Mi madre fue muy sobreprotectora conmigo. Ahora intento no hacerlo yo con mis hijos
5 Señales de que podrías ser una madre sobreprotectora (y “tips” para enfrentarlo sanamente)

La maternidad es una tarea tan hermosa como complicada, pues implica enfrentar muchos retos día a día. A menudo, las madres deben lidiar con actitudes, emociones o pensamientos sobre sí mismas o sobre qué tan bien están criando a sus hijos. Esto, por supuesto, puede resultar muy abrumador y difícil de llevar.
En Genial.guru queremos que las madres se sientan apoyadas en el sinuoso camino de la maternidad. Por ello compartimos algunos rasgos negativos que podrían estropear la relación de madre e hijo y algunos consejos sobre cómo remediarlos a tiempo.
Actitudes tóxicas en la maternidad

En primer lugar, tenemos que decir que muchas madres no son conscientes de que tienen actitudes tóxicas, pues estas están determinadas por los rasgos de su personalidad.
A menudo, las madres que son excesivamente controladoras, que tienen una visión negativa del mundo y que son sobreprotectoras o muy autoritarias limitan el crecimiento personal de sus hijos.
Lo importante es saber reconocer estos rasgos y así poder transformarlos para mejorar la relación con ellas mismas y las personas alrededor.
La madre excesivamente controladora o sobreprotectora

Este es el tipo de madre que necesita tener todo controlado, no solo en cada aspecto de su vida, sino también en las de sus hijos. Hay que entender desde el principio que ejercer control es la manera que tiene para expresar amor y afecto por los demás. Para ella esto es algo normal, incluso positivo.
Las consecuencias de tener una madre controladora suelen ser devastadoras emocionalmente para sus hijos, pues crecen sintiéndose como personas faltas de espacio personal, sin ningún derecho o respeto a su intimidad.
La solución es ofrecer a los hijos la mayor independencia posible, dándoles espacio y libertad para ello, mostrándoles que son responsables de sí mismos y que toda acción tiene una consecuencia, pero sin interferir o resolverles la vida.
La madre que manipula para conseguir su objetivo

Otra conducta incorrecta es la manipulación. Esto quiere decir que cuando los hijos intentan ser independientes, la madre puede sentirse profundamente ofendida y rechazada. Por lo tanto, el único recurso que encuentra es el del chantaje emocional.
Con esto consigue que la hija o el hijo, ante la posibilidad de hacerle daño, cambie de conducta para no hacerla sufrir. Sin embargo, los hijos de madres victimistas suelen hacer cosas que no desean, acumulando un resentimiento a tomar estas decisiones y normalizando el chantaje emocional como base para las relaciones.
Hay que entender que una madre manipuladora es una persona con baja autoestima, por lo que si has detectado que tienes esta conducta con tu hija o hijo, lo mejor es revisar dónde está tu carencia de amor y entender que nada ni nadie puede someter la voluntad de tus seres amados.
La madre que busca ser el centro de atención

Esta es otra forma de expresar carencias emocionales. Una madre que busca ser el centro de atención quiere que su hijo triunfe en lo que haga, al mismo tiempo que desea que no la supere.
Una de las evidencias típicas de este comportamiento es que la persona puede recurrir a diferentes enfermedades y padecimientos para que los hijos estén siempre pendientes de ella y no la abandonen.
Sanar el daño de una madre manipuladora es difícil, por lo que si has detectado esta conducta, puedes frenarla a tiempo. En primer lugar, dándote cuenta de que hacer que otros sientan lástima por ti no es lo mismo que experimentar amor.
La madre que es solo autoridad

Una madre excesivamente autoritaria insiste en que todo se haga según su criterio y sus gustos, y no permite que sus hijos expresen sus propias opiniones o elijan alternativas. Puede comenzar primero en la infancia de los niños y, más tarde, cuando ella o él encuentren una pareja, por ejemplo.
Esto suele provocar muchos conflictos con los hijos, de tal manera que la relación termina afectada. Incluso puede romperse el vínculo.
Para ser una madre a la que una hija o un hijo acudan por amor y no huyan de ella por miedo, es mejor aprender un poco más sobre inteligencia emocional y la disciplina con amor y respeto.
Consejos para una maternidad libre y sana

Todo tiene remedio en esta vida, por lo que ser una madre con rasgos tóxicos es algo que puede cambiarse paso a paso, con mucha conciencia. Se trata de un proceso interno de cambio continuo y mucha aceptación. Nosotros queremos darte los siguientes consejos:
- Practica tu autocontrol emocional
- Ten una mejor comunicación asertiva, en lugar de agresiva
- Una madre es una madre, no una hija
- No compitas con tu hija o hijo, acepta lo que es
- Está bien no tener el control de todo
- Pase lo que pase, no utilices el chantaje emocional
- Escucha, no solo oigas
- Permítete ser más flexible
- Aprende a reír
- Utiliza la autocrítica
- Pide ayuda a un profesional cuando la necesites
¿Qué otras consecuencias emocionales crees que experimentan los hijos que tienen madres con rasgos tóxicos?
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Me gustaron mucho los tips
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