“La gente cree que soy un monstruo”, el “hombre lobo” que busca un trabajo fuera del circo
Jesús Aceves sufre de hipertricosis, lo que causa un crecimiento de cabello excesivo en su cara y espalda. A pesar de ser llamado “El Hombre Lobo” por su condición, Jesús anhela vivir una vida sin etiquetas y ser reconocido como cualquier otra persona.
Él es Jesús Aceves, un hombre de 55 años con hipertricosis, una condición que le causa un crecimiento excesivo de cabello en su cuerpo, especialmente en la cara. Aunque tiene una familia y está casado, Jesús no vive plenamente feliz debido a su condición. Relata que él y su familia son víctimas de discriminación. Uno de sus hijos mencionó lo siguiente en una entrevista: “La gente se burla de mí, e incluso les dicen a sus hijos que no sean mis amigos”.
Trabajó en el circo toda su vida, recorriendo diversas ciudades. Sin embargo, ahora está cansado de ser visto como un fenómeno. Como resultado de los años de su trayectoria, es conocido como “El Hombre Lobo”.
Ahora, de regreso en casa y alejado del circo, enfrenta un nuevo desafío: encontrar un trabajo “normal”. Necesita sustentar a su familia, ya que su esposa solo consigue empleos temporales.
Tras varias entrevistas de trabajo fallidas, decidió intentar algo que siempre había evitado: afeitarse el rostro. Confío en el barbero de su familia para llevar a cabo la transformación, incluso dejándole cejas y pestañas.
La experiencia fue complicada, ya que el rostro es una zona del cuerpo sumamente sensible. Sin embargo, tanto él como su esposa creían que con solo afeitarse, tendría más oportunidades de encontrar empleo.
Jesús ha tenido varias entrevistas y está seguro de que ahora encontrará un lugar donde trabajar. Si esto sucede, deberá afeitarse el rostro cada 2 días.
A pesar de la rareza de ciertas condiciones, hay individuos que destacan por su resiliencia. Y tenemos varios ejemplos de ello. Cuando Adam Pearson era bebé, era indistinguible de su hermano gemelo. Sin embargo, una rara enfermedad lo hizo lucir muy diferente a él. A pesar de que esta condición transformó su rostro, no quebrantó su espíritu. Hoy, Pearson es una inspiración para miles, mostrando que nuestra verdadera esencia radica en cómo enfrentamos la vida. Esperamos que su historia ayude a reducir la discriminación hacia aquellos con enfermedades genéticas.