Decidí dejar de intentar tener hijos y mi esposo me dejó por otra

Pareja
hace 1 año

Durante muchos años la maternidad ha sido considerada como una parte esencial del rol de la mujer, pero cada vez más mujeres están optando por no tener hijos, cuestionando las expectativas y abriendo un debate sobre la libertad de elegir si queremos ser madres o no. Este fue precisamente el caso de una mujer que eligió su propio bienestar ante los deseos de su familia.

Desafortunadamente, las cosas se complicaron y tuvimos que buscar ayuda para concebir. Pasé por tres rondas de fecundación in vitro, cada una más difícil que la anterior. Cada vez que los resultados eran negativos, una parte de mí se desmoronaba, pero mi esposo siempre estaba allí para sostenerme y alentarme a seguir adelante. A pesar del cansancio emocional y físico, continuamos el proceso con la esperanza de que el próximo intento funcionaría.

Parecía incapaz de aceptar mi decisión y se aferraba a la idea de tener hijos a toda costa, a pesar de que ni siquiera podíamos seguir costeando los tratamientos de fertilidad. Los dos habíamos pedido préstamos y estábamos endeudados por años. Discutimos y discutimos, le expliqué todas mis razones, le dije que me sentía feliz y plena con la vida en pareja que habíamos construido.

Pero nuestras opiniones parecían cada vez más distantes. Martín incluso habló con mi familia para que intentaran convencerme de seguir con los tratamientos.

Me sentía muy sola, pensé que nadie me comprendía. Sin embargo, con el tiempo, empecé a ver las cosas con mayor claridad. Comprendí que si bien era doloroso, mi decisión de no seguir con la fecundación in vitro era lo mejor que podía hacer por mi salud emocional y bienestar. Con el apoyo de amigos cercanos, poco a poco comencé a sanar mi corazón roto. Aprendí a valorarme a mí misma y a tomar decisiones sin sacrificar mi propia felicidad, por lo que digan los demás.

Justo ahora que finalmente estoy feliz y satisfecha, Martín volvió a aparecer. Durante dos años había estado evitando el tema del divorcio y un día me dijo que teníamos que hablar. Llegó a la casa que compartíamos hecho un mar de lágrimas y me pidió perdón. Dijo que siempre pensó que convertirse en padre iba a llenar algo que sentía que le faltaba, pero que no fue así.

Estaba arrepentido de haberme perdido y las cosas con su pareja no iban bien, porque realmente me amaba a mí. Aunque me rompió el corazón, no sé si debería entenderlo y perdonarlo porque todavía lo extraño, y lo cierto es que antes de todo el tema de los hijos nos llevábamos de maravilla y éramos muy felices.

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