Por qué decir la verdad sin tacto no le hace bien a nadie (aunque digamos que es por bondad)
Hay personas que al decir las cosas no tienen pelos en la lengua, y aunque ellas pueden justificarse con que la honestidad es su principal virtud, lo cierto es que los únicos virtuosos son los seres pacientes que se atreven a escucharlos. Aunque decir la verdad siempre es la mejor opción, no significa que deba decirse sin tacto. Por eso compartimos contigo algunas cosas que debes tener en cuenta al momento de darle “tu más sincera opinión” a un ser querido, para saber si realmente estás haciendo un bien, o estás soltando lo primero que viene a tu mente sin medir el impacto.
Por qué hay personas que dicen la verdad sin medir las consecuencias
Muy probablemente, todos alguna vez hemos expulsado una verdad de una manera descarada e hiriente para otra persona. Está bien, puede suceder, en ocasiones las emociones nos dominan. Pero si esta actitud se vuelve un hábito, sería bueno preguntarnos la razón. Muchas veces puede estar motivada por un deseo de “castigar” la ingenuidad del otro, la de uno mismo, o las injusticias del entorno cuando sentimos que no se está apreciando a una persona.
También están los que se creen dueños de la verdad, lo cual les hace pensar que tienen el derecho de transmitir cualquier tipo de sentencia sin tapujos. Esto es peor, porque este tipo de personas consideran que el resto, por intentar “adornar” la verdad y restarle impacto para quien debe recibirla, son mentirosos, y que ellos son los únicos honestos.
Decir la verdad sin sutilezas revela falta de empatía
No estamos queriendo decir que todos debemos ir por la vida como si fuéramos unos Pinochos mentirosos, pero decir la verdad sin medir el daño que le hacemos al otro es sin duda una actitud egoísta. Las personas que alardean de su honestidad abrupta revelan una doble moral, ya que no actúan de acuerdo con lo que dicen ser. Es decir, si están queriendo ayudar a alguien, ¿por qué lo hacen de una manera que puede destruir su confianza?
Por ello, el “sincericidio” suele esconder la incapacidad de ser empático y ponerse en el lugar del interlocutor. Aunque digan cosas como que ellos en su lugar hubiesen preferido que alguien les dijera lo mismo, el hecho de que una verdad sea buena para nosotros no significa que también lo sea para otros.
Si queremos hacer algo por el otro, debemos tener en cuenta su criterio. Además, nadie es dueño de la verdad, podemos estar equivocados y decir algo errado, por lo que puede ser también una actitud algo altanera.
Las personas que dicen “su verdad” sin pelos en la lengua no suelen transmitir confianza
Es necesario tomar conciencia de que nuestras palabras y acciones pueden afectar mucho a los demás. Soltar expresiones impulsivas solo para decir lo que queremos no nos hace ver confiables ni mucho menos transmite confianza en el otro.
Si uno desea dar una retroalimentación honesta, se sugiere combinar la verdad con la benevolencia. Tomarse el tiempo para contener suavemente nuestros sentimientos internamente antes de hablar nos permite encontrar una forma no agresiva de revelar lo que pensamos.
Di la verdad, pero dila correctamente
Antes de decirle algo delicado a otra persona, considera:
- Si la verdad aporta valor: Si alguien accidentalmente se olvida de apagar el micrófono en una videollamada de la clase o el trabajo, seguramente estará muy avergonzado, de nada servirá que se le diga: “Hiciste el ridículo”, porque solo es ponerle sal a la herida de algo que de por sí ya es vergonzoso.
- Si estás en el lugar y el momento adecuados: Si alguien tiene un vestido que crees que no favorece su figura, seguramente habrá momentos y formas más oportunas de hacérselo saber que delante de los demás con una frase como: “Ese vestido te queda fatal. No te enojes, estoy siendo honesto”.
- Si la persona está lista para escuchar la verdad: Cuando vemos a alguien sufrir por una pareja que sabemos que no la valora, podemos sentir mucho enojo, pero a veces las personas necesitan descubrir por sí mismas la verdad, por muy evidente que sea. Los demás pueden acompañar, escuchar y tal vez lanzar alguna que otra opinión, pero algo como “vamos, date cuenta, no te quiere” muy probablemente no saque a nadie del agujero de la tristeza, sino que tal vez lo hunda aún más.
¿Conociste a alguien que no tenga pelos en la lengua a la hora de decir la verdad? ¿Cómo haces para ser sincero con una persona cuando la verdad puede ser un poco hiriente o incómoda?