Por qué el náufrago que sobrevivió tres meses junto a su perrita ahora la quiere abandonar
La historia de Tim Shaddock, un náufrago que pudo sobrevivir algunos meses varado en el mar gracias a su perro Bella, aún no termina. Resulta que después de enternecer miles de personas en el Internet, ahora vuelve a ser noticia porque ha llegado su hora de regresar a casa, pero todo parece que, por cosas de la vida, tendrá que separarse del can que tanto hizo por mantenerlo con vida y aquí te contamos por qué.
Un hombre australiano vivió una asombrosa y conmovedora odisea en alta mar desde abril, enfrentando los desafíos más difíciles junto a su fiel compañera, pero el destino les tenía reservada una dolorosa despedida.
Tim Shaddock, de 54 años, fue rescatado por un barco atunero mexicano en el vasto Océano Pacífico, en compañía de su perro Bella, durante el fin de semana. Juntos, enfrentaron las inclemencias del océano hasta desembarcar en la ciudad mexicana de Manzanillo, al alba de un miércoles soleado.
Ambos sobrevivieron durante inimaginables tres meses varados en el agua, alimentándose tan solo de pescado crudo y saciando su sed con el agua de las lluvias. Sin embargo, el destino les jugó una triste carta, y el corazón del Sr. Shaddock se llenó de pesar al tener que despedirse de Bella antes de emprender el regreso a Australia.
Con lágrimas en sus ojos, dijo “ella me encontró en medio de México. Ella es mexicana. Traté de encontrarle un hogar tres veces y ella siguió siguiéndome hasta el agua. Ella es mucho más valiente que yo, eso es seguro”.
Una vez que pisaron tierra firme, el corazón del Sr. Shaddock se llenó de inquietud ante la difícil encrucijada que enfrentaba para el futuro de su querida Bella. Consciente de que ella merecía el mejor cuidado, tomó una decisión y eligió a Genaro Rosales, un miembro cariñoso de la tripulación del barco atunero María Delia, para que cuidara de ella. La tripulación, con quienes Bella había forjado lazos profundos, se había encariñado con la leal compañera de Tim.
A pesar de que el hombre de 54 años anhelaba llevarse a Bella a Australia, comprendía que el proceso de traer a un animal extranjero al país era una travesía agotadora y costosa. Los microchips, las vacunas y los largos períodos de cuarentena requeridos para países aprobados eran obstáculos difíciles de sortear.
La angustia se agudizaba al saber que México no estaba en la lista de países aprobados por Australia, lo que significaba que el proceso sería aún más largo y complejo. El corazón de Tim se sentía dividido, pues quería lo mejor para su leal amiga, pero la distancia entre ellos parecía insuperable.
A pesar del dolor de separarse, la determinación de encontrar el mejor hogar para Bella prevaleció en el alma de Tim. Confío plenamente en Genaro, sabiendo que él la cuidaría con el mismo amor y cariño que él le había brindado durante su travesía juntos en alta mar.
No era un adiós definitivo, sino un “hasta pronto” cargado de esperanza. Tim estaba convencido de que el lazo inquebrantable que compartían con Bella trascendería cualquier distancia. Mientras tanto, el recuerdo imborrable de su peluda compañera seguiría iluminando sus días, y el pensamiento de reunirse nuevamente llenaba su corazón de emoción.
El destino había trazado un camino inesperado para ambos, pero Tim encontraba consuelo en saber que, sin importar qué, el amor y la conexión que compartían con Bella permanecerían inalterables en el tiempo.
En abril, se embarcó junto a Bella hacia la Polinesia Francesa desde La Paz, México, pero la furia desatada de una tormenta cambió drásticamente su destino. El barco sufrió daños devastadores, dejándolos a la deriva en medio del océano, sin comunicaciones para pedir auxilio. La desesperación se apoderó de ellos, enfrentando la incertidumbre del océano implacable.
Meses de agonía y soledad transcurrieron hasta que, por fin, un barco atunero y un helicóptero los descubrieron. El rescate fue como un renacer para ambos, una luz de esperanza en medio de la oscuridad. A pesar de las condiciones extremas que enfrentaron durante tres largos meses, la noticia de que el Sr. Shaddock estaba en excelente forma física después de tan terrible experiencia fue como un bálsamo curativo para los corazones conmovidos por su historia.
El médico, admirado por la resiliencia del hombre y su leal compañera, confirmó su buen estado de salud. Aunque agotado por el sufrimiento, su espíritu se mantenía firme y sus signos vitales eran completamente normales, un milagro en medio de la tempestad.