Sabíamos que Júpiter era raro, pero ahora está volviéndose aún más raro

Curiosidades
hace 1 año

¡Alerta de huracán! Todo el mundo se esconde. ¡La velocidad del viento afuera supera los 120 km/h! Parece mucho, pero esta tormenta se mueve a 650 km/h... Esperen, ¿existen tales velocidades? Sí. Pero para ver una tormenta tan rápida, tendrás que viajar a Júpiter. Que comience el viaje. El planeta es enorme. Caben casi 1300 Tierras en este gigante gaseoso. También es increíblemente caliente: presenta temperaturas que alcanzan los 23 800 °C en el núcleo. Por desgracia, no es posible aterrizar en la superficie de Júpiter, dado que, al ser un gigante gaseoso, no tiene superficie sólida.

Pero puedes adentrarte en su atmósfera. Presta atención a esas gruesas nubes marrones, amarillas, rojas y blancas que pasan a tu lado. Son lo que le dan al planeta un aspecto colorido y rayado. Si sigues descendiendo hacia el centro, verás que su atmósfera (compuesta principalmente por hidrógeno y helio en estado gaseoso) se vuelve líquida. Esto ocurre debido a la inmensa presión atmosférica. El núcleo del planeta es un objeto misterioso. Los científicos aún no han averiguado si se trata de una bola fundida de líquido espeso o de una roca sólida de 14 a 18 veces más grande que la Tierra. En cualquier caso, explorar Júpiter no es el objetivo principal de tu viaje. No. Has venido aquí para ver la Gran Mancha Roja, una enorme tormenta que asola el hemisferio sur del gigante gaseoso. Sus regiones superiores se elevan más de 8 kilómetros por encima de las cimas de las nubes circundantes. ¡La tormenta es 1,3 veces más ancha que nuestro planeta!

En 2017, la sonda espacial Juno de la NASA logró recopilar mucha información sobre la Mancha Roja. Al parecer, esta monstruosa tormenta se adentra más de 320 kilómetros en la atmósfera del planeta, entre 30 y 100 veces más profundo que cualquier océano de la Tierra. ¡Pero lo más probable es que estas mediciones sean imprecisas y que las verdaderas raíces de la tormenta lleguen aún más profundo! La Gran Mancha Roja es más fría que el resto de la atmósfera. ¡Y ten en cuenta que las temperaturas de Júpiter son de −150 °C en las capas superiores de las nubes! En cambio, cuanto más cerca estés del núcleo, más calor hará. Misteriosamente, las temperaturas más altas jamás registradas en el gigante gaseoso se produjeron en la atmósfera, justo encima de la Gran Mancha Roja. Allí se alcanzaron valores de más de 1300 °C, una temperatura superior a la de la lava de nuestro planeta. Los astrónomos creen que la turbulencia causada por la tormenta es capaz de producir ondas gravitacionales y sonoras que podrían ser responsables del sobrecalentamiento. Pero la tormenta en sí es más caliente en la parte inferior que en la superior.

Hemos observado el vórtice en movimiento de Júpiter por más de 150 años. Hace un tiempo, los astrónomos predijeron que se volvería cada vez más lento y pequeño, o que incluso desaparecería por completo. Pero no fue así. ¡Tras haber analizado todos los datos recibidos con ayuda del telescopio espacial Hubble, los investigadores se quedaron perplejos al descubrir que, de hecho, los vientos en los límites exteriores de la tormenta se habían vuelto más rápidos! El cambio en la velocidad del viento no es superior a los 2,5 km/h durante un año terrestre. Es un cambio minúsculo, pero, por pequeña que sea la diferencia, sigue representando mucho. La velocidad del viento en los bordes de la tormenta puede alcanzar unos alucinantes 650 km/h, ¡más rápido que los tornados de la Tierra! Dicho eso, si te encontraras en el centro de la Gran Mancha Roja, no te impresionaría demasiado. Allí, los vientos se mueven mucho más despacio.

Los científicos se enfrentaron a muchos retos mientras intentaban comprender el misterio de la Gran Mancha Roja. No está claro qué es lo que alimenta la tormenta. ¿Acaso es la naturaleza del planeta anfitrión? Al ser un gigante gaseoso, Júpiter no tiene un suelo sólido, por lo que no hay fricción, tal vez lo único que podría debilitar a la tormenta. Los gases calientes de la atmósfera del planeta están siempre en movimiento: suben, bajan, se arremolinan... Es igual a la Tierra, donde el aire más frío y el más caliente se mezclan y se funden para formar tormentas circulares gigantescas. Los astrónomos creen que, en el pasado, varias tormentas enormes pudieron haberse fusionado para crear la Gran Mancha Roja, y que actualmente sigue existiendo gracias a que atrae gases fríos desde abajo y gases calientes desde arriba constantemente. Además, la tormenta podría estar absorbiendo otros vórtices más pequeños, lo que la vuelve aún más poderosa.

Lamentablemente, las densas nubes de Júpiter no permiten a los astrónomos ver lo que ocurre en la atmósfera inferior del planeta. Los científicos llevan décadas especulando sobre lo que podría esconderse bajo la Gran Mancha Roja. ¿Un enorme volcán? Es poco probable. Júpiter está formado principalmente por gases. No tiene una corteza que pueda agrietarse y dejar escapar lava de su interior. También hay algunas teorías que explican por qué la tormenta tiene su color característico. Varía de blanquecino y salmón pálido a naranja brillante y rojo ladrillo. Algunos científicos creen que la respuesta se encuentra muy por debajo de la Gran Mancha Roja, más cerca de la “superficie” del planeta. Una capa incolora de gas podría estar reaccionando a la radiación ultravioleta procedente del Sol. Esto es probablemente lo que le da a la tormenta su color rojo. Pero de momento es solo una teoría. Tu suposición es tan buena como la mía, ¿sabes?

Júpiter no es el único planeta que puede presumir una tormenta gigante. Existe otra tan amplia como nuestro planeta haciendo estragos en Saturno. Se llama la Gran Mancha Blanca. ¡Qué ingenioso! Tiene una cola de nubes blancas que rodea todo el planeta, y ocurre aproximadamente cada 30 años. Esta tormenta comienza como una mancha, pero luego empieza a estirarse... y estirarse... Los astrónomos han descubierto que la Gran Mancha Blanca es en realidad un enorme sistema de tormentas eléctricas. ¡En la parte superior, los relámpagos pueden aparecer más de 10 veces por segundo! Pero el principal misterio de la Gran Mancha Blanca es de dónde obtiene su energía. Algunos científicos creen que podría ser alimentada por el Sol. Otros sostienen que el patrón de nubes de la tormenta solo tiene sentido si existe una fuente interna de calor que pueda alimentar los vientos.

En cualquier caso, las tormentas extremas en diferentes planetas del sistema solar no son el único misterio espacial que hace que los astrónomos se rasquen la cabeza. Pasemos a Plutón (el mayor planeta enano conocido del sistema solar) y exploremos su atmósfera. Se eleva muy por encima de la superficie del planeta y tiene más de 20 capas, todas ellas heladas y extremadamente condensadas. Por cierto, nuestra luna también tiene una especie de atmósfera. Se llama exósfera y está formada por helio, neón y argón. Es diez billones de veces menos densa que la atmósfera terrestre. ¡Mientras viajas por el espacio, ten cuidado con los agujeros negros! ¡Fiu! Un agujero negro es un lugar donde la gravedad es tan fuerte que ni siquiera la luz puede escapar. Sin embargo, a veces los agujeros negros pueden comportarse como un enorme volcán galáctico y, de vez en cuando, estallan. Como yo. Pero en lugar de escupir lava, producen enormes cantidades de energía. Y este fenómeno deja enormes agujeros en la materia y el gas circundantes.

Hace poco, los científicos descubrieron uno de los mayores “cráteres” del Universo. Unos telescopios de radio y rayos X detectaron un agujero negro supermasivo que tuvo un berrinche hace muchos, muchos años. Ocurrió en un cúmulo de galaxias ubicado a unos 390 millones de años luz de la Tierra. ¡En el “cráter” que este acontecimiento dejó cabría la Vía Láctea 15 veces! Sí, yo tampoco puedo imaginarlo. Durante tu viaje espacial, piénsalo dos veces antes de aterrizar en planetas desconocidos. De lo contrario, podrías acabar en un lugar como K2-141b. Es un planeta fuera de nuestro sistema solar. A primera vista, no es tan diferente de la Tierra. Tiene océanos líquidos que se evaporan, forman nubes, se condensan y regresan a la superficie en forma de lluvia. Pero en lugar de agua, llueven... ¡rocas! La superficie de este exoplaneta está cubierta de mares de lava de decenas de kilómetros de profundidad, y sus temperaturas alcanzan los 2700 °C durante el día, suficiente como para que el magma de los océanos se evapore y ascienda a la atmósfera. Después, los vientos supersónicos, que pueden moverse a una velocidad de un kilómetro y medio por segundo, transportan este vapor de roca hacia el lado nocturno del planeta. El magma vaporizado se enfría, se vuelve líquido y cae en forma de lluvia rocosa. Oh, oh. No debe ser un gran lugar para vacacionar. Demasiado calor, paso.

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