Este sujeto creó la limusina más grande a partir de un avión
Un mecánico de Illinois fue llamado para remolcar un vehículo. Cuando se acercó al Ford Ranger volcado, le llegó la inspiración. La mayoría solo habría visto un auto accidentado, pero él vio un tipo de vehículo totalmente nuevo. Tomó dos camionetas, una Ford Ranger y una Ford F-150, y pasó 6 meses trabajando en un nuevo y extraño vehículo. Con los dos autos combinados, creó la ilusión de que solo había uno. Cuenta con espacio suficiente para pasajeros, e incluso está legalmente aprobado para circular por las calles. Las cuatro ruedas de la parte superior giran autónomamente alineadas con las de la carretera, lo que deja a todo el mundo confundido. Sí, y tiene un aspecto bastante extraño, incluso cuando está estacionado.
La importancia de comer vegetales es algo que muchas empresas intentan transmitir a sus potenciales compradores. Una empresa en Inglaterra llamada Birds Eye lo llevó al siguiente nivel: construyeron un auto con forma de guisante para promocionar sus productos. Fue construido sobre el chasis de un karting todoterreno y tiene muchas partes de un Volkswagen Beetle. Puede que parezca un juguete, pero no lo es: equipado con un pequeño motor Honda, este pequeño guisante verde puede alcanzar los 100 km/h. Lamentablemente, no lo verás en las calles, ya que su único objetivo era ser parte de un anuncio publicitario. Sin embargo, ganó mucha fama gracias a los anuncios, y se rumorea que mucha gente llegó a preguntar cómo podía comprar este extraño vehículo.
En 1964, en los Estados Unidos, se diseñó un jeep pequeño y ligero llamado Mini Moke. Lo ofrecieron a Gran Bretaña, creyendo que se adaptaría a su terreno. Sin embargo, fue rechazado por su escasa distancia al suelo. Además, las puertas laterales abiertas no estaban del todo adaptadas al clima inglés. Volvieron a ofrecerlo en lugares con climas más cálidos, como Portugal y Australia. La idea era que pudiera ser utilizado para el turismo y que ofreciera una forma fácil de viajar. Como no contaba con ninguna otra ventaja para actividades divertidas, como una tracción en las cuatro ruedas, perdió popularidad. Sin embargo, está resurgiendo gracias a la introducción de los motores eléctricos. No es de extrañar: la altura libre ahora es mayor, los asientos son más cómodos y el precio también es bastante asequible: en la actualidad cuesta unos 21 000 dólares.
A principios del siglo XX, los autos comenzaron a dominar las calles. Algunos funcionaban a vapor, pero eran demasiado ruidosos. Incluso hubo vehículos eléctricos, pero, como no podían funcionar fuera de las ciudades, tampoco se pusieron de moda. Sin embargo, hubo otro diseño más extraño. A principios de los años 20, se inventó el Leyat Helica, también conocido como “el avión sin alas”. En este vehículo, el conductor se sienta adelante y un pasajero atrás. La carrocería aerodinámica del Leyat Helica tiene una estructura similar a la de un avión. Está hecha principalmente de madera contrachapada, con una gran hélice en la parte delantera para empujar el auto hacia adelante. El diseñador creía que todas las piezas normales de un vehículo añadían peso innecesario. En aquella época, el acero era increíblemente importante para otros usos, y el chasis ligero fue su solución. Con un peso de unos 250 kilos, este vehículo podía alcanzar velocidades de hasta 170 km/h. Suena fantástico, pero había un gran inconveniente: era increíblemente ruidoso. Para protegerse los oídos, la gente debía llevar unos cascos similares a los de un avión real. No era la mejor opción para un viaje por la calle, ¡pero sorprendentemente se vendieron 30 unidades!
Con la escasez de combustible de la década de 1940, los inventores intentaron hallar formas alternativas de transporte. Los vehículos eléctricos volvieron a ser considerados después de haber sido abandonados en forma de planos durante los últimos 30 años. Así, en 1938, se diseñó un flamante auto eléctrico llamado L’Oeuf Electrique, que finalmente fue construido en 1942. Se trata de un vehículo de 3 ruedas con forma de huevo y espacio para un solo pasajero. Este huevo con ruedas funcionaba con baterías. Una carga completa era suficiente para que recorriera hasta 100 kilómetros. Además, podía circular por las carreteras a una velocidad máxima de 70 km/h. Como si fuera poco, era bastante ligero: solo pesaba unos 350 kilos. Ojalá tuviera un auto así hoy en día: cabría en cualquier estacionamiento. Además, gracias a su visión de 270 grados, no tendría puntos ciegos. Lamentablemente, no se puso de moda y solo se fabricó uno.
La ingeniería alemana siempre ha presentado un alto nivel en sus automóviles. Y un modelo, el Amphicar, los llevó a otro nivel. ¡Era un auto que también podía meterse al agua y funcionar como barco! Si bien circulaba a velocidades modestas por la carretera y las ruedas estaban ligeramente más bajas de lo normal, una vez en el agua, las ruedas delanteras funcionan como turbinas. Podía navegar a una velocidad de hasta 7 nudos. Los diseñadores eran conscientes de que no era el mejor barco ni el mejor auto, así que lo anunciaron como el mejor barco para las calles y el mejor auto para el agua. De hecho, era bastante aceptable a la hora navegar. Muchos se sorprendieron de que no tuviera fugas, ni siquiera después de dejarlo estacionado durante varias horas. Su popularidad creció y, en los años 60 se vendieron casi 4000 vehículos. Incluso inspiró varios modelos de autos-barco en la industria automovilística.
¿Alguna vez pensaste en alquilar una limusina? ¿Y qué tal si una limusina se cruzara con un avión? Un sujeto decidió combinar su amor por un avión 727 con la posibilidad de conducirlo por la carretera. Primero, consiguió un avión. Le quitó las alas y la cola y acopló la carrocería a un autobús Mercedes Benz, así que es una especie de autobús normal disfrazado de avión. Con 16 metros de largo, se convirtió en la mayor limusina del mundo. Tiene espacio suficiente para 40 personas, y sin embargo puede conducir hasta a 200 km/h. La cabina fue conservada en su mayor parte; sin embargo, el volante fue reemplazado por razones obvias. La escalera plegable original aún funciona, lo que representa una agradable bienvenida a los pasajeros mientras suben a la limusina Boeing. Sorprendentemente, está habilitada para ser conducida en las calles, e incluso puedes alquilar esta limusina de 11 000 kilos.
A principios del siglo XX, los motores se volvieron mucho más eficientes, y la disponibilidad de gasolina asequible ayudó a que los automóviles se popularizaran. En 1927, los diseñadores desarrollaron algo muy elegante: ¡conoce al Bugatti Royale! Fue el auto más lujoso jamás fabricado, con 6,5 metros de largo y un peso de 3000 kilos, casi el doble del promedio de un sedán construido hoy en día. Sin embargo, al momento de su creación, hubo un gran declive en la economía mundial. Lamentablemente, este exagerado auto no tuvo éxito: ni siquiera la realeza europea tenía interés en una compra tan extravagante. Habían previsto fabricar 25, pero, una vez que el interés desapareció, solo se vendieron 3. La línea de producción fue interrumpida con solo 7 vehículos construidos. El diseño del motor se inspiró en un motor de avión francés, y es el más grande jamás construido. Sin embargo, tras el fracaso del Bugatti Royale, los motores restantes fueron utilizados en los recién construidos vagones de alta velocidad para el sistema ferroviario francés.
En 1930, un inventor llamado John Archibald Purves creó algo que consideraba “el vehículo de alta velocidad del futuro”. Se inspiró en los diseños de Leonardo Da Vinci. John pensaba que el pintor había dado en el clavo, por lo que creó la Dynasphere, un vehículo de una sola rueda que funcionaba con electricidad. Esta singular rueda de 3 metros de altura, hecha de una reja de hierro y recubierta de cuero, pesaba unos 450 kilos. El asiento del conductor y el motor estaban conectados e instalados sobre ruedas. Al principio, solo era posible doblar si el conductor se inclinaba hacia un lado u otro, pero más tarde se implementó un volante para hacer las cosas más fáciles. Podía alcanzar hasta 50 kilómetros por hora. Hubo cierto interés en él como una actividad divertida para la playa. Ah, y también se fabricó una versión con ocho asientos. Por desgracia, la visión del diseñador de unas ruedas gigantes que reemplazaran a los autos no se hizo realidad... probablemente porque no logró encontrar una forma de detenerlo sin hacerlo chocar con algo.