Cómo detectar y neutralizar a los familiares que se comportan como extorsionadores emocionales
Por el bien de mantener buenas relaciones con los familiares, se puede ceder mucho, pero solo si entre ellos no hay maldad. A veces, esas personas acaban convirtiéndonos en rehenes morales: no es bueno ser grosero con ellos, pero los métodos basados en la diplomacia tampoco funcionan.
¿Cómo detectar si la cariñosa tía Antonia y el divertido tío Pepe son extorsionadores emocionales? En sus publicaciones, el experto de estrategias comunicativas, el profesor Preston Ni, junto a la psiquiatra Abigail Brenner, aportan una serie de útiles consejos aleccionadores.
Una ración de meticulosidad servida por Genial.guru. Los padres tóxicos son una historia ligeramente diferente. En este artículo hablaremos de los hermanos, tíos y todos los demás parientes “nocivos”. Los familiares lejanos también están incluidos en esta lista. Vamos a descubrir cuándo y por qué es mejor quererlos de lejos.
1. El comportamiento de un familiar desafía las normas de la moralidad
Nadie es perfecto. Por eso, aguantas con paciencia las exclamaciones de la anciana tía Ana: “Eres un alfiler, ¡los huesos se van a salir de tu cuerpo!”.
Le prometes que comerás más y sonríes de una manera linda porque la tía Ana es una mujer con un alto contenido de bondad. Ella está dispuesta a salvar a cada alma flaca con jugosas albóndigas y una palabra tierna. E incluso el categórico “alfiler” lo dice de buena fe. Simplemente, en la época de su juventud, aquella frase de “¡Qué gordita!” se entendía como un buen cumplido. El “pajarito” en la cabeza de la tía Ana se niega a reconocer que la esbeltez está de moda, pero se comporta de manera decente.
Por desgracia, algunas personas pierden el control de su bandada de “pajaritos”, al igual que el personaje de la imagen de arriba. El primo Pedro tratará a cualquiera que no pueda ponerlo en su sitio como si no existiera. Él no escatima en calificativos peyorativos, bajo ningún concepto. Pedro piensa que de esta manera es más fácil transmitir información. Solo hacia su persona se niega a escuchar eso de “¡Chico, mueve tus [músculos de los glúteos]!”. Sintiendo la superioridad de su interlocutor, Pedro actúa con más cautela: recurre a las insinuaciones y bromas ambiguas, por ejemplo, sobre melocotones.
Conclusión: Las personas como la tía Ana pueden comprenderse y ser perdonadas, cuestión que no podrá aplicarse con un supuesto Pedro.
Hay acciones que no pueden justificarse con sencillez o cuidado. Tienes el derecho moral de evitar a tus familiares si, bajo la afirmación de “¿Y qué tiene de malo?”, arrojan insultos y desprenden mezquindad de manera regular.
2. La autoestima después de la comunicación necesita ser reanimada
Alguien se desarrolla, explota sus habilidades y acumula experiencia. Pero el tóxico tío Pepe aumenta su autoestima humillando a los demás. Bajo el disfraz de aparentes bromas, dirige comentarios inapropiados, buscando sacarte de tus casillas. El tío Pepe inicia el conflicto, pero el papel de agresor recae sobre ti. Esto sucede porque, supuestamente, no reaccionas adecuadamente a su “buen humor”.
Oponerse al tío Pepe solo es posible si enfrente está una persona con nervios de plomo y una imaginación reactiva. Si no sabes cómo vencer a esos chistes con bromas todavía más sofisticadas, deja el juego para otros. Según los científicos, esto no es una derrota, sino un gran ahorro de recursos psicológicos.
3. Constantemente corres el riesgo de ponerte en la lista de deudores
La gente culpa al sistema bancario por tratar de aprovecharse al máximo de sus clientes. Pero con el banco puedes firmar un contrato, negociar el tipo de interés y las obligaciones entre las partes. La tóxica tía Marcela lo quiere todo de golpe y sin pausas. Solo que ella prepara el terreno tan magistralmente que no se te ocurriría acusarla de actuar de manera tan astuta.
Debes temer a los familiares que te traen regalos. En ocasiones, y no pocas, sus buenas obras son futuras inversiones. Invierten en ti con grandes botes y tarros de mermelada, empanadillas de carne caseras e incluso su cariñoso “Te llevo a la estación, que no me cuesta nada”. Y luego demandan los intereses. Atrévete a negarte y serás un ingrato de por vida.
¿Cómo actuar en tales casos? Los psicólogos no recomiendan aceptar regalos o servicios si no estás dispuesto a asumir las misivas repentinas. Una solución intermedia es aclarar de antemano las intenciones de tales gestos “bondadosos”. Aunque, francamente, discutir las condiciones cuando te traen una caja llena de empanadillas se antoja de inicio bastante incómodo.
4. Cada encuentro parece una Comisión de Investigación
Una persona no siempre está dispuesta a compartir su información personal con cualquier familiar. En la víspera de un encuentro sería razonable anticiparte a preguntas incómodas al objeto de tener las respuestas adecuadas.
Otra cosa será si necesitas prepararte mucho tiempo y con excesivo cuidado. Consideras cualquier guion para el desarrollo de un posible diálogo. Durante la reunión, te pones a la defensiva y los parientes se comportan como si fueran investigadores-tasadores. Buscarán en cada rincón de tu alma para expresar su opinión “valiosa”.
¿Cómo ayudarte a ti mismo? Recuerda que la frase “No quiero hablar de esto” no tiene nada que ver con ser grosero. El deseo de quitar de tu alma el cartel de “Entrada libre”, los psicólogos lo consideran algo normal.
5. Y luego, en la relación, aparece la etapa “pero si tú...”
Síntoma alarmante: la necesidad de fingir ser un pobre idiota. De lo contrario, los familiares encontrarán cómo aprovecharse de tus habilidades. Tendrás que ayudar en cualquier momento del día y sin recompensa alguna.
La riqueza material también está bajo control. Por ejemplo, cada metro cuadrado “extra” de un apartamento en una capital o un pueblo turístico aumenta la probabilidad de la visita de tus familiares.
¿Cómo resistir? Debes empezar con frases sencillas:
— Lo siento, ahora mismo no puedo ponerle un enema a tu gato.
— No tengo la posibilidad de alojar a tu prima segunda durante dos semanas.
— ¿El programa no funciona? Ja-ja, igual que yo ahora, a las 12 de la noche.
Habla cortésmente, pero convincentemente.
Nota importante: estas instrucciones son relevantes, piensa si tú mismo cargas a tus familiares con tus problemas.
6. Tu reputación sufre un ataque
No debes ignorar los malos hábitos de tus familiares:
- Cuando son propensos a revelar los hechos de tu biografía con su propia interpretación. Por ejemplo, la tía Marta, con entusiasmo, cuenta a todo el mundo que te dan pluses de productividad, pero no por tu mérito laboral. ¡Que le vas a hacer si ella no cree que el buen manejo de los programas de computadora te permite disfrutar de unas vacaciones en un centro turístico popular!
- Cuando tienen el deseo de nombrarte responsable de su propio descuido. En general, estamos hablando de proyectos conjuntos y peticiones del tipo “habla bien de mí”.
No estás obligado a navegar en el mismo barco de una persona solo por el hecho de que, sin ayuda externa, este se hundirá. En la tierra, todos hablarán sobre su honestidad y esmero, pero en alta mar no hay lugar para las sorpresas. Recuerda que el “buen chico” Felipe ni siquiera fue capaz de elaborar su propio CV, mientras que la “inteligente” Olga se enorgullece de haber roto los corazones de dos novios de sus amigas.
¿Quieres que Felipe tire sus remos, maldiciendo al cielo por sus callos, o bien que Olga te tire por la borda? El mismo “no” que llega a tu mente, utilízalo con tus familiares astutos.
7. Desde un determinado momento, eres el responsable del bienestar y el estado de ánimo de tus familiares
La tía Juana parece amable, pero la relación con ella produce emociones contradictorias. Ella se comporta como una eterna víctima de las circunstancias. Por eso, resulta difícil negarle algo sin sentirse egoísta con una persona que sufre tanto. De esta manera, justificas tu título de “buena persona”.
Con la tía Juana, todo pasa por el verbo “deber”: debes llevarla al aeropuerto, ayudarla en su huerto y protegerla de la brutal realidad de todas las maneras posibles. De lo contrario, serás responsable de los indicios llenos de insinuaciones por un corazón roto. ¿Y qué es aquello tan importante que estás haciendo para sacrificar el corazón de un familiar así?
Los psicólogos advierten: los manipuladores, con frecuencia, apuestan por crear una sensación hacia ellos de pena y un sentimiento de culpa en los demás. ¿Cómo resistir a los extorsionadores emocionales? Abandonar el papel del ayudante (esclavo) no quejumbroso es una decisión obvia. Para que tu “no” se entienda de manera rotunda, recuerda una sabiduría popular: “Solo se puede aprovechar de aquel que se deja aprovechar”.
8. ¿Seguridad? Pronuncias mal la palabra “aventura”
En cuanto menciones medidas de precaución elementales, tus parientes verán en ti a un niño caprichoso que no sabe nada de la vida. Y no están acostumbrados a tomarse en serio a los pequeños rebeldes:
- “Prueba las anchoas, las ha preparado tu tía. ¿Dices que la tapa del tarro tiene una mancha negra encima? ¿Y qué?... ¡Están buenísimos, por Dios!”
- “¿Pero qué taxi? Si te dije que te llevaría. Bueno, tan solo me he tomado una copa para que suba el ánimo... hip... En cinco minutos, estaré bien para conducir”.
- “Sí, fui yo quien le dio un caramelo a Juanito. Que al menos en mi casa coma algo rico. No es una alergia, está fingiendo”.
- “Parece que no me ve... Dame su vaso con jugo (vierte alcohol). Nos va a decir que no quiere beber, ya... ”
Recuerda: no debes avergonzarte por mantener ese deseo por conservar tu vida y salud.
¿Es necesario romper las relaciones con este tipo de familiares?
No, no es necesario. Puedes comenzar con diálogos marcados por la educación y la amabilidad. Pero si esto no sirve, incrementa las distancias.
Las recomendaciones de los psicólogos, en primer lugar, inciden en proteger tu propio espacio personal. Tienes derecho a vivir siguiendo tu propio guion: deja que los que te rodean asimilen este hecho. No en vano, tus parientes tienen los mismos derechos. Defendiendo tu espacio personal, respeta el de los demás, la mutualidad siempre es importante.
Estas son las instrucciones para detectar a los manipuladores, pero tú puedes complementarlas. ¿Tuviste que neutralizar alguna vez a un familiar tóxico? Comparte tu experiencia.