Si tu bebida huele a canela, tírala
Si pides una bebida que no lleva canela, pero huele a ella, ¡ni la pruebes! Lo más probable es que alguien la haya alterado o haya intentado añadir algunos ingredientes que no deberían estar ahí. La canela tiene el superpoder de encubrir el olor y el sabor de otras sustancias. Así que lo mejor que puedes hacer es no dejar nunca tu bebida sola y olerla siempre antes de tomarla. En caso de que puedas oler claramente un perro sucio y mojado en tu casa libre de mascotas, es posible que tengas algún invitado no deseado. Revisa tu ático en busca de roedores, mapaches o ardillas. Todos esos animales pueden usar tus vigas como su baño. Si encuentras restos de sus actividades, no los saques tú mismo: mejor llama al control de plagas.
Si tu casa empieza a oler de repente a huevos podridos, tengo malas noticias para ti. Podría tratarse de una fuga de gas natural, así que deberías sacar a tu familia de ahí. El gas en sí mismo es inodoro, pero le añaden un olor parecido al del azufre para detectar las fugas más fácilmente. Deja la puerta y las ventanas abiertas para que el gas salga. Llama a la compañía de gas para informar acerca del problema. Deberían darte instrucciones sobre qué hacer luego. Si solo sientes este olor cuando el agua caliente está corriendo, es probable que haya alguna bacteria del azufre en el agua misma. Se alimentan de materia orgánica en descomposición y producen gas sulfhídrico en el sistema de plomería. Llama a un fontanero y pídele que cierre la línea de agua y que vacíe el depósito para rellenarlo con agua limpia.
Te despierta un olor a marisco. Mmmmmm, guiso de pescado. ¡Pero espera! No recuerdas haber comprado o cocinado ningún marisco últimamente. El olor a pescado podría ser una señal de que algún aparato eléctrico de tu casa se está sobrecalentando y la goma o el plástico aislante se está derritiendo. Lo más probable es que sea el lavaplatos, la lavadora o el aire acondicionado. Si te limitas a ignorar el asunto y a disfrutar de ese olor durante más tiempo, puede causarte graves problemas, como un incendio. Olfatea cerca de todos los electrodomésticos de la casa para identificar el origen del olor. Cuando encuentres la fuente, llama a un experto en reparaciones o consigue un reemplazo si ese lavaplatos tiene 40 años. Si crees que la fuente es un enchufe o un interruptor, desconecta el disyuntor y llama a un electricista. Si huele a pan tostado quemado, aunque nadie lo haya hecho porque vives solo, podría ser un problema de cableado eléctrico. Revisa las tomas de corriente y todos los alargadores para ver si están sobrecalentados. Abre la caja del panel eléctrico. Si resulta ser la fuente del olor, llama a un electricista para que te ayude.
Si el agua del grifo de tu casa de repente sabe a metal, lo más probable es que debas echarle la culpa a tu vieja tubería. Debe haber estado goteando lentamente en el agua, añadiéndole algo de zinc, hierro y cobre. Es normal si has usado el sistema durante años, pero en las casas realmente antiguas, se podría añadir el peligroso plomo a la mezcla. También podría significar que el agua es ácida y erosiona las tuberías. Lo mejor que puedes hacer es usar un descalcificador o un filtro neutralizador para equilibrar el agua que vas a beber y devolverla a un nivel de pH normal. El olor a virutas de lápiz se siente cuando el líquido vital pasa por tuberías de plástico. La razón son los antioxidantes que se encuentran en esas tuberías, por lo que la única manera de deshacerse del olor es conseguir una tubería nueva.
En caso de que el olor a humedad provenga de una chimenea que nunca usas, lo primero que tienes que hacer es comprobar si sus compuertas están cerradas. Si están perfectamente cerradas, intenta aspirar y fregar la cámara de combustión. Esa es la zona de la base de la chimenea donde está el fuego. Si nada de eso ayuda, tendrás que llamar a un deshollinador para que se ocupe de tu chimenea. Es posible que haya agua en su interior, por lo que un profesional debería sellarla definitivamente. ¿El agua de tu casa huele a piscina? ¡Uf! Lo más probable es que esté llena de cloro. Es un desinfectante que se usa en las ciudades desde hace más de un siglo, por lo que, si el agua proviene de tu municipio, es bastante normal. El cloro es la peor pesadilla para las bacterias y los parásitos, pero es seguro para los seres humanos, los mamíferos y las aves, si se encuentra en cantidades razonables. Aunque si tienes anfibios o mascotas acuáticas en casa, debes asegurarte de que no lo beban. Si quieres deshacerte de ese olor, intenta conseguir un sistema de filtración de carbono.
¿Tu casa huele como un casillero de gimnasio? En primer lugar, revisa si tienes camisetas o calcetines sudados ocultos en algún lugar: les gusta esconderse debajo de la cama o detrás del sofá. Si eso no funciona, es posible que haya alguna bacteria creciendo en tu sistema de calefacción, ventilación y aire acondicionado. La primavera y el otoño son el momento perfecto para que esas bacterias prosperen, porque las temperaturas cambian y hay más condensación de lo habitual. Puedes intentar solucionar el problema con productos de limpieza especializados o llamar a un profesional para que te ayude.
Lo contrario del casillero del gimnasio es ese agradable olor a “nuevo” en la casa. Está bien cuando acabas de pintar las paredes, o tienes muebles, alfombras o suelos a estrenar. Pero si el olor es muy fuerte o permanece después de un tiempo, significa que hay algunos compuestos orgánicos en el aire. No son precisamente saludables para respirar. Abre todas las ventanas y pon en marcha ventiladores para que el aire se mueva durante al menos una hora. Repítelo con descansos durante todo el día. La próxima vez que quieras renovar la casa, asegúrate de sacar los muebles nuevos de madera prensada o las alfombras de su empaque y dejarlos toda la noche en la cochera. Todas las sustancias peligrosas deberían ventilarse en el momento en que lleves tu compra al interior. Si el olor a “nuevo” no desaparece al cabo de un mes, pide que te la cambien.
A menos que te guste beber agua del lago, no te alegrarás si el líquido que sale del grifo huele de repente a pescado. Tal como ocurre con el agua del lago, significa que hay algunas bacterias en el sistema, y la materia orgánica, como hojas o plantas en descomposición, podría ser la culpable. No hay mucho que puedas hacer con tu sistema interno de tuberías, pero puedes intentar ponerte en contacto con tu proveedor de agua e informarle el problema. Su tarea es controlar los niveles de compuestos orgánicos en el agua. Cuando enciendas la calefacción después de la temporada de calor y sientas olor a quemado en la casa, no te preocupes. Es el polvo que se ha acumulado en el sistema durante el verano y se está quemando. El olor debería desaparecer tras un par de horas de funcionamiento de la calefacción. Aunque es posible que quieras cambiar el filtro del sistema de calefacción al menos una vez cada dos años.
Tu lavadora de carga frontal puede oler a aguas residuales y a moho porque está en contacto constante con el agua. Cada vez que abres y cierras la lavadora, la humedad de su duro trabajo se queda en la junta. Ese es el entorno perfecto para las bacterias malolientes. Si quieres detener su reproducción, deja la puerta de la lavadora y el cajón del detergente abiertos durante un par de horas después de cada carga. Si ves que hay moho ahí, prueba mezclar vinagre blanco y bicarbonato de sodio uno a uno para limpiarlo. Si sientes en tu casa un terrible olor metálico que parece amoníaco, es en realidad eso. Si limpias con amoníaco o usas un refrigerante basado en él, podría estar filtrándose por algún sitio. Revisa los electrodomésticos que usan el refrigerante. Si no tienes ninguno, el olor a amoníaco podría provenir del moho que se esconde en algún lugar de tu casa o de un roedor que terminó su vida dentro de tus paredes. En cualquier caso, no ignores este olor, ya que no desaparecerá sin más.