10 Personas que prácticamente han convertido la impuntualidad en un arte

Todos tenemos ese pequeño ritual que nos ayuda a superar un día largo. Para algunas personas funciona ver su serie favorita o comer algún aperitivo, cualquier actividad que le dé un descanso al cerebro y una pequeña dosis de diversión.
Para esta usuaria de Reddit, su alivio nocturno era comer un poco de helado antes de dormir. Un acto sencillo y dulce que, inesperadamente, terminaría creando todo un drama en su familia.
“La mayoría de las noches, después de cenar, me como un cono con helado. Son, literalmente, mis ‘pequeñas copas de la alegría’. Tal vez me sirva doble ración si fue un día duro, pero no es lo usual.
Mi hermano, su mujer y su hija se están quedando conmigo durante unas semanas, se irán como en unos quince días. Estoy feliz de tenerlos aquí. Normalmente, cenamos juntos y cada uno se va por su lado. Ven mucha televisión, así que suelen estar todos juntos en el salón.
Durante las noches he mantenido la rutina de mi postre nocturno, pero mi cuñada se me ha acercado y me ha preguntado si podía parar. Dijo que mi sobrina está empezando a preguntar por qué no puede comer helado por las noches como yo y, obviamente, mi cuñada le mintió cuando le dijo que el helado es algo que no puede comerse tan seguido”.
“Le dije que no iba a parar, pero que podía esperar hasta que mi sobrina se acostara. Pensé que era un buen acuerdo y entiendo que esté intentando educar a su hija para que tenga una relación sana con la comida. Pero esperar a que se acostara no funcionó porque vino a la cocina varias veces a pedirme un poco.
Definitivamente, mi cuñada estaba un poco incrédula al respecto y no paraba de decir ‘¿En serio? ¿En serio necesitas comer helado todos los días?’, y cosas por el estilo. Le dije que no, pero le dije que tampoco es necesario que ella vea su novela cada noche, pero que aun así lo hace sin falta. Esto no le gustó, resopló mucho y desde entonces está visiblemente enfadada conmigo, ni me dirige la palabra. Mi hermano me preguntó si podía dejarlo para evitar el drama, pero le dije que me merezco mis pequeños caprichos, es mi casa.
¿Acaso soy la mala en esta situación?”.
Al fin y al cabo, no se trata de comer helado, cuáles son los hábitos de cada persona o cómo educar a los más jóvenes, se trata del derecho a disfrutar de un pequeño momento de paz sin que eso se convierta en campo de batalla familiar.
Tal vez haya maneras más diplomáticas de manejar los choques entre crianza y costumbres personales, pero esto se tiene que hacer desde la comprensión de ambas partes.
¿Qué hubieras hecho tú en su posición? ¿Crees que actuó bien? ¡Deja tu reflexión en los comentarios!