Si haces en la ducha, ahora no lo harás
El jabón destruye todos los gérmenes. Cuando te lavas las manos con este, probablemente pienses que estás luchando contra los microbios. Pero, en realidad, el jabón es un tensioactivo: solo ayuda a los microorganismos a desprenderse de tus manos. Los gérmenes permanecen vivos y viajan por las tuberías con el flujo de agua. Así que, si tu propósito es destruirlos, mejor usa un desinfectante de manos. Por cierto, si todos los miembros de tu familia se lavan las manos con una sola barra de jabón, no es tan saludable como parece. Si este permanece siempre húmedo, se convierte en un gran caldo de cultivo para muchas bacterias dañinas. Por eso, usar jabón líquido es una opción más saludable.
Compartir un cepillo de dientes es romántico. ¡Falso! No permitas que nadie utilice el tuyo, incluso si se trata de tu querida media naranja. Las encías del propietario del utensilio pueden estar en mal estado de salud, lo que significa que todas las bacterias y virus se quedarán en las cerdas. Al compartirlo, toda esta materia tóxica viaja de una boca a la otra. Así que, asegúrate de sustituir el cepillo de dientes al menos cada tres meses y desinféctalo cada dos semanas. La desinfección puede hacerse de diferentes maneras: hirviéndolo, con rayos ultravioleta, limpiándolo con un enjuague bucal antiséptico o con peróxido de hidrógeno.
Dejar el cepillo de dientes en el lavabo no es un gran problema. El almacenamiento adecuado de este es una parte importante de la higiene bucal. El utensilio debe estar seco cuando no lo uses. Las cerdas no deben entrar en contacto con fuentes de suciedad, así que es mejor usar un estuche especial para guardarlo y mantenerlo en posición vertical. Asegúrate de que el contenedor esté bien ventilado: suficiente oxígeno evitará que los gérmenes se acumulen en las cerdas. Y no guardes el cepillo de dientes cerca de un inodoro. ¿Tengo que decirte esto?
Usar la regadera en vez del inodoro es inofensivo. Desaguar en la ducha puede parecer un hábito natural. Algunos incluso lo considerarían como algo amigable con el medio ambiente y ahorrador de dinero. Sin embargo, tu cerebro puede aprender a asociar cualquier agua corriendo con la llamada de la naturaleza. Y cada vez que escuches agua, esa conexión puede provocar que quieras correr al baño. Claro, esto puede causar muchas situaciones incómodas en tu vida social. Así que, si has notado esta reacción en ti, es posible que quieras romper este hábito, y eventualmente, tu cerebro se deshará de esta asociación.
Todos los rollos higiénicos son seguros. En la Edad Media, la gente usaba musgo y hojas como papel sanitario. Hoy en día, el mercado mundial resuelve este problema, ofreciendo una colorida variedad de papeles suaves y perfumados. Una persona promedio usa cada día unas 57 hojas de papel, pero apenas se pregunta de qué está hecho. Los estudios demostraron que las sustancias químicas de los rollos higiénicos con fragancias sintéticas pueden causar irritación. La mayoría de los aromas sintéticos usados para los papeles sanitarios se producen a partir de productos petroquímicos, lo que significa que pueden incluir un pequeño número de sustancias tóxicas. Pero... estas pueden entrar a través de nuestra piel y llegar al torrente sanguíneo.
La alternativa más ecológica y saludable al papel higiénico es, por supuesto, un bidé o un pequeño aparato de regadera en el baño. Pero si aún no estás preparado para renunciar a este viejo y buen producto de higiene personal, tal vez quieras buscar variedades no blanqueadas o recicladas. Espera, dijiste. ¿Papel higiénico reciclado? No creo que sea ESE tipo de reciclado..
Los hisopos están hechos para limpiar los oídos. ¡No! Aunque mucha gente usa cotonetes para limpiarse las orejas, es una práctica que es mejor olvidar. Al intentar eliminar el cerumen del canal auditivo con un hisopo, corres el riesgo de dañar el oído interno e incluso de provocar una pérdida parcial de la audición. Es mejor evitar su uso dentro de los oídos en absoluto. La alternativa saludable es lavarse las orejas mientras te das un baño o usar un pañuelo empapado en agua jabonosa.
Usar un asiento de inodoro por décadas está bien. Guau, décadas, ¿eh? ¡Esa es una poderosa ida al baño! Solo bromeo. El asiento de un retrete promedio suele durar unos cinco años. Así que lo ideal es sustituirlo al menos cada 5 o 7. Los asientos de plástico suelen ser más ligeros y tienen una vida útil más larga que los de madera. Pero mucha gente considera estos últimos como un accesorio elegante para decorar el baño. Si usas el de madera, asegúrate de mantenerlo limpio y no tires el asiento.
Algunas personas llevan la decoración del baño al siguiente nivel y compran fundas de tela para que la tapa del inodoro parezca un trono real. Aunque los estudios no han demostrado que la cubierta del asiento del retrete favorezca las enfermedades o transmita alguna infección, sigue siendo una buena idea lavarlo con regularidad.
Por cierto, la vida útil de los inodoros de porcelana varía de 15 a 30 años. Puede que sigan funcionando después de este periodo, pero correrán un mayor riesgo de sufrir numerosos atascos, fugas y otros asuntos de reparación. Sería prudente adelantarse al problema y sustituir el retrete si su edad supera los 20 años.
Lavarse las manos es innecesario. ¿Eh? Solo una de cada 20 personas se lava bien las manos después de ir al baño. ¡Y el 95 % de estas no lo hace correctamente! Mientras tanto, esta simple acción es uno de los pasos más importantes para prevenir la propagación de bacterias dañinas. Sin embargo, solemos tener prisa a la hora de lavarnos las manos después de ir al baño, así que no nos deshacemos de todas las cosas desagradables en nuestros dedos.
Lo ideal es lavarse las manos durante al menos 20 segundos. Otro consejo es no acercarse a las manijas de la puerta del baño hasta que las manos estén limpias. Si tocaste la perilla con las manos sucias, no olvides limpiarla con un antiséptico. Aj..
Limpiar el baño una vez al año está bien. (¿Crees eso? ¡Pues, ese ruido es la sirena de la Policía del Baño que viene a arrestarte! Bueno, tal vez a ti no...)
El cuarto de baño es una de las habitaciones más usadas de nuestra casa, pero también es el hogar de muchísimos gérmenes. La bacteria E. coli puede encontrarse por toda la tina y el lavabo si no se lavan correctamente. Los expertos recomiendan limpiar la tina, la regadera, el inodoro y el lavabo al menos una vez a la semana.
Y no te olvides de usar guantes de hule, una esponja para fregar y un limpiador de inodoros. Si no quieres usar productos químicos caros, el vinagre y el bicarbonato de sodio también hacen un gran trabajo de limpieza y desinfección.
El desodorante ambiental vuelve el aire más limpio. Los limones, las granadas y los clavos de olor se usaron como los primeros aromatizantes naturales para el baño. Hoy en día, tanto si quieres que tu inodoro huela a brisa marina, a campo de lavanda o a flor de cerezo, verás en las estanterías de los supermercados un montón de opciones para satisfacer tus gustos.
Pero en la última década, los científicos han estudiado los efectos de los productos químicos domésticos en la salud de las personas y descubrieron que no todos los aromatizantes comunes son seguros para la salud. Un pequeño contenido de ingredientes tóxicos puede causar un impacto negativo aunque no sea inmediatamente evidente. Por eso se recomienda ventilar el cuarto de baño si se rocían fragancias en él. Para despejar los pulmones después de usar un aromatizante, puedes dar un breve paseo al aire libre o abrir una ventana y dejar que entre el aire fresco.
Los expertos recomiendan usar formas naturales para refrescar el hogar, como preparar hierbas aromáticas o comprar un difusor especial que pueda eliminar eficazmente el mal olor que circula por el aire. Y, por supuesto, la forma más fácil es ventilar el baño con regularidad.
El desodorante puede ser compartido por varias personas. El aparentemente inofensivo desodorante rolón, puede exponerte a muchos problemas de la piel cuando se comparte. Algunos desodorantes destruyen a los microorganismos que causan el mal olor, así que sus ingredientes antibacterianos pueden proporcionar cierta protección. Pero si usas un desodorante orgánico, ten cuidado: solo enmascaran el olor y no contienen ningún ingrediente antibacteriano potente. Si usas un antitranspirante en rolón, es incluso peor porque no destruyen los gérmenes en absoluto. Entonces, si te gusta compartir el desodorante con tu ser querido, sería conveniente que cambiaras a uno en aerosol.
Dejar la tapa del inodoro abierta no es un gran problema. ¡Oh no! Aparte de que no es ético no bajar la tapa cuando hiciste tus necesidades, también puede ser perjudicial. No lo ves, pero cuando tiras de la cadena con la tapa abierta, pequeñas gotas de agua salen de la taza, cubriendo todo en un metro de diámetro. Y esa agua no está precisamente limpia. Las gotitas sucias acaban también sobre ti, que estás ahí parado, así que cuando tiras de la cadena, también recibes un baño indeseado. La forma correcta de hacerlo es bajar el asiento, bajar la tapa y solo entonces presionar el botón.
Ahora, en serio tienes mucha suerte de tener acceso a un retrete normal. Según un informe de las Naciones Unidas, alrededor del 60 % de la población mundial, es decir, 4 500 millones de personas, no tienen inodoro en casa o tienen uno que no es lo suficientemente seguro. (Eso es algo en lo que deberíamos trabajar). Por cierto, en el 2013 los retretes recibieron su fecha especial: el Día Mundial del Retrete se celebra ahora cada año el 19 de noviembre. ¿Qué vas a hacer para celebrarlo?