Si te parece que lo has visto todo en esta vida, nuestras historias con un final impredecible pueden hacerte cambiar de opinión

Historias
hace 4 años

Si te dijeran que puedes conseguir el trabajo de tus sueños simplemente, o llevar a cabo una reunión de negocios con personas de habla extranjera sin conocer su idioma, ¿te lo creerías? Nuestro artículo muestra estas historias que parecen ser parte de la ficción de guionistas audaces. Pero los cineastas están todavía a años luz de gozar de la imaginación y fantasía de la vida misma.

Genial.guru recopiló para ti las historias más memorables de diversos usuarios de redes sociales, las cuales prueban que la vida es realmente algo impredecible.

  • Me lo contó mi abuelo. Sus estudiantes, en verano, trabajaban como asistentes en los trenes y, a menudo, aceptaban pasajeros sin boleto por una pequeña contrapartida. Una vez, el tren ya había iniciado su viaje cuando vieron correr a una anciana que gritaba: "Llévenme, ayúdenme a subir!". La metieron en el vagón y, de repente, aparecieron los controladores. Los jóvenes condujeron a la anciana hacia el maletero, debajo de una cama, y se sentaron encima. A los controladores les pareció extraño que los dos estuvieran sentados en esa zona, y luego de rogarles que se apartarán, encontraron dentro del maletero a una tierna "abuelita" que, con una sonrisa, les mostró su boleto.
  • Tengo un broche. Nada especial, incluso se podría decir que es "del montón". Un día, en el metro, se sentó a mi lado una anciana de unos 70 años y me pidió que se lo vendiese a cambio de 300 USD. Me negué, pero ella me dio su número y me pidió reflexionar, ya que, si necesitaba más dinero, ella lo encontraría. Le pregunté a mi abuela sobre este asunto, se encogió de hombros y me dijo que se lo habían regalado hacía ya muchos años. Me entró la curiosidad y llamé a aquella mujer. Resultó que este broche era de su madre, que lo había vendido hacía 60 años para poder alimentar a su familia. Me mostró viejas fotos. Entonces fue cuando decidí regalárselo.
  • Decidí plantar la semilla de un aguacate. Construí una estructura de tal modo que la parte puntiaguda quedara por arriba y, el resto, en el agua. La puse cerca de la ventana y decidí esperar a que la semilla rompiese y comenzaran a salir los brotes. También le dije a mi esposo que no la tocase, dado que es gran aficionado a tirar cosas. Hace poco, la semilla se rompió. Yo, muy feliz, le escribí a él, que estaba en el trabajo: "¡Se ha roto la semilla de aguacate!". Envié el mensaje. Y mientras escribía el siguiente, en el cual le anunciaba que ahora, en breve, saldrían los brotes, mi esposo se asustó: "¡No fui yo, te doy mi palabra de que no me acerqué a la semilla!".
  • Apunté en mi CV que conocía un idioma cuyo libro estaba cubierto de polvo en mis estanterías. ¿A quién se le ocurriría comprobar si hablo de verdad el checo? Pasé con éxito la entrevista y no me preguntaron sobre el idioma. Un año más tarde, cuando ya me había olvidado de aquella mentira, se me acerca el jefe diciendo: "Los proveedores de la compañía N llegarán pasado mañana, vas a liderar las negociaciones, ¡nos será útil que hables checo!". El jefe se quedó satisfecho: los checos, con ataques de risa, aceptaron nuestros precios. Aunque no les contaba chistes, preguntaba dónde estaba el hotel y repetía sin parar que no sabía checo.
  • Una vez, se me acercó un joven y, con gestos y algunas palabras en castellano, me preguntó cómo podía llegar hasta un museo. Se lo expliqué, y él, de la misma manera, me comentó que era de Alemania y había venido a nuestra hermosa ciudad. Coincidió que yo estaba estudiando alemán como segundo idioma en la Facultad. Me puse muy contenta pensando que podría practicar con un nativo y se lo comenté en su idioma materno. Comencé la conversación, pero él, tranquilamente, en un castellano nativo, me dijo: "Oh, perdona, pero me equivoqué". Y huyó.
  • Mi padre es un hombre severo y serio; las ternuras no van con él. Recién viajábamos en el auto y pude conocer su lado más oculto, dulce y afectuoso. Y todo porque, por la carretera, encontramos pájaros sentados. Mientras nos acercábamos a ellos, mi papá gritaba por la ventanilla abierta: "Pajarillos, ¡vuelen lejos! ¡Vuelen, no quiero mataaaaarlos!".
  • Me preparaba para ir al cine, había acordado con mis amigos que nos encontráramos allí. Según yo tenía entendido, ellos me comprarían la entrada porque se me había hecho tarde. Llegué corriendo y en el pasillo no quedaba nadie, todo el mundo estaba ya en la sala, en mi camino tan solo encontré al vigilante de seguridad. Le expliqué la situación: "Me compraron una entrada, la tienen mis amigos que me esperan adentro". Me dejó pasar. Los encontré, les conté que me había topado con un guardia y ellos, de repente: "No te hemos comprado la entrada". Entré en pánico total. Mi conciencia... La película terminó, acudí al mostrador para pagar, pero no había nadie, solo el mismo vigilante. Me daba vergüenza, le expliqué la situación y él respondió:

— ¿Te ha gustado la película?

— Sí…

— Pues ya está.

  • Me invadía un estado de ánimo decadente. Mi chico y yo nos acabábamos de separar; caminaba por la calle, apenas conteniendo las lágrimas. Por el camino, me compré un batido con vainilla. Me sorprendió lo verde que era pero, enseguida, la delicia gastronómica me sedujo por completo. Me la bebí, entré en el metro. Enfrente, estaba sentada una pareja de ancianos que me observaba con gran frenesí. Me parecía que lo habían entendido todo y me invadieron los pensamientos de que presentaba un penoso aspecto y debía animarme. Y solo al entrar en el elevador y verme en el espejo, me di cuenta de que no era tan miserable mi aspecto, pero mis labios eran más verdes que un sapo.
  • Mi amiga siempre soñaba con una boda de lujo: un pastel nupcial de color azul, flores con el mismo tono, el novio en un traje con corbata a juego con el pastel, una bella decoración, ceremonia a la orilla de un lago, un cielo azul... Y cuando ya iba a casarse con su prometido... Nada era como se lo había imaginado: la madre del novio, sin contar con ellos, decidió qué restaurante sería, optó por una decoración rosa, pidió un pastel con flores de melocotón, sesión de fotos, video... La novia solo pudo ganarse la opción de elegir el vestido, manteniéndolo estrictamente en secreto. El gran día llegó. El cortejo de la boda se acercaba a la casa de la novia y entonces salió ELLA. ¡Con un exuberante vestido azul aciano!
  • Un día, mi esposo, después de una larga búsqueda para encontrar un nuevo trabajo, se salió por la tangente y envió su CV a una compañía de petróleo para un puesto con un sueldo muy alto para nuestra ciudad. Decidió probar suerte de forma muy atrevida. Y lo llamaron para hacerle la entrevista. Luego, lo contrataron, aunque no tenía ninguna experiencia en ese campo y solo contaba con una educación técnica superior. Todavía no entendemos por qué lo elegieron, pero aquel día nos abrió el camino a una vida adinerada y feliz.
  • Tenía 24 años. Acababa de discutir con mi esposo y estaba sentada en un banco de un parque, completamente destrozada. Se acercó a mí. Se sentó a mi lado, se presentó. Se entabló entonces una conversación bastante sencilla, pero muy amable y cálida. Él sonreía tan bellamente... Luego me tomó de la mano, me dijo que yo era la más hermosa, me besó y se fue corriendo con su madre. Gracias, Juanito, de tres años, ¡no te olvidaré!

Estimado lector, tu vida seguro que es interesante. ¡Cuéntanos cosas sobre ti! Tal vez fuiste voluntario en una residencia de mayores, viviste en Bangladesh, trabajaste en un restaurante con estrellas Michelin en París, o simplemente quieres decirle al mundo por qué es tan importante ir a recibir a tus seres queridos en el aeropuerto. Escríbenos tu historia a redaccion@genial.guru bajo el título "Mi historia".

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