Estuvo congelada por 6 horas y sobrevivió
Es invierno de 1980. Estamos en el pequeño pueblo de Lengby. Jean Hilliard, de 19 años, conduce a casa después de verse con un amigo. Toma un atajo y gira hacia un camino congelado y resbaladizo. En la oscuridad, pierde el control del auto. El vehículo se estrella contra una zanja. Luces de emergencia, nevada, noche y helada fuerte. Jean sale del vehículo. Lleva solo un abrigo ligero de invierno, guantes y botas vaqueras. La temperatura del aire es mucho más baja que en un congelador. Ella está segura de que su amigo vive cerca, así que va por ese camino. Sube una colina alta y se da cuenta de que ha tomado la ruta equivocada. Parece que se ha perdido. La chica deambula un par de kilómetros más hasta que ve la casa de otro amigo en la distancia. Helada, camina hacia allí; entonces, todo se vuelve negro. Jean pierde el conocimiento.
A la mañana siguiente, el ganadero Wally Nelson se despierta de muy buen humor. ¡Es la temporada de vacaciones! Hay una especie de cuento de hadas de invierno fuera de la ventana. Sale de su casa y encuentra el cuerpo de Jean Hilliard tirado a pocos metros de su porche. Wally se acerca a ella, la sacude y se horroriza. Su cuerpo está rígido y frío como madera congelada. Sus ojos están abiertos y no se mueven. Su cabello se ha congelado. Simplemente no parece viva. Pero Wally ve que todavía respira. ¡Jean ha logrado sobrevivir! Él quiere subirla a su auto para llevarla al médico, pero el cuerpo de la chica no se dobla y no cabe en el coche. Se siente como una estatua. Consigue un auto más grande y va al hospital lo más rápido que puede.
Los médicos se llevan a Jean, pero no creen que tenga ninguna posibilidad de sobrevivir. Su mano está tan dura y congelada que ninguna aguja puede penetrarla. Una temperatura baja, ojos vidriosos y músculos tan duros como una piedra son los resultados del “modo de emergencia”. Su cuerpo ha dirigido toda la sangre a los órganos vitales para garantizar su funcionamiento. Es por eso por lo que otras partes de su cuerpo se ven sin vida, y su piel y músculos no reaccionan a nada. Los médicos deciden ponerle almohadillas térmicas para calentarla. Su familia espera por su recuperación. Pero en este momento, todo lo que pueden hacer es esperar. La congelación es peligrosa, porque todo ese líquido congelado comienza a expandirse. Llena una botella pequeña con agua y ponla en el congelador por unas horas. Luego sácala y verás que parece haberse expandido o incluso agrietado debido al aumento de volumen del líquido.
Lo mismo sucede dentro de nuestros cuerpos. Estamos formados por casi un 70 % de agua. Cuando se congela, sus partículas se convierten en cristales de hielo y desgarran las membranas celulares. Los fragmentos de hielo pueden estirar y destruir los tejidos. Esto se llama congelación. Además, nuestro cuerpo puede ralentizar todos los procesos internos en condiciones de frío extremo para ahorrar fuerza y energía. El corazón late más despacio y los pulmones dejan de consumir mucho oxígeno. El metabolismo se ralentiza. Eso sucedió con Jean, y tal vez fue lo que le salvó la vida ese día. Estuvo tumbada en la nieve con heladas severas durante unas 6 horas. Pero ¿por qué las partículas de hielo no comenzaron a destruir sus membranas celulares? ¿Cómo soportó su cuerpo tal daño y logró sobrevivir?
De vuelta en el hospital, los médicos están felices de ver a Jean mejorar. La sangre caliente se esparce a través de los vasos helados y le devuelve la vida a su cuerpo. Sorprendentemente, los cristales de hielo no han dañado sus músculos ni su piel. Unas horas más tarde, la chica recupera el conocimiento. Al mediodía, comienza a hablar. Jean no sabe lo que pasó. Recuerda caminar a la casa de su amigo y luego despertarse en el hospital. Lo que más le preocupa en este momento es que el auto de su padre está en algún lugar en una zanja. Resulta que la chica cayó y se arrastró hasta la casa de Wally Nelson, pero no lo recordaba. Aparentemente, su cerebro activó el instinto de supervivencia esa noche. Por desgracia, no logró gatear los últimos metros. Jean se desmayó en la puerta y permaneció allí durante 6 horas.
¡Los médicos examinan a la chica y descubren que está completamente sana! Pronto, es dada de alta del hospital. Pero este caso no fue único. El profesor de medicina de emergencia David Plummer dijo que había visto alrededor de 12 casos similares en los últimos 10 años, de pacientes que lograron sobrevivir a una congelación severa. Jean regresa a casa y descubre que se ha hecho famosa. Escriben sobre ella en los periódicos, quieren entrevistarla y filmar documentales. Su caso ha llamado la atención de muchos médicos de todo el mundo, pero nadie ha podido averiguar exactamente cómo logró sobrevivir. En el caso de los humanos, estas recuperaciones parecen un milagro. Pero muchas criaturas del mundo natural pueden adaptar sus cuerpos a condiciones extremas. Una de ellas es la rana de árbol.
Estos animales viven principalmente en zonas templadas y tropicales de Eurasia. A veces, tienen que lidiar con el clima frío. Su cuerpo inyecta glucosa en el torrente sanguíneo cuando sienten que se están congelando. Y el contenido de sus células se convierte en jarabe. El azúcar reduce el punto de congelación del agua. Así, las ranas arborícolas se han adaptado a tales condiciones. El agua fuera de sus células puede congelarse. Sus cuerpos pueden ponerse tan duros como cubos de hielo. Pero están vivas y sintiéndose genial. Luego, cuando hace más calor, se recuperan por completo: la sangre llena su cuerpo y pone todos sus músculos en movimiento. Pero uno de los animales más sorprendentes que pueden soportar temperaturas bajo cero es el pez de hielo. Es transparente, similar a una medusa. Nada en las oscuras y frías aguas antárticas. El pez de hielo se siente cómodo allí debido al anticongelante en su sangre. Más precisamente, es una sustancia única que es como un anticongelante.
Este líquido no permite que las células, los órganos y el cuerpo del animal se congelen. No hay glóbulos rojos que transporten oxígeno en la sangre de este pez, y es el único vertebrado con tal superpoder. Hay organismos en nuestro planeta que utilizan el frío para prolongar su vida. Científicos han encontrado algunos de ellos en el hielo de Siberia. Esas son criaturas multicelulares microscópicas como pequeños gusanos que pueden vivir en un congelador durante unos 10 años. Pero los gusanos de Siberia tenían unos 24 000 años. Los científicos los transportaron al laboratorio y los descongelaron. Estos cobraron vida y comenzaron a multiplicarse inmediatamente después de todos esos siglos de sueño. Sus cuerpos pueden entrar en criptobiosis. Esto se produce cuando un organismo completamente congelado tiene funciones vitales mínimas. Un análisis mostró que los gusanos podían permanecer en este modo durante decenas de miles de años.
Y hay muchos de esos animales en nuestro planeta. Además, estas criaturas son unas de las más resistentes a la radiación. Son prácticamente invulnerables. Pero volvamos a nuestra historia. Es posible que el cuerpo de Jean Hilliard entrara en una criptobiosis breve. Tal vez, había algún líquido que no se congelaba en la sangre de la chica. Pero nadie lo sabe con seguridad. En estos días, tiene un trabajo común y casi no recuerda ese día. Una investigación adicional sobre este tema puede ayudar a los científicos a crear medicamentos especiales que pueden ayudar en las temperaturas bajo cero. Imagínate, podrías salir con seguridad en el invierno usando una camiseta y un par de pantalones cortos. Saldría vapor de tu cuerpo, y el hielo bajo tus pies se derretiría. Te sentirías caliente por dentro. Un sueño tal vez. Pero, siendo realistas... los fabricantes de abrigos de invierno, por supuesto, nunca lo permitirían.