16 Historias sobre cómo las relaciones con los ex y sus familias son toda una montaña rusa

¿Te ha pasado?: son las once de la noche, estás en la cama con el celular en la mano, haciendo scroll casi automático... y de pronto aparece una oferta que “caduca en 20 minutos” y parece hecha a tu medida. ¿Coincidencia? Para nada. Cada clic, cada pausa, cada scroll, está diciéndole algo a los algoritmos sobre cómo te sientes y qué podrías necesitar. Por ello, te invitamos a descubrir cómo la tecnología logra descifrarlo e influir en tu decisión de compra.
Algunas apps —especialmente juegos— piden permiso para usar tu micrófono. Empresas como Alphonso usan esa función para reconocer sonidos de anuncios o programas de TV que escuchas y luego mostrarte anuncios relacionados en tu celular. Aunque no graban conversaciones, sí detectan señales de audio específicas, lo que significa que ciertos descuentos o recomendaciones podrían llegar justo después de que los oyes o hablas de ellos.
Gracias a la “Emotion AI”, ciertas apps pueden usar tu cámara frontal para notar señales como cansancio, estrés o concentración. Estas tecnologías, como Affectiva, analizan gestos sutiles y cambios en la piel para saber cómo te sientes en tiempo real. ¿Resultado? Si nota que pareces cansada, pueden aparecer ofertas de café, apps de relajación o productos reconfortantes justo en ese instante.
La tendencia va más allá: las plataformas combinan micrófono, cámara e incluso patrones de uso de apps (scroll, clics, pausas) para construir un perfil emocional completo. Esto permite que los algoritmos sepan si estás navegando por aburrimiento, estrés o placer, y te sugieran productos o notificaciones justo cuando eres más susceptible emocionalmente. Es un sistema que adapta “qué” y “cuándo” mostrarte.
Aquí viene el ofertón: estas apps suelen aplicar tácticas como “solo hoy” o “últimas unidades”, generando sensaciones de urgencia que juegan con tus emociones. Esa combinación de emoción detectada + presión temporal, activa el miedo a perderte algo (también conocido como FOMO, por sus siglas en inglés). Estás en un estado emocional específico y justo, te presentan una oferta que, psicológicamente, te empuja a comprar sin analizar.
Tu entorno digital sabe más de ti de lo que imaginas, pero eso no significa que tengas que seguirle el juego. Cada paso que des te puede ayudar a recuperar el control y proteger tu presupuesto sin renunciar a la comodidad digital. Y tú, ¿qué has comprado impulsivamente y luego te diste cuenta de que no lo necesitabas? ¿Te animas a considerar algunas de estas estrategias para evitar caer en el truco?