Todos los días visita la estación del metro para oír la voz de su esposo muerto
Los pactos de amor solían cerrarse frente a un altar, con la promesa de cuidarse mutuamente. Entonces se escuchaba aquella poderosa frase: “hasta que la muerte los separe”. Sin embargo, a veces el sentimiento es tan fuerte que incluso después de que alguno de los dos ha partido, el otro se queda recordándolo. Una fotografía, un lugar o incluso la voz del ser amado son suficientes para revivirlo.
Margaret McCollum se niega a olvidar la voz de su fallecido esposo y por eso se sienta todos los días en la estación Embankment del metro de Londres, para escuchar a Oswald Laurence, a quien conoció en 1992 y con quien se casó. La historia de amor, de una médico y un actor, que ni siquiera la muerte pudo terminar.
Durante casi cuarenta años, Margaret trabajó para el servicio médico de Londres. Cada día debía tomar el metro y siempre había una voz para cuidarla, para muchos esa voz podía pasar desapercibida, pero no para ella. Era la de su esposo Oswald, quien grabó un anuncio para el metro, a finales de los años 50, en la que advertía a los pasajeros que tuvieran “cuidado con la brecha” (mind the gap) entre el vagón del metro y el andén.
En el 2007, Oswald murió, y Margaret encontró consuelo en la voz de su esposo. Se sentaba en la estación del metro y escuchaba la grabación una y otra vez, incluso dejaba pasar varios trenes solo para seguir oyéndolo. Desde que se conocieron, ella pensó que él tenía una voz hermosa. “Siempre supe que incluso después de irse, podía ir y escucharlo cuando quisiera”, reveló McCollum.
“Él nunca ha estado lejos de mi mente y de mi corazón”, dijo McCollum en una entrevista. “Saber que podía ir y escuchar su voz era simplemente maravilloso. Fue un gran consuelo. A veces he perdido un par de trenes solo para poder escucharlo. Aunque podía hacer diferentes acentos, esa es su voz natural: clara, precisa y con autoridad”.
Sin embargo, el primero de noviembre del 2012, a causa de los avances tecnológicos, la Dra. McCollum, no escuchó más la voz de su amado, había sido reemplazado por una voz digital. Se sintió devastada, pero ella no estaba dispuesta a dejar de escucharlo, así que fue a la oficina de transporte y pidió la grabación, para poder seguir escuchando a Lawrence.
La historia conmovió al director del metro, así que entregaron en una copia en CD, la voz de Oswald Lawrence, y además, mientras en todas las otras estaciones del metro, las voces de los anuncios seguían siendo digitalizadas, en la estación de Embankment, volvió a sonar aquella voz de antaño que enamoró a Margaret, quien volvió a sentarse a escuchar al amor de su vida.
La conmovedora historia se hizo viral en el 2019, incluso en el 2014 se realizó un cortometraje inspirado en Margarte y Oswald y, aunque ya no se le ve con tanta frecuencia en la estación, sabemos que gracias a la Dra. McCollum, una vez más el amor le ganó a la tecnología.