Me juzgaron por no ser lo suficientemente guapo para estar con mi novia

La preparación para una boda suele ser un dolor de cabeza, pero no por todo lo que hay que hacer, sino por todas las cosas que debemos aguantar muchas veces hasta de nuestra familia. Esto porque, por la alegría del festejo, quieren participar no solo como invitados, sino también como organizadores. Tal parece que eso es lo que le sucedió a un usuario cuya madre se tomó la atribución de invitar a los padres de su difunta esposa a su fiesta de boda, y él no tuvo más remedio que echarlos a todos, incluso a su madre.
Mi difunta esposa, con quien salí durante cuatro años y estuve casado por uno, falleció hace seis años. Mi mamá la amaba como a una hija y supongo que nunca se recuperó realmente de su fallecimiento. Yo también la amaba, pero después de conocer a mi actual esposa, estoy seguro de que ella no era el amor de mi vida.
A mi mamá nunca le ha gustado mi relación con mi esposa actual Helena. Ella piensa que superé a mi primera esposa “demasiado rápido” y se niega a creer/admitir que mi amor por Helena es más grande y verdadero que el que tenía por mi difunta cónyuge. Hubo algunos casos antes de la boda en los que pensé que mi madre había cruzado la línea invisible, pero mi pareja, queriendo ser aceptada, los dejó pasar y me pidió que no hiciera nada.
Mi mamá comparaba constantemente mi primera boda, en la que nos casamos jóvenes y no pudimos pagar mucho, con la que tuve ahora con Helena, para la que estaba económicamente estable, por lo que fui capaz de tener una celebración grande y hermosa. Me preguntó varias veces si podía invitar a los padres de mi difunta esposa a mi boda como un acto de amor y decirles que todavía estaba ahí para ellos, pero me negué. No había hablado con ellos en años y no tenía ninguna razón para mantenerlos en mi vida.
Ella fue muy firme, e incluso dijo que seguramente a Helena no le molestaría, pero yo no quise. Sentí que mi madre se había aferrado demasiado a mi matrimonio anterior, negándose a dejarlo ir e invitándome a hacer lo mismo. Por malo que suene, ya estaba hecho; quiero estar con Helena sin la carga de tener siempre a mis exsuegros ahí, viendo la vida que su hija y yo no pudimos tener.
Sorpresivamente, en el día de la boda, mis exsuegros asistieron. Les pregunté qué estaban haciendo allí, y ellos, muy avergonzados, dijeron que mi mamá los había invitado y que les había parecido bien ir. Mi mamá dijo que son “mi familia” y que yo tenía un deber hacia ellos; les dije que podían quedarse a la recepción, para evitar comentarios, pero que no los había invitado y que lo sentía.
Miré a mi mamá y le dije: “No tienes permitido quedarte a nada. Vete, hablamos más tarde”. Ella lloró y rogó, pero le volví a pedir que se fuera. Al final, los tres se fueron juntos y mi papá (que está divorciado de ella desde hace casi 15 años) me llamó egoísta.
¿Qué consejo le darías a este usuario? ¿En qué ocasión sentiste que los demás quisieron imponer sus deseos sobre los tuyos?