La pequeña niña que a los cuatro años tuvo que convertirse en madre de su padre
Todos somos conscientes de los esfuerzos que hicieron nuestros padres para cuidarnos durante nuestra infancia, y estaríamos dispuestos a hacer cualquier cosa para mostrarles nuestro agradecimiento. Pero a Jia Jia, una niña china, le tocó hacerlo a los cuatro años, cuando su padre quedó paralizado en un accidente automovilístico y su madre los abandonó a los dos. Las situaciones difíciles de la vida sacan a relucir nuestro lado más fuerte, y vaya si lo logró con esta pequeña, que adoptó una actitud de superheroína a la edad en que la preocupación más grande de cualquier niña es la de jugar a las muñecas.
Un accidente de auto puso sus vidas de cabeza
En 2016, Tian Haicheng, el padre de Jia Jia, sufrió un terrible accidente cuando el taxi en el que viajaba se estrelló en una zanja. Como consecuencia su cuerpo quedó paralizado desde el pecho hacia abajo de por vida. A los pocos meses, su esposa le dijo que iba a visitar a sus padres con su hijo mayor y que mientras tanto la pequeña se quedaría con sus abuelos paternos. Pero lo cierto es que ella nunca más regresó.
Jia Jia se convierte en la enfermera menos pensada (y la más adorable)
Cuando fueron abandonados, la pequeña tenía apenas 4 años. Desde ese momento asumió la responsabilidad de cuidar a su padre, y sus abuelos la han apoyado incondicionalmente durante todo este tiempo. Cada mañana, la pequeña se despierta puntualmente a las 6:00 a.m. Ella ayuda a su papá a levantarse, le cepilla los dientes, lo afeita y le lava cara. Luego, prepara el desayuno para ambos, espera la llegada de sus abuelos a casa y, como cualquier otra niña, va a la escuela.
Mientras está en la escuela, sus abuelos granjeros se encargan de cuidar a su padre. Luego, de regreso en casa, Jia Jia le da la cena y lo asiste en sus movimientos utilizando un elevador de movilidad improvisado. El abuelo de la niña lo construyó ingeniosamente utilizando piezas adquiridas en una ferretería. Así y todo, cada vez que lo ayuda a pasar de la cama a la silla de ruedas, la niña debe emplear todas sus fuerzas.
Primero lo sujeta a las correas mientras está acostado en la cama. Luego, lo eleva lentamente con el polipasto y lo empuja hacia la silla que se encuentra junto a la cama. Por último, con mucho cuidado, ayuda a que se siente de forma segura en la silla de ruedas y retira las correas.
Un amor capaz de todo
“Cuidar a mi papá no me cansa en absoluto. Al principio, no sabía cómo afeitarlo y sin querer le corté la cara y lo hice sangrar, pero él me dijo que no sentía ningún dolor. Con el tiempo mejoré mucho, mi abuela dice que lo hago muy bien”, esto contaba la inocente niña.
Cuando el mismo medio le preguntó si extrañaba a su mamá, la pequeña respondió: “No, porque ella no cuida a mi papá, pero sí extraño mucho a mi hermano, siempre estábamos juntos”.
Después de perder su capacidad para trabajar, el señor Tian se ha visto en la necesidad de depender de los ingresos provenientes de la agricultura de sus padres para cubrir sus gastos médicos y de subsistencia. Fue precisamente con la idea de encontrar un mayor respaldo económico que creó una cuenta en Kuaishou, una de las aplicaciones de transmisión en vivo más populares de China, donde comparte su vida con la esperanza de recibir ayuda de personas amables y desconocidas.
Su cuenta ha juntado miles de seguidores, quienes emocionados ante la dedicación y valentía de la niña la llaman “angelito”. Desde aquí creemos que no existen palabras para definir tamaño acto de amor.
Estamos acostumbrados a que sean los adultos quienes hagan todo por los niños. Sin embargo, hay veces, muchas veces, en las que son los más pequeños quienes adoptan conductas “de grandes”, y esto suele dejarnos sin palabras.