Descubre por qué los meseros nos dan de probar vino en los restaurantes y cómo debes comportarte para no parecer un ignorante
Si pides una botella de vino en un restaurante, un mesero o sumiller la llevará hasta tu mesa, la descorchará y te la ofrecerá. Parece una pesadilla, ¿verdad? Ya que a mucha gente esta situación le provoca incomodidad: ¿qué hacer después? ¿Olerla? ¿Tomar un sorbo y hacer entender que te gustó? ¿Por qué simplemente no la abren y se van? Si no conoces las respuestas a estas preguntas, lee nuestro artículo.
Genial.guru averiguó detalladamente por qué nos ofrecen probar el vino de la botella que acaban de abrir en un restaurante, y qué deberías hacer en tal caso para no hacer un papelón.
Paso 1: el mesero o sumiller te llevará y mostrará la botella
- ¿Para qué?
Para que puedas asegurarte de que ese es el vino que pediste. Después de todo, los camareros también son humanos y podrían tomar la botella equivocada del estante.
- ¿Qué deberías hacer?
Lee atentamente la etiqueta y presta atención al año de cosecha.
Paso 2: el empleado del restaurante abrirá el vino y te dará el corcho
- ¿Para qué?
Eso se hace para que te asegures de que el corcho está en buenas condiciones y no tiene un olor desagradable a moho u hongos. El mismo debe estar limpio y no debe desmoronarse fácilmente.
Lo que sucede es que alrededor del 2 % de los vinos están infectados con la llamada "enfermedad del corcho". Esto sucede cuando se produce una sustancia conocida como TCA, influenciada por la interacción de las soluciones de cloro que se utilizan para la esterilización de los tapones. Eso impregna el vino con un olor a moho y un sabor desagradable.
- ¿Qué deberías hacer?
Observar el corcho. Algunas personas, por inexperiencia, creen que al olerlo pueden sentir el aroma del vino. De hecho, eso no tiene sentido. Puedes hacerlo, si lo deseas, pero solo se te entrega para que te asegures de que la bebida no tiene la enfermedad mencionada arriba.
Paso 3: el camarero te servirá un poco de vino y esperará a que lo pruebes
- ¿Para qué?
Este es el momento en el que finalmente debes decidir si aceptas ese vino o no. Por supuesto, para poder rechazarlo y pedir un reemplazo debes tener buenas razones. No puedes pedir que cambien la bebida solo porque resultó no tener el sabor que esperabas. Sin embargo, si el vino tiene un olor desagradable o sabe a moho, es una buena excusa para reemplazarlo.
- ¿Qué deberías hacer?
1. Presta atención al color de la bebida. Míralo contra el mantel blanco o algo que haga contraste. Es útil saber que el vino blanco se vuelve más oscuro con el tiempo y el tinto, por el contrario, se vuelve más claro.
2. Intenta ver el tono de la bebida. Los colores cálidos muy profundos deberían alertarte. Los reflejos de color marrón oscuro en el vino tinto, o naranja en el blanco, a menudo indican que ya no está en su mejor etapa.
3. Asegúrate de que no haya solera (excepto en los casos permitidos: en vinos dulces naturales, tintos sin filtrar y envejecidos).
4. Toma la copa por el tallo. No la agites. Acércala a tu rostro pero no le metas la nariz. Inhala el aroma principal del vino. Muévela: así sentirás los olores secundarios y terciarios (si corresponde).
5. Prueba el vino, asegúrate de que no tenga mal sabor. Recuerda que es un producto voluble, por lo que si es más ácido de lo que esperabas, no es una excusa para rechazarlo.
6. Indica con un movimiento de cabeza al sumiller que todo está en orden, y él llenará las copas de los otros invitados en la mesa.
Eso es todo, ahora ya sabes qué hacer cuando el mesero de un restaurante o un sumiller te lleven una botella de vino a tu mesa. Estos rituales son bastante simples y están destinados principalmente a que te asegures de que la bebida es exactamente la que pediste, y está en perfectas condiciones.