Erika Buenfil comparte lo que ha aprendido al ser una feliz madre soltera a sus 58 años
Erika Buenfil es una de las actrices, conductoras e influencers más queridas de México. Con una carrera de casi 50 años, ha pasado de ser actriz infantil y protagonista juvenil a convertirse en toda una intérprete madura. Con su típica sonrisa y carisma sigue cautivando a las audiencias en las telenovelas donde participa. Y a pesar de tener una carrera profesional agitada, su vida amorosa es todo lo contrario, pues, a sus 58 años, Erika se describe como una orgullosa y feliz madre soltera que se redefine con las nuevas tecnologías.
Su primera decepción amorosa
Erika Buenfil comenzó su carrera en la TV a los 8 años en su natal Monterrey. Desde esa edad empezó a aparecer en programas como conductora, actriz e incluso como cantante. Debido a su trabajo en los medios, tuvo varias relaciones con actores y cantantes.
Ella recordó que, en una ocasión, ya estaba a punto de comprometerse con un cantante, pero “me dejó plantada en la pedida de mano... Me dejó con toda mi familia esperando en Acapulco. Nos habíamos puesto de acuerdo en que ahí nos íbamos a comprometer, pero nunca llegó”. Tras ese desafortunado episodio, Erika entró en una profunda depresión.
El dolor del engaño
Pero ese no fue el único episodio doloroso que Erika vivió con las relaciones. Tuvo un noviazgo con una persona importante y llegó a estar embarazada; ella estaba emocionada y dispuesta a hacer su vida con este hombre. Sin embargo, un día se dio a conocer que él, un cantante de renombre, tenía otra relación. “Estaba en mi casa con 8 meses de embarazo, ya gorda, y entonces oigo mucho escándalo... Oigo que dicen: ’No se la enseñen, no le digan nada, no se lo enseñen’. (El padre) había salido en la portada de una revista, la boda y todo... Se siente horrible”, reveló en una entrevista.
Esto fue muy doloroso para Erika, por lo que, desde ese instante, decidió salir adelante sola, pero con su hijo.
Discriminada por ser madre soltera
Así comenzó su rol como madre, el que ella considera “el mejor papel de su vida”. Aunque el padre nunca se hizo cargo de la manutención, Erika se muestra agradecida por el regalo que le dio con su hijo. Sin embargo, en esa época, ella llegó a sufrir discriminación, tanto por ser una figura pública como por el pensamiento cerrado del lugar donde vivía.
Contó que cuando se supo lo de su embarazo, fue despedida de la telenovela en la que estaba trabajando. Además, en un restaurante la movieron de mesa porque la gente a su alrededor murmuraba de ella. Tenía que sacar citas con el médico a nombre de su hermana, porque nadie quería atender a una madre soltera. “Viví momentos muy difíciles, pero ahora estoy disfrutando mi vida, mis logros, estoy disfrutando a mi hijo. Todas estas experiencias duras me han servido para tocar fondo, volverme a empujar y nunca darme por vencida”.
Salir adelante con amor y miel
Erika decidió criar a su hijo sola, pero no ha sido fácil: “Me ha costado mucho trabajo salir adelante sola. Eso me obliga a ser una mejor actriz también. Me obliga a estar bien, porque no te puedes pelear con la vida porque te quedas sola. Gracias a la ayuda y al apoyo de la mano de uno y de otro, sales adelante, y eso se consigue solo con amor y con miel”, declaró en una entrevista.
Su hijo aprendió la lección
Actualmente, Nicolás, el hijo de Erika, tiene 17 años, y ha sido cuestionado por la prensa acerca de si ha contactado a su padre y qué opina de su abandono. “Ya lo perdoné, no le guardo rencor. Siempre me sentí muy amado por mi mamá, nunca me faltó nada... Mi mamá significa mi mundo, no sé qué haría sin ella. Es mi guía, mi apoyo incondicional. Es mi mejor amiga, la amo y admiro su terquedad y lucha de todos los días. Es una fregona porque ella sola, trabajando duro, me sacó adelante con amor. Estoy feliz y agradecido por ello”, comentó el adolescente.
Aprendiendo de las nuevas generaciones
Para Erika no ha sido fácil ser madre soltera. Y a pesar de ser una primera actriz, cada vez hay menos papeles para mujeres de su edad. “El día en que me senté y le dije (a mi hijo) ’¿Qué vamos a hacer? Se nos van a acabar los ahorros’, me respondió: ’Mamá, haz tu canal de YouTube. Tú cocinas muy bien’. Yo no sabía nada de eso, pero me encanta cocinar. Empecé haciendo huevos con frijoles. Hacía un video a la semana. Posteriormente, fuimos a la alfombra roja y se me vino la prensa encima. ’¿Y ahora qué hice?’, pensé. Querían que hablara de mis videos, y mi sorpresa fue que una gelatina de limón había tenido un millón de vistas en YouTube”, confesó en una entrevista.
Envejeciendo con gracia
Gracias al apoyo de su hijo, Erika Buenfil está viviendo una nueva etapa de su vida, aunque ahora como la “reina mexicana de TikTok”. Su hijo la ha impulsado y ayudado con varios consejos, y así es como la actriz ha logrado consolidarse en esa red social.
“De pronto ves mi perfil y en una estoy bailando, en otra cantando, una desmañanada, otra dormida, otra así (producida), o sea, es un abanico de cosas, y así me conocen de diferentes maneras. El chiste es atreverse. He hecho una desmaquillada completamente, y ese también es el chiste, que la gente me vea como hoy y me vea mañana, recién levantada y en pijama”, confesó.
El secreto para sentirse plena
A sus 58 años, Erika está muy feliz, enfocada en el trabajo y en cuidar y amar a su hijo. Y aunque no está negada al amor, prefiere la seguridad que le da seguir soltera. “Estoy muy bien, tengo el amor de mi hijo y amo mi trabajo... la verdad es que estoy plena. Tengo muchos amigos que me quieren y no he tenido el tiempo, mejor dicho, las ganas. A lo mejor soy egoísta en ese aspecto o ya me da temor, tal vez, el buscar una pareja. A lo mejor no me aguanta el ritmo”, reveló.
“Soy muy sana o yo no sé de dónde cargo pilas. De pronto sí me aviento dos, tres días acostada, o un día completo, me regalo mañanas de dormir, porque aparte yo soy de las que si tengo el tiempo libre, lo ocupo, hasta que yo misma digo ’Para, descansa, no te maquilles, dedícatelo a recuperarte, a comer bien sentada’”, explicó. “Saco pilas de no sé dónde, pero ahí le echo ganas. Tomo vitaminas porque, pues, ya jovencita no estoy, pero le echo ganas. Yo creo que es una actitud, el hecho de sentirte joven y con muchas ganas, pero aquí estoy, echándole ganas, y seguir adelante es lo más importante”.
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