Conoce esta mina de sal polaca llena de pasadizos, esculturas y leyendas, la cual fascinó a Copérnico y al papa Juan Pablo II

Curiosidades
hace 4 años

Wieliczka es una apacible localidad polaca situada sobre un valle, conocida más por lo que ocurre en sus profundidades que en la superficie. Allí se encuentra una mina de sal explotada durante siete siglos, un laberinto subterráneo lleno de pasadizos y cámaras que hoy es una atracción para los turistas que buscan aventuras.

Genial.guru le encanta viajar, por lo que quiere invitarte a conocer esta fortaleza que parece haber salido directamente de la imaginación de J. R. R. Tolkien, autor de El Señor de los Anillos. Al final del artículo encontrarás un bono con un recinto similar ubicado en Latinoamérica.

Pasadizos, estatuas y hasta un lago bajo tierra

Pozos, pasadizos laberínticos, un lago subterráneo, cuatro capillas y numerosas estatuas talladas en la sal por los mineros son parte de la belleza que convierte a este yacimiento en un lugar especial. Su explotación comenzó en el siglo XIII, y en 1978 fue declarado Patrimonio Mundial de la UNESCO. Aunque ya no permanezca activo, cientos de mineros todavía trabajan en el lugar para preservarlo y contarles sus historias a los visitantes.

Cerca de 45 millones de personas ya se adentraron en la ruta turística que puede realizarse por la mina, un recorrido de 3,5 kilómetros que alcanza los 135 metros bajo tierra. Y aunque los números impresionan, esta parte habilitada al público representa solamente el 2 % de esta fortaleza subterránea que llega a los 327 metros en su punto más profundo.

La historia de la mina y la importancia de la sal

En el Antiguo Egipto se empezó a usar la sal para sazonar la comida y también como elemento para preservar carnes y pescados por más tiempo. En la época del Imperio romano se convirtió en un bien muy preciado; incluso se crearon rutas para su comercio y hasta se empleó como forma de pago para los soldados (de ahí viene la palabra “salario”).

Esta sustancia mantuvo su importancia con el paso del tiempo, y fue Casimiro III, rey de Polonia entre 1333 y 1370, quien impulsó el desarrollo de la actividad minera en Wieliczka. La extracción del mineral constituyó un tercio del tesoro del monarca y le permitió fundar la Academia de Cracovia (hoy llamada Universidad Jaguelónica), la primera casa de altos estudios del país.

Personajes célebres que visitaron el yacimiento

Hasta finales del siglo XV, la mina de sal de Wieliczka solo tenía cuatro pozos y un nivel subterráneo, y la explotación se realizaba en una escala mínima. A medida que la tecnología fue avanzando, se prosiguió en la excavación hasta convertir al lugar en la enorme ciudad subterránea que es hoy, con nueve niveles y unos 245 kilómetros de galerías.

Su desarrollo ha llamado la atención de muchas personas. A lo largo de los siglos fue visitada por personajes célebres, siendo el primero Nicolás Copérnico, considerado padre de la astronomía moderna, en 1493. También pasaron por allí el escritor Johann Wolfgang von Goethe, el naturalista Alexander von Humboldt, el químico Dmitri Mendeléyev, el papa Juan Pablo II, y Bill Clinton, el expresidente de Estados Unidos.

El recorrido y los secretos de la ruta turística

La ruta que pueden hacer los turistas en la actualidad empieza con un descenso de 380 escalones. Ya a 64 metros bajo la superficie comienza el recorrido por unas 20 cámaras y corredores tallados en las rocas de sal llamadas halita. Es un viaje por un enorme laberinto subterráneo que siempre se hace con un guía que cuenta algunos de los secretos que esconde el lugar.

Durante el trayecto se realizan tres descensos más por escaleras hasta llegar a los 135 metros de profundidad. En el camino se visitan algunas de las capillas en las que rezaban los mineros, las herramientas que utilizaban en su trabajo, un lago natural, esculturas hechas de sal, un cine y una muestra multimedia sobre la historia de la mina. También hay un restaurante y unas grandes habitaciones compartidas para pasar la noche a 125 metros bajo tierra.

La leyenda que esconde el corazón de la mina

El corazón de la mina es la capilla de Santa Kinga, un lugar de culto subterráneo ubicado a 101 metros de profundidad. Posee candelabros de cristal hechos de sal y un piso de sal tallada, y es una verdadera galería de arte con altares y esculturas talladas en la piedra de la cámara que retratan acontecimientos religiosos como la Última Cena.

Kinga fue una princesa húngara que antes de casarse con el duque polaco Boleslao V el Casto visitó la mina de sal de Maramures, una ciudad que hoy pertenece a Rumania. La leyenda dice que ella arrojó allí su anillo de compromiso, el cual viajó de forma milagrosa junto a los depósitos del mineral hasta Wieliczka, donde fue redescubierto. En ese lugar es donde los mineros erigieron la capilla que la venera.

La ruta del minero

Los turistas más intrépidos pueden optar por hacer otro recorrido llamado “ruta del minero”, el cual permite ponerse en la piel de los trabajadores que por siglos trabajaron en la extracción de la sal. Sin más luz que la de la linterna en sus cascos, y vestidos con todo el equipamiento necesario, los visitantes descienden hasta los 101 metros de profundidad en un trayecto sin tantas comodidades, pero con mucha adrenalina.

La aventura incluye picar las piedras para buscar sal, probar la concentración de metano, un gas que es liberado permanentemente en las minas subterráneas, y encontrar la ruta correcta bajo tierra. La experiencia también sirve para conocer las herramientas que usaban los mineros para hacer su labor.

Bono: la Catedral de Sal de Zipaquirá

Latinoamérica tiene su propia fortaleza construida en una mina: la Catedral de Sal, en Colombia. Ubicada en Zipaquirá, a 29 kilómetros de Bogotá, constituye una galería de arte y culto religioso subterráneo. Su interior incluye 14 estaciones en las que los mineros tallaron en la roca de sal los diferentes momentos del vía crucis, una de las devociones más extendidas entre los católicos.

Toda catedral tiene que tener una cúpula, y esta no es la excepción: fue tallada en uno de los techos del yacimiento, con una altura de 11 metros y un diámetro de 8 metros. Además, en su interior se encuentran altares, reproducciones de obras clásicas como La creación de Adán de Miguel Ángel, y santuarios.

¿Te atreverías a ingresar al interior de una mina? ¿Cuál es el lugar más mágico y único que has visitado? ¡Comparte tus respuestas con el resto de los lectores!

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