5 Cosas cuya historia de invención es todo un emocionante drama de cine

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hace 4 años

Hay cinta adhesiva en todos los hogares, las etiquetas de precios son usadas por todas las tiendas sin excepción, un slinky se vende en cualquier tienda de juguetes. Pero nunca pensamos en cómo se crearon estos objetos sencillos, que nacieron gracias a la ocasión y la increíble dedicación de ingenieros desconocidos. El proceso de su invención está lleno de esos momentos que podrían hacer una película dramática.

Genial.guru descubrió las cosas que hicieron un largo camino desde la idea hasta el reconocimiento y la popularidad en todo el mundo. Por cierto, si no fuera por la persistencia de un joyero llamado Otto Rovedder, muy probablemente, no tendríamos pan de molde cortado en nuestras tiendas.

1. Etiquetas de precios

En 1873, el estadounidense Frank Woolworth, que acababa de completar 2 semestres en la escuela de negocios, consiguió un trabajo de asistente en una tienda. Era muy tímido, tartamudeaba, se moría de miedo cada vez que sus clientes se dirigían hacia él. Pero el dueño de la tienda, el Sr. Moore, quería hacer de Frank un verdadero hombre de negocios y una vez dijo que se iría todo el día, dejando al joven solo de vendedor. El chico tenía que cumplir con el plan de las ventas diarias de la tienda, de lo contrario, el Sr. Moore lo despedirá.

El chico comenzó a temblar de miedo solo al pensar que tendría que comunicarse con los clientes todo el día. Entonces, en aquel momento, a Frank le visitó una idea brillante: para que los visitantes de la tienda lo molestaran menos, decidió adjuntar un pedazo de papel con el precio de cada artículo. Pasó toda la noche colocando las hojas de cartón con precios, y en los productos que iban a caducar, dejó la nota “Todo por 5 centavos”.

Para su sorpresa, a los clientes les gustó esta idea (entre ellos, también había muchas personas tímidas) y el producto que estaba a punto de vencer se agotó en un par de horas. De esta forma, Frank recaudó las ganancias de 6 días. El dueño de la tienda, al llegar, se quedó sorprendido y se puso a usar las etiquetas de precios de forma continua. A Frank le ofreció a abrir su propia tienda e incluso le prestó 300 USD.

Pronto inauguró una “tienda de 5 centavos”, luego otra, funcionó perfectamente. El dinero fluía. Un día, a Woolworth se le ocurrió decorar las tiendas con parafernalia navideña, de modo que los clientes hicieran las compras en un ambiente festivo y dejaran más dinero. Acertó otra vez, a la gente le gustó esta idea. Por cierto, fue copiada por otras tiendas.

Durante varias décadas, Woolworth se hizo tan rico que, por su propia cuenta, construyó el rascacielos más alto del mundo en aquella época: el edificio Woolworth de 55 pisos. El creador de las etiquetas de precios murió a la edad de 66 años en 1919 por la enfermedad de cálculos biliares.

2. Muelle slinky

Richard Thompson James mostró una capacidad creativa todavía en la infancia, creando juguetes para sí mismo. Al crecer y convertirse en ingeniero naval, Richard consiguió un trabajo como empleado de oficina en el astillero William Crump and Sons en Filadelfia. Allí se dedicaba a diseñar equipos para submarinos y acorazados.

Una vez, en un caluroso día de 1943, desarrollando un sistema para sostener y estabilizar instrumentos sensibles a bordo de los barcos, James se dio vuelta arrastrando un contenedor de piezas de repuesto del estante superior. Cuando se inclinó para recoger las piezas, Richard se sorprendió al ver un resorte que se bajó de la mesa por las pilas de libros y se quedó inmovilizado en el suelo.

El resorte “caminante” impresionó mucho al ingeniero, y en la tarde del mismo día, hizo que este bajara las escaleras de su casa. En los próximos meses, estudió los coeficientes elásticos de diferentes tipos de alambre hasta que encontró la combinación óptima. Así nació el primer resorte “caminante” que podía bajar libremente las escaleras.

James pidió un préstamo de 500 USD, abrió su compañía y produjo los primeros 400 juguetes empaquetados en papel de pergamino. Pero resultó que los propietarios de las tiendas de juguetes no estaban interesados ​​en absoluto en el alambre común doblado en espiral. Después de mucha persuasión, James logró vender su “slinky” en una de las tiendas. Pero incluso allí permanecieron intactas durante semanas. El inventor decidió tomar al toro por los cuernos: llegó a la tienda y comenzó a realizar una especie de demostración con sus resortes. Fue increíble, pero en 1,5 horas vendió los 400 juguetes por 1 USD cada uno. En las próximas semanas, vendió más de 20 mil. El “slinky” se convirtió en un fenómeno nacional.

James mejoró la producción de resortes, lo aceleró muchas veces y durante los siguientes 2 años vendió más de 100 millones de juguetes por 1 USD cada uno. Las ganancias de su compañía eran impresionantes. Al mismo tiempo, el inventor se aislaba cada vez más de la sociedad y ya no estaba interesado en el dinero. No participó en la educación de sus 6 hijos, comenzó a engañar a su esposa y, cuando su engaño fue revelado, comenzó a pasar más tiempo en la iglesia, en el confesionario. Más tarde, resultó que entregaba casi todo el dinero que ganaba a los grupos religiosos evangélicos de forma secreta. Al final, en febrero de 1960, James se fue sin explicación a un área silvestre en Bolivia, donde se unió a una secta, y rompió todos los vínculos con el mundo exterior.

Al mismo tiempo, dejó a su familia y compañía con millones de deudas. Su esposa Betty tuvo que elegir: liquidar la empresa o convertirse en su líder. Ella eligió lo último, se sumergió en el negocio y en los años siguientes logró un éxito aún mayor que su marido. Por cierto, fue gracias a ella que el perro Slinky apareció en Toy Story. Después del estreno de la película animada, las ventas de los resortes se han duplicado. Actualmente, el slinky es uno de los juguetes más populares del mundo.

Por supuesto, el inventor del slinky murió en algún lugar de Bolivia en 1974 a la edad de 56 años.

3. Lencería Victoria’s Secret

A fines de los años 60, Roy Raymond, un graduado de Stanford, decidió hacerle un regalo a su esposa y fue a la tienda en busca de un hermoso conjunto de lencería. En la tienda, encontró batas de seda y pijamas con estampados florales. Las vendedoras capacitadas para atender a las mujeres no pudieron ayudarle a encontrar la ropa interior deseada. En general, Roy se sintió incómodo en la tienda. Como resultado, se fue sin comprar lo que estaba buscando.

Después de este incidente, decidió abrir una tienda de ropa interior femenina, en la que los compradores masculinos se sintieran cómodos. Los siguientes 8 años, Raymond estudió el mercado de la lencería y decidió apostar en productos de encaje y sujetadores push-up. En 1977, tomó prestados 40 000 USD de sus padres, pidió prestada la misma cantidad a sus familiares y abrió su primera tienda, llamándola Victoria's Secret. En el primer año ganó 500 mil USD.

Raymond comenzó a vender productos por correo mediante catálogos, lo que supuso una verdadera revolución en las ventas de ropa interior. En 1982, 6 de sus tiendas recaudaron 6 millones de USD. A pesar de esas ganancias, Roy experimentaba algunas dificultades financieras y, por lo tanto, vendió toda su compañía a Leslie Wexner, el creador de la cadena de tiendas The Limited, por 1 millón de dólares. Wexner inmediatamente reorientó Victoria's Secret apostando a la audiencia femenina, que a su vez elegiría lencería de lujo asequible. Fue él quien más tarde convirtió esta marca en una de las principales del mercado.

En 1984, Raymond fundó la tienda para niños My Child's Destiny, que quebró en dos años. Después de varias otras empresas comerciales fallidas, en agosto de 1993, Raymond se suicidó saltando desde el puente Golden Gate.

4. Pan cortado

En 1912, Otto Rovedder, un estadounidense de ascendencia alemana, tenía 3 joyerías en su propiedad. Pero su afición no eran ni los diamantes ni el oro, sino las herramientas y mecanismos que diseñaba en su tiempo libre. Un día, Rovedder se enteró de que las amas de casa se quejaban de que les llevaba mucho tiempo cortar el pan, especialmente en la mañana cuando se preparaba el desayuno para toda la familia. Además, el proceso de corte no era una ocupación muy segura. Entonces, Otto tuvo una idea brillante: decidió montar una máquina para las panaderías que cortaría el pan.

Estaba tan inspirado por la idea que, en 1916, vendió todas sus tiendas y comenzó a desarrollar el primer prototipo de la invención con el dinero que recibió. Hizo cientos de dibujos para diseñar la primera máquina de cortar pan y juntaba las rebanadas con una aguja metálica. Pero después de un año, en el almacén donde trabajaba el inventor se produjo un incendio. Todo se quemó, tanto el prototipo de la máquina como los dibujos.

Sin embargo, Otto no se rindió. Para alimentar a su familia y recaudar dinero para seguir desarrollando su proyecto, el ingeniero trabajó como agente de valores durante 10 años. En 1927, inventó una nueva máquina, técnicamente más avanzada que el prototipo quemado, ya que sabía envolver el pan en papel encerado. Pero cuando se trataba de vender el dispositivo a las panaderías, solo se reían de Rovedder: nadie creía en su idea de vender pan cortado.

Otto propuso usar el invento en la panadería de su amigo Frank Banch, quien estaba al borde de la quiebra. No había nada que perder, y como resultado, la máquina fue instalada en su taller.

El 7 de julio de 1928, se vendió el primer pan cortado. El nuevo producto ganó una popularidad sin precedentes, y solo en las 2 semanas siguientes, las ventas de pan en la panadería de Banch crecieron en un 2 000%. Para 1933, casi todas las panaderías respetables tenían al menos una máquina Rovedder, y el 80% del pan producido era cortado. Por cierto, fue entonces cuando se hicieron populares las tostadoras.

Asombrado por el éxito de Otto Rovedder, vendió sus derechos de patente a Micro-Westco, ingresó a la empresa y, para su retiro, ya era el vicepresidente de ventas en la división de maquinaria de panadería.

5. Cinta adhesiva

En la década de 1920, 3M produjo papel de lija, que no siempre era de buena calidad. Un ingeniero de 22 años llamado Richard Drew empezó su carrera como un trabajador con sueldo mínimo. Su trabajo principal era probar varios granos para el papel de lija. Después de 2 años, Richard recibió otro cargo y tuvo que visitar los talleres locales de reparación de autos para vender productos fabricados por la empresa.

Vale la pena hacer una digresión. En aquella época, era popular pintar los autos en 2 colores. Pero para los pintores de automóviles, el proceso de pintura fue una verdadera tortura: utilizaban pegamento casero, periódicos y cinta quirúrgica. Esta última, cuando se retiraba, a menudo se desprendía junto con pintura fresca. Entonces, los pintores se veían obligados a volver a empezar su trabajo. Precisamente para ello necesitaban papel de lija.

Drew llegó a uno de los talleres justo en el momento en que los pintores estaban enfadados por otro fracaso. Naturalmente, el chico fue recibido con groserías y enviado al infierno. Pero en ese momento, Drew se dio cuenta de que sería bueno inventar una cinta adhesiva que, al retirarla, no dejara ninguna marca visible.

Richard no poseía ningún conocimiento en el campo de la creación de cintas adhesivas. Comenzó a realizar experimentos directamente en el trabajo con el uso de aceites vegetales, semillas de lino, resinas, glicerina y otros ingredientes. Drew casi había dejado de desempeñar su trabajo principal, y estaba a punto de ser despedido. Pero después de 2 años, Richard encontró la fórmula perfecta e inventó el papel que se adhería firmemente a la superficie y se despegaba con facilidad.

Al principio, su jefe no apreció el invento, pero cuando la cinta se hizo popular entre los pintores de carrocerías de autos, se abrió todo un laboratorio para experimentos. Trabajando allí, Drew inventó una cinta adhesiva transparente basada en celofán en solo un año. Y años más tarde, este producto trajo billones de dólares a la compañía 3M.

¿Cuál de los protagonistas de este artículo te sorprendió más por su dedicación y perseverancia?

Imagen de portada wikipedia

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La historia más sorprendente para mí fue la de la cinta adhesiva

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