Un texto explicativo sobre por qué no se debería pedir a los hijos que compartan sus cosas

Psicología
hace 3 años

Cuando éramos niños, nos enseñaron que ser codicioso no es bueno. Por ejemplo, nadie jugará contigo si no compartes. Los adultos alentaban a los niños a ceder sus autitos y muñecas, mientras que por alguna razón, ellos mismos no tenían prisa por repartir sus joyas y autos favoritos a todo el mundo.

En Genial.guru, leímos un texto de la escritora Oksana Evgenieva acerca de cómo compartir no siempre es bueno, y decidimos que es digno de que lo conozcas.

Ayer en el patio de recreo fui testigo de una situación desagradable.

Por lo general, no escribo sobre la crianza de los hijos. No me considero una mamá ideal para dar algún consejo. Por lo general, solo uno: para los niños siempre serás la mejor.

Pero realmente quiero contarles sobre la situación de ayer. Porque se trata de la esencia de la edad adulta.

Una niña estaba jugando con un juguete que era de todos. Bueno, el que trajeron otros padres al sitio para no tirarlo a la basura.

Era un perrito. De felpa, sucio. Sin ojos y sin nariz. Pero la niña estaba jugando con él. Lo envolvía, lo entrenaba. Todo un circo en el juego de una niña. ¡Era un placer verla! La niña tenía unos 5 años. Estaba con su papá.

Luego vino un niño de unos 4 años, también con su papá. Y quería ese perrito. Claro, ¡qué circo, cuánta magia! Lo quería tanto que empezó a pedírselo. No trataba de quitárselo, no se tiró al suelo, no pateaba. Simplemente lo pedía.

Pero la niña no cedía, ella jugaba.

Y luego el padre de la niña entró en la arena del circo y le explicó que ella debía dárselo. Com-par-tir. El juguete era de todos y todos querían jugar con él. La niña empezó a llorar. Él insistía.

La niña abrazó al perrito tuerto, pero su padre no dejaba de insistir. Ella empezó a gritar. Y él seguía explicándole en voz alta sobre la importancia de compartir. Y que hacer berrinches era vergonzoso.

Ella sollozaba y gritaba, tratando de salvar su circo. Su padre seguía con su discurso. Y el niño se quedó en silencio, esperando. El padre del niño también esperaba en silencio, incluso sonrió un poco.

El papá de la niña, cansado de esperar, le arrebató el juguete de las manos y se lo entregó al niño. Diciendo que estaba avergonzado. La niña se ahogaba en gritos y lágrimas. Su padre la tomó de la mano y se la llevó del patio, mirándonos a nosotros, el público.

Estaba avergonzado de su hija.

No entendía que estábamos increíblemente avergonzados de él.

Un hombre que traicionó a su princesita y le dio su amigo a alguien que realmente no lo necesitaba, que observaba el drama de otra persona y esperaba a que el tesoro de esta persona fuera puesto en sus manos.

El niño se fue del patio de recreo. La niña se calmó y regresó con su papá. Papá parecía ser genial y un buen chico rodeado de nosotros, padres adultos. Él solo quería ser correcto.

Ellos buscaron al perro por todo el lugar. El chico ya se había ido. Buscaron durante mucho tiempo. Todos los rincones y botes de basura. La chica lloriqueaba. Papá estaba confundido y, diría yo, golpeado.

No lo encontraron.

El niño simplemente agarró y se llevó el juguete compartido con él. Después de todo, dado que el juguete era muy solicitado, decidió llevárselo. El padre del niño debe haberse ido caminando y sonriendo.

Una historia que me dolió el corazón; lloré con esta niña.

Así es como los familiares quitan lo que uno aprecia mucho “para hacer el bien”, y se lo dan a otros. ¿A quién? No interesa. Lo regalan. Traicionan. Y luego se sorprenden de que el niño no tenga la fuerza para defenderse, salvar a su familia, su trabajo, sus amigos, resistir la presión de quienes le piden algo.

A menudo, los terceros lo toman para sí mismos, como aquel niño que se llevó el perrito de todos. Y luego sus padres llevarán ese tipo de cosas no al patio de juegos, sino a la basura. Después de todo, no es algo que necesiten y es de alguien más. ¿Para qué tener esa basura?

Pero para alguien más, fue un amigo con todo un circo armado.

No hagas eso. Te lo ruego mucho. No lo hagas. Ni siquiera por buena paternidad o buenas intenciones. No le quites a tu hijo lo que lo hace feliz si no es de nadie y no se lo ha quitado a alguien. Si puedes evitarlo, evítalo.

Fue una buena lección para el padre. Por primera vez en mi vida me acerqué al padre de alguien y le dije un par de frases. Me parece que este es otro don que tengo. Puedo decir las cosas de manera que él acepte mis palabras. Y lo recuerde, y no se enoje.

Espero que no haya consecuencias para la niña y esta situación no se quede en su cabeza como una que se convierte en un trauma. Porque su papá la traicionó. Solo por ser buena persona.

No traiciones a tus seres queridos. Que sean felices. Protege este estado sin importar lo que alguien diga o piense.

Estás criando a una persona que podrá lograr cualquier cosa. O no podrá hacer nada.

Todo depende de cuánto te conviertas en su apoyo o en un observador.

¿Te obligaron a compartir juguetes cuando eras niño?

Imagen de portada ababaka / Depositphotos

Comentarios

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A mi me rompieron un juguete y mi papá se quedo sin trabajo porque mamá hizo que lo perdiera. Esa fue su leccion

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