Su entrenador no quería, pero él la besó en Sídney 2000 y todo cambió. Federer y Mirka, la historia de un amor inextinguible
Luego de 24 años de carrera, Roger Federer comunicó que dejará el tenis profesional. Fue número 1 del mundo durante 310 semanas (237 consecutivas), lo ganó prácticamente todo y se estableció para siempre en la historia del deporte. Sin embargo, todo esto no hubiese sido posible sin Miroslava Vavrinec, más conocida ahora como Mirka Federer, que además de ser el amor de su vida, comenzó a trabajar con él cuando su vitrina todavía estaba vacía.
La historia de los éxitos profesionales del tenista y la de su pareja no pueden contarse por separado, porque el amor fue la causa, y su alto nivel tenístico, una de las consecuencias. Por ello, en Genial.guru quisimos escribir su historia.
Era el año 2000. La delegación de deportistas suizos que iban a representar a su país llegó a Sídney para afrontar las Olimpíadas. En ese equipo estaba un joven Roger Federer de 19 años, que hasta el momento solo tenía dos finales profesionales jugadas y ningún trofeo en su vitrina personal, y una chica un poco más experimentada, Mirka Vavrinec, de 22 años, con más rodaje profesional que él.
“Ahí compartí tiempo con Mirka, que era parte del equipo, de forma amistosa, pasando muy buenos momentos”, recordó Roger en una entrevista. Sven Groeneveld, el entrenador del equipo de ese entonces, contó que el tenista “les preguntó a todos si debía estar con Mirka. Todos le dijimos que no lo hiciera, que era muy joven, que era mejor que siguiera libre”.
La razón por la que el entrenador no apoyó en esa oportunidad la relación era que “Roger no estaba emocionalmente formado todavía”. El tenista, en aquel entonces, no era el profesional templado que conocimos años después. Incluso tenía problemas de conducta evidentes dentro de la cancha. Según Groeneveld, que Roger no les hiciera caso fue “la mejor decisión de su vida”.
Sobre el final del torneo, luego de haber perdido con Tommy Haas en semifinales y también el bronce, con lo deportivo dicho, sucedió la magia. “Esas dos semanas en Australia construimos una hermosa química. Y el último día, cuando todos partíamos a distintos destinos, llegó eso que fue algo más que un beso. Derivó en algo extraordinario para los dos”, contó Roger en 2019.
La carrera tenística de Mirka concluyó rápidamente en el año 2002, luego de que una lesión en uno de sus pies persistiera. Se retiró sin títulos profesionales ganados, y desde ese momento se dedicó a ser una parte fundamental en el día a día de Roger, armando su agenda, manejando su comunicación con los medios y ayudándolo con su compleja personalidad de ese entonces.
“Ella tuvo un profundo impacto en mi carácter. Quizá no en mi juego, pero sí en mí como profesional, porque fue tenista profesional antes que yo, porque tenía más experiencia cuando yo llegué al tour, y porque sabía lo que era el trabajo duro; yo estaba aprendiendo lo que era. Me hizo crecer y madurar en los primeros tiempos”, confesó el tenista hace unos años.
“Después, el apoyo que recibí de ella fue siempre amor incondicional. Siempre estuvo ahí para ayudarme. Me hizo más fácil la vida, sin importar que yo ganara o perdiera”, concluyó Roger sobre Mirka, con quien se casó en 2009 luego de varios años de noviazgo, y con quien tiene actualmente dos pares de gemelos idénticos: Myla Rose, Charlene Riva, Lenny y Leo.
En otra entrevista, el tenista confesó que desde que conoció a Mirka, siempre quiso formar una familia con ella, pero no era solo eso lo que lo motivaba. “Siempre quisimos tener hijos, pero mi sueño era estar con ella en la misma habitación”.
Luego de 24 años de carrera y más de 1500 partidos jugados, Roger anunció hace días el fin de su carrera como tenista profesional. Con 41 años, las constantes lesiones le fueron dificultando cada vez más el día a día, y de improviso, decidió hacer un paso al costado para poder dedicar tiempo a su familia, a sus amigos y a otras tareas extratenísticas, como su fundación benéfica, por ejemplo.
En la carta de despedida, le dedicó palabras de afecto a su familia. “Mirka me acompañó en cada minuto. Me ayudó a entrar en calor antes de las finales, vio muchos partidos aun estando embarazada de 8 meses, y solidificó el apoyo de mi equipo. También quiero agradecer a mis cuatro maravillosos hijos por apoyarme y estar siempre listos para explorar nuevos lugares y crear hermosos recuerdos”.
Antes de conocer a Mirka, Roger tenía 0 títulos. Luego de que ella comenzara a trabajar con él, consiguió 103 títulos y una familia. Es imposible saber qué hubiese pasado si no se hubiesen dado aquel beso en Sídney, sí, pero tanto los datos como las palabras del suizo demuestran lo clave que fue la presencia de su amor y su compañerismo a lo largo de estos años.
Con el tiempo como aliado, puede decirse que sin una Mirka, no hubiera habido un Roger.
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