Lo que verías si vivieras 10 000 años
Estás dentro de una pequeña nave espacial. Vuelas cada vez más alto, luego dejas la atmósfera de nuestro planeta. Cientos de miles de satélites con carteles publicitarios brillantes aparecen frente a ti. Uno de ellos dice: “¡Feliz Año Nuevo 5699!”. Este año estás de aniversario. Vas a cumplir 5000 años. Pulsas un botón en el panel táctil y activas el bloqueo de anuncios. Ahora, no puedes ver ningún cartel holográfico a través del cristal. Vas a hacer un salto a través del espacio. Un túnel negro llamado agujero de gusano aparece delante de la nave. Vuelas adentro y este desaparece.
La nave se ha teletransportado a la galaxia de Andrómeda. Aquí se ha descubierto recientemente un exoplaneta, como la Tierra. También es azul, tiene mucha agua, pero solo un enorme continente. Se encuentra oculto en densas nubes interestelares, y esperas que otras personas no lo encuentren pronto. Pero en cuanto entre en el registro intergaláctico, lo comprarás. Lo llamas “Segundo Hogar”. Ahora estás volando hacia la atmósfera, atravesando las nubes. Entonces aterrizas en una pequeña colina verde.
Al pie de esta, ves varias casitas de barro y piedra con tejados de paja. Cerca de las viviendas, los lugareños están trabajando con ropa sencilla. Están arando la tierra y las vacas comen la hierba cercana. Has activado tu modo de sigilo para que los habitantes no puedan verte. No son personas reales. Los creaste usando tecnología de clonación. Las condiciones de este planeta son ahora las mismas que había en la Tierra real en el año 699. Cuando todo cambió para ti.
Recuerdas estar nadado en el lago por la noche, mirando las estrellas. Una se movió de su lugar y comenzó a acercarse. Un enorme destello de luz y algo pesado cayó al agua. Perdiste el conocimiento y despertaste por la mañana en la orilla. Solo mil años después te diste cuenta de que fue un meteorito. Al día siguiente de la caída del astro, notaste que cualquier daño en tu cuerpo desaparecía instantáneamente. Después de un par de décadas, notaste que envejecías más lentamente que el resto de la gente de tu pueblo. Luego de otros 50 años, comprendiste que no lo hacías en absoluto.
Los caballeros, los vikingos, la oscura Edad Media, los genios del Renacimiento: lo ves todo con tus propios ojos. Te conviertes en emperador de un enorme imperio, y luego te aburres y decides vivir en los barrios bajos para sentir todos los matices de esta vida. Crees que alguna magia te ha dado la inmortalidad, pero luego te das cuenta de que cualquiera de esta o hechicería es en realidad ciencia. Te comunicas con las mentes más brillantes del planeta, te haces amigo de personas increíblemente grandiosas y de otras realmente malas para entender la naturaleza de los humanos. Alrededor del siglo XV, tienes todo el conocimiento y lees todos los libros que la gente puede darte en esta época. Comienzas a explorar el mundo por ti mismo.
Descubres el proceso de la fotosíntesis en las plantas, comprendes las leyes fundamentales de la física, realizas asombrosos experimentos químicos y descubres que vives en un diminuto planeta en un universo infinitamente vasto. Biología, química, física, astronomía... aprendes y exploras todo. Los resultados de tu investigación científica en estas materias se adelantan a la humanidad en cien años. Mientras todo el mundo monta a caballo, tú ya estás construyendo un auto con motor de vapor.
Para ocultar tu identidad a la gente, cambias constantemente de nombre y lugar de residencia. A lo largo de mil años, has aprendido todos los idiomas del mundo e incluso los que ya no existen. Estudias todos los tipos de personalidad conocidos psicológicamente. Tu inteligencia social y emocional está tan desarrollada que puedes crear el retrato de una persona luego de un minuto de conversación con ella. Los miras a los ojos y comprendes lo que quieren, de qué tienen miedo o se avergüenzan.
Pasas varios años en meditación continua para calmar tu mente y ganar sabiduría. Llevas la vida de un ermitaño y observas cómo se desarrolla lentamente la humanidad. Pero entonces llega el siglo XX y la vida de todo el planeta cambia radicalmente. La revolución industrial, los primeros carros y trenes, el cine, la radio y la televisión. En estos cien años, la gente cambia más que en los mil quinientos anteriores. Ahora, es difícil mantenerse al día con el mundo. Nuevos inventos aparecen cada día y cada hora.
Los conocimientos y la experiencia de los años anteriores te ayudan a convertirte en una de las personas más influyentes del planeta. Los líderes mundiales escuchan tu opinión. Gracias a tus desarrolladas habilidades de comunicación, puedes negociar con cualquiera. Te sometes a costosas operaciones de cirugía plástica de alta calidad para que nadie te reconozca. Continúas mudándote y sacas una nueva identificación cada 20 años. Tienes mucho dinero, así como oro y otros metales valiosos que has coleccionado durante siglos. Construyes casas y refugios en los lugares más bellos del planeta.
Financias el desarrollo de nuevas tecnologías. En algún momento de los años 50, tú predices que en el próximo siglo habrá una red única que permitirá almacenar todo el conocimiento del mundo en un pequeño dispositivo. Con la ayuda de esta red, todas las personas podrán comunicarse entre sí desde distintos puntos de la Tierra.
Te sorprende que el Internet aparezca mucho antes. Los desarrolladores crean mundos de realidad virtual con gráficos fotorrealistas. La inteligencia artificial es lo suficientemente lista como para gobernar un pequeño país. La ingeniería genética permite clonar personas y mezclar nuestros cuerpos con robots. Aparecen los primeros cíborgs. Cada siglo que pasa, hay menos espacio en el planeta. Te cansas de la gente y de consumir nuevas tecnologías, y pasas cada vez más tiempo en tu casa en la cima del monte Everest. La humanidad se apodera de Marte y de la luna. Pronto, estos lugares no son suficientes para la gente también. En el cuarto milenio, los científicos crean un motor cuántico para viajar por el espacio. Eres de los primeros en probar esta tecnología y dar el salto a otro grupo de planetas que orbitan una estrella similar a nuestro sistema solar.
Tu nave se avería y no puedes volver. Te quedas a vivir solo en un nuevo planeta. Tu cuerpo se adapta a las condiciones de este, así que no necesitas reservas de oxígeno. Entonces, aprendes a respirar sin este elemento en absoluto. Las células de tu cuerpo reciben lo que necesitan para su funcionamiento normal de los gases circundantes. Tu piel se vuelve más áspera debido a la atmósfera polvorienta del planeta. Y con el aumento de la gravedad, desarrollas una fuerza increíble. En la Tierra te convertirías en una superpersona con un cuerpo así. Consigues enviar una señal al espacio y esperas que la humanidad la capte. Llevas más de 500 años viviendo solo, sin libros, sin Internet y sin ninguna comunicación. Pasas la mayor parte del tiempo explorando un mundo desértico sin vida. Utilizando partes y herramientas de la nave, creas un huerto. También tienes muchas reservas de agua.
Durante todo este tiempo, te das cuenta que echas de menos el viejo mundo y tu vida antes de la caída del meteorito. Una nave espacial capta tu señal y viene a buscarte. Vuelves a tu mundo natal. Viajar entre sistemas solares es ahora tan fácil como viajar en metro o autobús. Decides encontrar un planeta lo más parecido posible a la Tierra para recrear ahí la vida humana. Utilizando el poder de los telescopios modernos y tus conocimientos de astronomía, descubres lo que estabas buscando en la nebulosa de la galaxia de Andrómeda.
Llegas al Segundo Hogar y vives una vida humana ahí. Durante cientos de años, observas a la gente y vuelves mentalmente a tu pasado. Proteges a esas personas de las amenazas externas, como los asteroides, pero no interfieres en sus vidas. De vez en cuando, vuelas a la Tierra y a otros planetas por negocios. La vida en el Segundo Hogar se está volviendo muy similar a la vida en la Tierra. Cada vez hay más gente y culturas. Están surgiendo tecnologías. Has cumplido tu objetivo y ahora quieres descubrir otros mundos. Entonces pasas los próximos 5000 años estudiando el universo en constante expansión.