Tom Hanks, de un “don nadie” a uno de los actores más taquilleros de Hollywood
En la vida, las cosas no suelen ser fáciles, ni siquiera para los famosos. Generalmente, cuando queremos algo, debemos trabajar, al menos un poco, para obtenerlo. Pero entre más grande es aquello que nos proponemos, mayor es el esfuerzo que se requiere para llevarlo a cabo. ¿Cuál es la clave del éxito? No lo sabemos, pero de lo que estamos casi seguros es de que lleva una muy buena dosis de seguridad y autoestima.
En Genial.guru nos encantan las historias de superación, esas que están salpicadas con sucesos que demuestran que ningún sueño es imposible, como la de Tom Hanks, que nos inspira a seguir nuestros deseos.
Era un día lunes, el 9 de julio de 1956, cuando Thomas Jeffrey Hanks hizo su aparición en el mundo de los vivos. Es el tercero de cuatro hermanos, y cuando tenía tan solo 5 años, vivió la separación de sus padres. A Tom, como a sus hermanos mayores, le tocó vivir con su papá, mientras que el menor se fue con su mamá.
En una entrevista, Hanks confesó que “para cuando tenía 10 años, había vivido en 10 casas diferentes”, debido a las frecuentes mudanzas de su padre. De igual forma, contó que estaban solos hasta altas horas de la noche, y recordó que vivían en un apartamento muy sucio. Sin embargo, luego logró hacer las paces con esa etapa de la vida.
En la escuela fue un chico tímido, responsable, que no se metía en problemas; pero en lo que sí se metió fue en el mundo del teatro, como actor, espectador y hasta en la parte técnica.
“Las clases de actuación parecían el mejor lugar para un tipo al que le gustaba ser bastante extravagante. Pasaba mucho tiempo yendo a obras de teatro. Conducía hasta el teatro, compraba un boleto, me sentaba y me metía completamente en la obra. Pasé mucho tiempo así, viendo a Bertolt Brecht, Tennessee Williams y Henrik Ibsen. Ahora, actuar es mi trabajo; no podría ser diferente”, contó el afamado actor.
Pero antes de ser el gran actor que hoy casi todo el mundo conoce, Tom Hanks también fue un desconocido que esperaba una oportunidad para poder brillar. Por eso, en 1974, convencido de su talento y sabiendo que debía ser descubierto, escribió una carta al ganador del Óscar a mejor director, Roy Hill.
El escrito comenzaba elogiando la película El golpe, que le mereció el premio al director, para luego decir “Es conveniente y adecuado que me descubras. Ahora, sé lo que estás pensando: ’¿Quién es ese chico?’. Entiendo tu recelo, soy un don nadie. Mi aspecto no es impresionante, no tengo el cuerpo de un dios griego y ni siquiera me sale el bigote”.
Tom Hanks no es precisamente el actor más guapo de Hollywood, sin que esto signifique que sea un hombre feo. Pero sabemos que es una de las personas más talentosas del séptimo arte, habiendo sido nominado seis veces a los Premios de la Academia.
Hanks también sabía, de alguna forma, que la gente pagaría por ir a ver sus actuaciones. Estaba realmente convencido de ello, y así lo plasmó en la carta que envió a Roy. “Me imagino que si la gente paga por ver ciertas películas, también pagará por verme a mí”.
Tom, con su humor característico, le propuso al director cómo podrían arreglar su descubrimiento. “Estoy sentado en un taburete de una tienda de refrescos, entras y me notas y, BINGO, soy una estrella”.
Pero no fue la única idea que se le ocurrió. “Voy a tu oficina y pido trabajo; para deshacerte de mí, me dejas aparecer en tu próxima película. Durante el rodaje, el protagonista se rompe una pierna y, como tienes que cumplir con los tiempos del rodaje, tú me escoges para reemplazarlo y, BINGO, soy una estrella”, continuó narrando en la carta.
En la década de los 80 inició su carrera en el cine apareciendo en varias producciones de televisión, y en 1983 protagonizó la película Splash, que le dio su primer empujón al estrellato. En 1988 recibió su primera nominación al Óscar por la cinta Quisiera ser grande, y los ojos de mundo del espectáculo comenzaron a posarse en él.
Los días de gloria apenas estaban empezando para Tom, quien en 1993 protagonizó el filme Philadelphia y se llevó el premio Óscar a mejor actor. En 1994 llegó el turno de Forrest Gump, considerada por muchos como una de las mejores cintas en el cine, y que de paso le ayudó a Tom Hanks a hacer historia al ganar por dos años consecutivos el Premio de la Academia a mejor actor.
Tom se convirtió en uno de los actores más taquilleros del mundo, y su nombre en los carteles es casi sinónimo de éxito. A sus 65 años sigue activo. Recientemente se estrenó Elvis, y Pinocho viene en camino; Hanks encabeza la lista de estrellas de ambos filmes.
Sus películas han recaudado más de 9 mil millones de dólares en el mundo y su patrimonio neto actual supera los 400 millones de dólares. Pero eso tiene detrás un secreto, como lo ha dicho el mismo actor: “El trabajo real requiere la misma disciplina y pasión que cualquier trabajo que amas hacer, ya sea como un muy buen instalador de tuberías o un artista muy creativo”.
En 1974, cuando Hanks escribió aquella carta a Hill, aclaró que no quería ser una estrella de Hollywood para que las chicas lo persiguieran, que tan solo quería “ser un chico estadounidense de una ciudad natal que ha triunfado, tiene un Porsche y llama a Robert Redford ’Bob’”.
Y sí que ha triunfado. Ha demostrado ser todo un caballero, y parece que el éxito toca cada espacio de su vida: su matrimonio con Rita Wilson, sus hijos, su carrera y hasta sus personajes se han convertido en la inspiración para muchos, para ser mejores cada día. Y lo bueno de todo esto es que aún tenemos Tom Hanks para rato.
Si tuvieras la oportunidad de ser un personaje de Tom Hanks, ¿cuál escogerías y por qué?