9 Costumbres que impiden que nuestro cerebro funcione correctamente

Consejos
hace 3 años

Nuestro cerebro guarda muchos secretos que aún son indescifrables para los científicos. Sin embargo, hay una serie de hábitos que le impiden al cerebro trabajar correctamente y que, sin que lo notemos, nos hacen más tontos.

Genial.guru decidió averiguar sobre qué hábitos vale la pena deshacerse para trabajar eficaz y sabiamente.

1. Pasar mucho tiempo en las redes sociales

No es un secreto que una revisión frecuente de Instagram, Facebook, Twitter y otras redes sociales impide que nos concentremos. Recibimos mucha información de diferente tipo en un corto intervalo de tiempo y, además, en pequeñas porciones.

Este tipo de comportamiento se convierte en algo habitual para el cerebro. Constantemente cambia una tarea por otra y busca algo nuevo. Si hay que trabajar con atención, el cerebro tiene que hacer un gran esfuerzo para parar y enfocarse en una cosa.

¿Qué hacer?

Leer un libro, entrenar o hacer cualquier actividad física.

2. Buscar todas las respuestas en internet

Por supuesto, el acceso ilimitado a la información simplificó considerablemente nuestra vida. Ahora nosotros casí no acudimos a la biblioteca buscando información importante y no gastamos tiempo en fotocopiar los libros.

Pero hay otra cosa. Los psicólogos hablan sobre el llamado "efecto Google", que es cuando nosotros, al saber que toda la información siempre se puede encontrar en Internet, hacemos una pregunta en el buscador y rápidamente la olvidamos. Y conseguimos que, automáticamente, nos desacostumbremos a utilizar nuestra propia memoria.

¿Qué hacer?

En la siguiente ocasión, cuando tu mano intente preguntar algo en Google, por ejemplo: ¿cómo hornear galletas? o ¿cúantos tipos de pizza hay en el mundo?, intenta recordar los consejos de mamá.

3. Trabajar cuando estás enfermo

A menudo vamos a la oficina sin prestar atención al catarro o a la tos. Pero tal comportamiento puede tener complicaciones. En los periodos en que la inmunidad es débil, el corazón funciona con una alta presión y el cerebro tiene por objetivo conservar la salud y el rendimiento del trabajo. En general no hay un trabajo de calidad, ni una recuperación rápida.

¿Qué hacer?

Si estás enfermo, tienes que estar en casa, descansar y curarte. Después, cuando te hayas recuperado por completo, ¡sí podrás trabajar!

4. Rechazo de la comunicación

La comunicación es muy importante para desarrollar el cerebro. Durante la comunicación con diferentes personas se forman nuevas rutas neuronales. Si la persona está acostumbrada a guardar silencio, hablar poco, limitarse a un pequeño grupo de personas, ella misma está deteniendo su desarrollo.

¿Qué hacer?

Si tus amigos te invitan a una reunión, acepta ir con ellos. Y haz lo mismo también en la siguiente ocasión. Así, gradualmente, aparecerá una gran cantidad de temas sobre los que podrás debatir sin problemas.

5. Hábito de dormir poco y levantarse tarde

Durante el sueño nuestro cerebro trabaja de forma activa, codificando la información. Un corto y mal sueño influye en nuestra capacidad de aprender algo nuevo.

Si duermes poco, te acuestas después de la medianoche y, a la mañana siguiente, te levantas tarde, eso también influye en la calidad para recordar la información. La atención se vuelve más distraída y la memoria empeora.

¿Qué hacer?

Arregla tu propio ritmo, en el cual la noche será para dormir y el día para un trabajo fructífero.

6. Pensamientos sobre una mente exclusiva

Los estudios de Carol Dweck, profesora de psicología en la Universidad Stanford, muestran que es muy importante elogiar a las personas. En particular, si se hacen elogios a la mente del interlocutor y no a sus meritos, con el paso de tiempo le pueden hacer una mala pasada. ¿A qué se debe?

Existen dos tipos de pensamientos: pensamiento estático y mentalidad de desarrollo. Las personas con el pensamiento del primer tipo creen que todas sus capacidades las recibieron al nacer, pero al admitir su fracaso significa que están aceptando su propio error. Por lo tanto, evitan situaciones con un alto riesgo.

Las personas con una mentalidad en desarrollo piensan que los intentos los hacen más inteligentes. El fracaso no les inquieta, al revés, les ayuda a analizar los errores y esforzarse más la próxima vez.

¿Qué hacer?

Es mejor no pensar que eres del todo inteligente, sino una persona a la que aún le falta mucho por aprender. Esto realmente te ayudará a ser más inteligente.

7. Verificación frecuente de los servicios de mensajería

El hábito de revisar en todo momento los servicios de mensajería instantánea, el correo y el cambio constante de tareas nos hace más torpes. Nos distraemos todo el tiempo y después tardamos más en entrar en la dinámica del trabajo.

¿Qué hacer?

Enfocarte en realizar una sola cosa a la vez. Es suficiente revisar las conversaciones una vez cada 3 o 4 horas.

8. Mascar chicle

Anteriormente los científicos creían que la goma de mascar influía positivamente en el cerebro, ya que al masticar aumenta el flujo de sangre hacia el cerebro y mejora las funciones mentales.

Pero últimamente los investigadores dicen que durante el proceso de mascar, la persona se distrae de la tarea principal y tiene una memorización de corta duración. Por ejemplo, le resulta más difícil aprender la secuencia de objetos en una lista.

¿Qué hacer?

Si se te antoja demasiado, mastica el chicle de camino al trabajo o a la casa. Pero durante el trabajo, es mejor abstenerte.

9. Consumo de comida grasosa

Una gran concentración de grasas saturadas en la comida impide producir dopamina, que es una sustancia que ayuda a las células cerebrales a enviar señales. La comida rica en grasas influye negativamente en la flexibilidad de nuestra mente, empeora la memoria y retrasa el tiempo de reacción. Además, cuanta más grasas saturadas consumimos, más ganas nos darán de comerlas otra vez, y tendremos que hacerlo para obtener satisfacción.

¿Qué hacer?

Limitar el consumo de grasas saturadas. Si se te antoja tanto comer algo grasoso, incluye en tu menú grasas más saludubles tales como el pescado, el aceite de oliva y el aguacate.

Imagen de portada depositphotos.com

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