por el lecho marino. Está formado por el agua más salada del mar Mediterráneo, que desemboca en el mar Negro. La sal hace que esta agua sea más pesada que el resto, y así es como se forma la corriente submarina. Si hubiera estado en tierra, habría sido uno de los seis ríos más grandes del mundo. ¡Incluso tiene cascadas submarinas!

La dorsal mesoatlántica es la cadena montañosa más larga del mundo. Sin embargo, es muy probable que nunca la hayas visto, a menos que seas un buzo profesional. Esta cresta está escondida en las profundidades del agua del océano Atlántico entre las Américas y África. La cordillera submarina está en gran parte inexplorada, por lo que hay muchos misterios esperando a ser descubiertos allí. Y uno de ellos ha sido recientemente puesto en el centro de atención: extraños y diminutos agujeros en el fondo del mar dispuestos en líneas rectas a intervalos regulares. Podrían ser formaciones naturales, pero unos pequeños montículos de sedimentos que hay a su alrededor sugieren que alguien, o algo, los excavó por razones desconocidas. Los científicos también encontraron agujeros similares a varios cientos de km de distancia, pero ninguno de los equipos pudo mirar dentro.

Los investigadores tomaron muestras de los montículos para su análisis, pero por ahora, se desconoce la verdad detrás de esos misteriosos agujeros. Ahora, ¿cómo reaccionarías si vieras un tren antiguo descansando en el fondo del océano? En 1985, un buzo estaba cartografiando el fondo del mar frente a la costa de Nueva Jersey. Estaba usando un magnetómetro, que detecta los objetos metálicos que se encuentran en el fondo. De repente, recibió dos señales enormes, lo que significaba que había encontrado algo metálico muy grande.

Cuando fue a explorar, el buzo esperaba encontrar un naufragio. En cambio, para su sorpresa, se topó literalmente con un tren descarrilado. Y no uno habitual: las dos locomotoras que vio paradas con orgullo en el fondo del mar eran de mediados del siglo XIX. Después hubo mucho alboroto alrededor de las locomotoras. Nadie podía siquiera adivinar qué hacían unos trenes de la década de 1860 en medio del océano. Pero había un hecho aún más desconcertante. No había datos acerca de cómo habían llegado hasta allí, ni de que hubieran sido construidos alguna vez. Tampoco hay noticias de naufragios en la zona durante esa época. Hasta el día de hoy se desconoce cómo llegaron allí. La teoría más aceptada popular es que estaban siendo transportados de Boston a Nueva York cuando azotó una tormenta. Los trenes probablemente fueron arrastrados por la barcaza que los transportaba y finalmente terminaron en el fondo del océano.

Todas eran perfectamente redondas y variaban en tamaño, desde una pelota de golf hasta más grandes que una pelota de baloncesto. Incluso los que habían vivido toda su vida en estas costas aseguraron que nunca antes habían visto algo así. Aun así, por sorprendente que parezca, los científicos dicen que el fenómeno es 100 % natural. Primero, la playa estaba cubierta de hielo. Luego, las mareas retrocedieron y el viento comenzó a empujar el hielo sobre la arena. Comenzó a rodar y a formar bolas de nieve de diferentes tamaños. Por cierto, algo similar se puede ver en invierno a orillas del lago Michigan. Las capas de hielo cubren partes del lago durante los meses invernales. Cuando se separan, comienzan a rodar en las olas y finalmente flotan en tierra como bolas de hielo gigantes.

Si alguna vez navegas en el océano y notas un patito de goma flotando serenamente sobre las olas en medio de la nada, está bien. Son conocidos como “Friendly Floatees” y tienen muchos seguidores en Internet. De hecho, hay unos 28 000 patos de este tipo. Están flotando libremente en los océanos y, a veces, llegan a las costas. Todos provienen de un solo barco que los transportaba a los EE. UU. en 1998. Un contenedor con miles de patitos de goma se soltó y cayó por la borda, liberando a las aves artificiales en su hábitat no tan natural. Curiosamente, los científicos han podido utilizar a estos viajeros amarillos para sus investigaciones. Los han estado rastreando durante años para comprender mejor los movimientos de las corrientes oceánicas.

Descubrir una figura de Lego en el mar puede no parecer muy emocionante. Está bien, alguien perdió su juguete, no es gran cosa. Pero ¿y si ese muñeco tuviera el doble de la altura humana promedio? Eso fue exactamente lo que se encontró frente a la costa de los Países Bajos en 2007. El humano Lego tenía el característico color amarillo, pero vestía una camisa azul con las palabras “No real than you are”. Un año después, se encontró otra figurilla similar en el mar no muy lejos de la costa en Brighton Beach, Reino Unido. Por aquel entonces ya se sabía que el creador de estos “juguetes” era un artista callejero con el nombre ficticio de Ego Leonard. Aún se desconoce su verdadera identidad, así como la razón por la que hizo esas figuras gigantes y las soltó en el mar.

Su última persona de Lego fue encontrada en las aguas costeras de Siesta Key Beach, Florida. Estaba el ya familiar “No real than you are” en el frente de su camisa. Pero en su parte posterior, también había escrito un número 8 y “Ego Leonard”. No se considera un nombre real, ya que, si se contrae, se convierte en “L. Ego”, que es, bueno, bastante obvio.

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