El secreto de Elon Musk para tener una memoria perfecta + 9 consejos para aprender más rápido
Así que estás harto de olvidarte de los cumpleaños de tus amigos y de pasar horas memorizando dos líneas para una presentación del trabajo. Pues bien, prepara unos palillos chinos o, mejor aún, pídele un consejo a Elon Musk para mejorar tu memoria. ¿Qué? ¿No tienes su número de teléfono? No te preocupes, ¡nosotros lo hicimos por ti! En 2001, Elon Musk llamó por teléfono al ingeniero mecánico Jim Cantrell, que trabajaba para la agencia espacial francesa. Musk quería saber si era posible enviar una nave espacial a Marte. Estaba dispuesto a construir sus cohetes, así que pidió prestados a Cantrell algunos libros sobre el tema. En poco tiempo, se dispuso a devolver los libros y a hablar de cohetes, física y astrodinámica con el científico. Cantrell se sorprendió. ¿También quieres convertirte en un científico de cohetes desde cero? Pues, ¡pon atención!
Como podemos resumir de sus entrevistas, Elon Musk tiene dos reglas básicas de aprendizaje. En primer lugar, tienes que asegurarte de construir tu propio árbol del conocimiento. Si quieres ir más allá de tus límites de aprendizaje, empieza por el tronco y las ramas grandes, y solo entonces pasa a las hojas. Y a estas alturas te estarás preguntando: “¿De qué diablos está hablando?”. Digamos que estás aprendiendo un nuevo idioma. En lugar de recordar palabras sueltas, deberías empezar con algunas reglas generales. Cuando las entiendas y memorices, construirás un sólido tronco para tus conocimientos. Funciona para cualquier cosa que intentes aprender: desde física hasta las tendencias de TikTok.
La segunda regla es que no puedes recordar lo que no puedes conectar. Elon Musk nunca aprende nada al azar. Conecta cada nueva pieza de información con alguna base más profunda y sólida que ya tiene. Así que, en lugar de coleccionar pedacitos de conocimiento y echarlos al fuego, que acabará quemándolos, tienes que descubrir formas de conectar las hojas y ramas de tus árboles de conocimiento y dejar que florezcan. Para ayudar a que tus árboles crezcan, tienes que rodearte de gente que sea la mejor en su campo. ¿No puedes invitar a las mentes más brillantes del mundo a una barbacoa en tu patio? Pues al menos haz que estén virtualmente presentes en tu vida. Mira sus entrevistas, escucha pódcast y lee, lee tooodo lo que puedas. Musk recomienda libros sobre otros genios y leer todo lo que se pueda en general. Cuando él tenía nueve años, se dedicó a leer la Enciclopedia Británica completa, y luego pasó a los libros de ciencia ficción durante unas diez horas diarias.
Si la lectura no es tu idea de diversión, ¿te interesa apretar los puños y otras formas no convencionales de aumentar tu capacidad cerebral? El 99 % de la población mundial tiene una mano dominante. Por cierto, ¿cuál es la tuya? Sí, me refiero a la que usas para escribir, hacer la comida, pintar, etc. Intenta cambiar a tu “otra mano” de vez en cuando para fortalecer las conexiones neuronales de tu cerebro. Eso hará que tu mente y tu memoria sean más agudas. Usa la mano contraria mientras te cepillas los dientes, limpias o lavas los platos. Puede parecer difícil la primera vez, pero le dará a tu cerebro el tipo de estimulación perfecta al adaptarse. Sigue practicando este ejercicio con regularidad, ah, y no lo hagas mientras manejas tu carro. Zumba, salsa, jazz, hip hop... Baila hasta el cansancio siempre que puedas. Apúntate a clases de danza o mira un video online con algunos pasos de baile que siempre te parecieron geniales cuando los hacían otros. Cuando aprendes nuevos pasos de baile, aumentas tu capacidad de memorización y tu velocidad de procesamiento.
Intenta usar todos tus sentidos en la vida cotidiana. Visita un mercado de abastos, viaja, haz jardinería, hornea una tanda de galletas, toma notas en una reunión o prueba un nuevo restaurante. Hagas lo que hagas, concéntrate en tocar, saborear, oler, oír y ver las cosas, todo al mismo tiempo. Cuantos más sentidos uses, incluso para algo que haces a diario, más capacidad cerebral implicará mantener ese recuerdo. Dale sabor a tu vida cotidiana. Toma una nueva ruta para ir al trabajo, pon tu calendario al otro lado de la mesa o prueba un nuevo tipo de café. Presta atención a los detalles que sueles ignorar. ¿Puedes decir cuántos platos tienes ahora en el gabinete de la cocina? Cuéntalos, o hazlo con el número de escaleras que subes cada día. Además, intenta bañarte con los ojos cerrados. Hacer las cosas usando el sentido del tacto le dará señales a tu cerebro sobre ellas y te dará un buen entrenamiento.
Sigues esperando la parte sobre apretar el puño, ¿no? En 2013, psicólogos de la Universidad Estatal de Montclair hicieron un experimento. Concluyeron que apretar la mano derecha por 90 segundos ayuda a la formación de la memoria. Si se hace lo mismo con la mano izquierda, puede mejorar el recuerdo de la memoria. Ellos le pidieron a 50 adultos que recordaran palabras de una larga lista. Los que apretaron los puños pudieron recordar más palabras, aunque no lo creas. Los investigadores creen que, al cerrar el puño, se activan regiones cerebrales específicas responsables del procesamiento de la memoria. ¿Puedes recordar el nombre de esa chica que te presentaron en su fiesta de cumpleaños? ¿O de ese amable mecánico que una vez te ayudó a arreglar tu auto? Probablemente recuerdes su cara, pero el nombre es una historia diferente porque no te dice mucho sobre las personas. Si quieres darle a tu cerebro otra dosis de entrenamiento e intentar recordar esos datos, solo dilos en voz alta. Repite en voz alta todo lo que acabas de pensar, leer u oír; eso reforzará tu memoria. Lee en voz alta. Vuelve a esas cosas durante períodos más largos, una vez cada pocas horas, todos los días: así es como se dominan los datos y habilidades complicadas.
Construye tu propio palacio de la memoria. Vuelve a guardar el juego, me refiero a otra técnica de memoria. Escoge un lugar que conozcas muy bien: tu ciudad natal, escuela o quizá tu armario. Lo ideal es elegir algo que sea grande y tenga muchos detalles. Digamos que es tu casa. Ahora piensa en un recorrido que pase por ese lugar. Entras por la puerta principal. ¿Qué ves a continuación? ¿Tu cocina? Bien. Ahora elige el sitio donde guardarás la información que quieres memorizar. Cada lugar tiene que ser único. Puede ser una habitación independiente o un objeto de ese cuarto. Ahora, toma un papel y dibuja tu palacio con todo detalle. Una vez que hayas terminado, cierra los ojos y visualiza la representación. Abre los ojos y compara la imagen en tu mente con la que tienes en el papel. Sigue practicando hasta que coincidan perfectamente.
Divide la información que quieres memorizar en trozos y repártela por todo tu palacio. Si estás intentando recordar un discurso de memoria, localiza la primera frase en el tapete y ve más allá, línea por línea, por toda la casa. Inventa tu sistema de codificación; usa algo más que palabras y números. Un cisne puede sustituir a un número 2, y una banda de marcha puede significar marzo. Intenta encontrar símbolos que te hagan sentir algo. Pueden moverse y emitir sonidos, lo que sea que te ayude a recordarlos. Visita tu palacio de la memoria todos los días por al menos 15 minutos. Recórrelo como lo harías en una excursión a un museo, solo que esta vez presta atención. Puedes caminar a través de todo el recorrido o centrarte en una sala al día. Cierra los ojos y ve ahí siempre que tengas un segundo.
Puedes usar el mismo palacio una y otra vez. Solo tienes que rellenar los lugares elegidos con nueva información y emprender un nuevo recorrido. También puedes volverte de la realeza y usar más de un palacio a la vez. Di no al GPS. No cuando estés manejando por alguna ciudad desconocida de noche, claro, pero sí de vez en cuando. Una investigación de 2013 descubrió que depender siempre de la tecnología para guiarte hace que una parte de tu cerebro llamada hipocampo se reduzca. Esta es responsable de la memoria espacial y de reubicar los datos del almacenamiento de corto plazo al de largo plazo. Así que, siempre que sea posible, intenta descubrir tu camino para llegar a los sitios o, al menos, ir hasta ahí usando el GPS y viaja de regreso confiando en tu memoria. Usa palillos chinos. Estudios demostraron que eso ayuda a desarrollar nuevas extensiones de células nerviosas y permite la comunicación entre las células del cerebro. Si no te gustan los palillos chinos, intenta tejer, hacer rodar un lápiz entre los dedos o realizar cualquier actividad con las yemas de los dedos: todo eso tiene un efecto similar en las células cerebrales.