15+ Historias contadas por sobrecargos que al parecer lo han visto todo en este mundo

Gente
hace 2 años

La profesión de sobrecargo no consiste solo en pasearse por la cabina con un carrito como Britney Spears en el video de “Toxic”. Todos los miembros de la tripulación se someten a un largo entrenamiento para estar preparados para lo que podría ocurrir durante el vuelo. Sin embargo, al igual que en una mala película, seguramente habrá un par de casos para los que simplemente nadie puede estar preparado.

En Genial.guru siempre sentimos curiosidad por ver el lado oculto de las distintas profesiones. Y estas 18 historias contadas por sobrecargos te darán al menos una idea de en qué consiste su vida laboral.

  • Trabajo como sobrecargo en rutas internacionales. Como puedes imaginar, el tráfico de pasajeros es una locura. Pero aún recuerdo a un pasajero: volaba en clase ejecutiva, todo tan importante, presumiendo delante de su mujer. Así que no era nada nuevo, una imagen habitual. Pero un mes después volvió a volar en la misma dirección, pero en clase económica, con su familia y su esposa, era tan servicial y atento. Al verme se inquietó mucho, pero yo puse mi sonrisa profesional, que oculta mucho de lo que he visto y oído. © Oídoporahí / VK
  • Una vez había una mujer con sobrepeso en nuestro vuelo. No cabía en el asiento, pero como la ocupación estaba completa, no había lugar para reubicarla. Así que estaba sentada allí: parte de su cuerpo en el asiento, parte de su cuerpo en el pasillo (y nuestro pasillo es estrecho, el carrito cabe justo allí, y eso es todo). En consecuencia, la golpeaba constantemente con el carrito. Al bajar del avión, la señora dijo enfadada: “¡Sus sobrecargos necesitan cirugía de reducción de caderas!”. © FlyGirl / Pikabu
  • Una pariente mía trabaja como sobrecargo. Me contó que un día, justo antes de que sirvieran la comida, un hombre salió del baño del avión sosteniendo una funda desechable del asiento del inodoro. Se la puso tranquilamente por la cabeza, probablemente pensando que era una servilleta. Varios otros pasajeros siguieron su ejemplo. Los miembros de la tripulación pensaron que sería embarazoso decirles la verdad, así que siguieron sirviendo la comida. © Morné Botha / Quora
  • Una vez observé a un hombre de negocios bien vestido que hacía un escándalo en el mostrador de facturación porque su vuelo se había retrasado debido a la niebla. Gritaba, gesticulaba enérgicamente y exigía en un ultimátum que la compañía aérea resolviera el problema inmediatamente. En respuesta, el trabajador del aeropuerto solo sonrió y le sugirió que saliera al exterior y tratara de despejar la niebla moviendo sus manos. Toda la cola se puso a reír. © Nonia_Bizness / Reddit
  • Llevo mucho tiempo trabajando como sobrecargo. ¡A lo largo de mi carrera he escuchado todo tipo de historias! Que el parabrisas se rompió en la cabina del piloto, que el compartimento de equipajes no se cerró, que hubo una posibilidad de despresurización, que el motor falló, que una bandada de pájaros golpeó los sensores en el aterrizaje y aterrizaron el avión a ciegas. Y todo eso en mis vuelos. ¡Y de eso me enteraba en los hoteles, durante la cena, gracias a los sonrientes y canosos pilotos! © Oídoporahí / VK
  • En mi primer vuelo, un pasajero se quejó de que la persona que estaba detrás de él roncaba demasiado fuerte. Sonriendo amablemente, le sugerí al demandante que se cambiara de asiento, a lo que me dijo muy enfadado que había pagado por ese asiento y que no se movería. Gritaba tan fuerte que despertó al hombre dormido. Lamentablemente no tenía un asiento en primera clase en ese momento, de lo contrario habría trasladado al hombre que roncaba hacia allí para fastidiar al pasajero maleducado. En cambio, le serví bebidas gratis durante el resto del vuelo. © UsernameTaken5074 / Reddit
  • Recuerdo que una vez, caminando por el pasillo, me fijé en un hombre que dibujaba un mapa en una servilleta. Se lo estaba mostrando al pasajero sentado a su lado, con el que estaban conversando tranquilamente. Como los sobrecargos están en el avión para garantizar la seguridad, pensé que debía contárselo a mis colegas. El sobrecargo mayor fue a ver estas actividades sospechosas. Todos estábamos nerviosos. Uno de los miembros de la tripulación no pudo aguantar más y fue a averiguar qué estaba pasando. Resultó que el hombre era un arquitecto. Luego de las extensas explicaciones, no tuvimos más remedio que reírnos de la situación. Aunque, una vez más, todos coincidimos en que siempre es mejor ir a lo seguro. © Alex Tang / Quora
  • Vuelo nocturno. Dos horas antes del aterrizaje, fui a servir el desayuno. Muchos pasajeros estaban dormidos. Para no molestarlos demasiado, pero sin tener que ir de un lado a otro 100 veces, bajaba con cuidado sus mesas y ponía la bandeja, y luego se iban despertando uno a uno. Cuando volví con el carrito a recoger las bandejas, uno de los pasajeros me pidió que le trajera su ración. Resultó que el chico sentado a su lado había comido tranquilamente su desayuno y el de él. ¡No podía creerlo! Por suerte, un par de pasajeros no quisieron desayunar, así que me sobraron porciones. Aun así, me sorprendió tal acto. © Myriam Frafar / Quora
  • Trabajo como sobrecargo. Tras el vuelo, nos despedimos de los pasajeros, contamos las almohadas, las mantas, las bebidas sobrantes y entregamos todo. Te pueden multar si te falta algún artículo, así que nos aseguramos de que la gente no saque nada del avión. Los pasajeros estaban saliendo y una mujer se sentó en un asiento de clase ejecutiva, supuestamente abrochándose las botas, con una cara de culpabilidad al mismo tiempo. Todos estaban fuera, conté las almohadas y faltaba una en el asiento en el que ella estaba sentada. Mujer, ¿para qué necesitabas una almohada tan plana como un panqueque? © Oídoporahí / VK
  • Mi hermana es sobrecargo. Una vez, en su vuelo, una famosa actriz quiso que alguien de la tripulación le cambiara el pañal a su bebé. Nadie lo hizo, por supuesto. © ParkingLotRanger / Reddit
  • Teníamos un colega interesante que hacía el mismo truco en absolutamente todos los vuelos y no podíamos hacer nada al respecto. En el momento más inesperado, desaparecía durante mucho tiempo, y luego, igual de repentinamente, aparecía descansado. Estaba claro que se escondía en algún lugar de la cabina, pero trata de encontrarlo cuando el avión es grande y lleva unos 400 pasajeros. E incluso cuando descubrimos en qué momento lo hacía, eso no facilitó las búsquedas posteriores. El astuto simplemente encontraba un asiento libre en la cabina, se sentaba en él y se cubría de pies a cabeza con una manta. ¡Listo! Hasta que se den cuenta, hasta que se desocupen, hasta que miren con atención. Tiempo para descansar había mucho. Y en realidad, no podíamos hacer un escándalo, ya que no tenía sentido que los pasajeros se alteraran demasiado. Y había mucha gente tapada con mantas. No puedes mirar sin más: ¿y si es el equivocado? A veces, por supuesto, conseguíamos encontrar al compañero. Pero lo más frecuente era que, tras haber descansado, regresara por su cuenta. Así es como volábamos. © ex.stuardessa / Pikabu
  • Una vez, un anciano estaba sentado en la puerta de emergencia. Según las normas, los pasajeros de esa fila no pueden guardar su equipaje de mano bajo el asiento o en su regazo. Mientras examinaba la cabina, vi un bolso en su regazo. Me acerqué y le pedí que lo guardara en el compartimiento de equipaje sobre el asiento. Se negó, pero me vi obligada a seguir el protocolo. Le aseguré que, fuera cual fuera el objeto de valor que se guardara allí, volvería y le entregaría personalmente el bolso después de que despegáramos. En voz baja me dijo que el bolso contenía las cenizas de su esposa, recientemente fallecida. Apenas podía contener sus emociones. Le pedí mis más sinceras disculpas, pero no podía hacer nada. Puso la bolsa en el compartimiento de equipaje y se puso a llorar. ¡Y fui yo quien provocó sus lágrimas! Me sentí frustrada hasta que este anciano se acercó a mí y me pidió que le sirviera un poco de té. © Richa Dwivedi / Quora
  • Una vez una pasajera puso a su bebé a dormir en el piso entre las filas 2 y 3 (entre la clase ejecutiva y la económica). Parte del torso del bebé estaba bajo el asiento de adelante. Me acerqué y le dije:
    —¡Jovencita, levanta al bebé! ¡No puedes hacer eso!
    —No, no lo haré. ¡En el último vuelo también viajó así!
    Sin comentarios. Al menos le puso una manta debajo. © FlyGirl / Pikabu
  • Trabajo como sobrecargo en una conocida compañía aérea y, por supuesto, los pasajeros suelen ser estrellas del mundo del espectáculo. Una de las normas es que debemos tratarlos como personas normales y corrientes y no lanzarnos sobre ellos con gritos entusiastas ni pedirles autógrafos. Así que yo soy un modelo de aplicación de esa regla. ¡No reconozco a nadie! Llegué al punto en que tenía un periódico en el bolsillo con la foto de un pasajero famoso, y la misma persona estaba sentada a mi lado, y yo no le presté atención... © Oídoporahí / VK
  • Soy sobrecargo en un avión pequeño (50 pasajeros). Un día, cuando nos quedaban unos 40 minutos de vuelo, recibí una llamada de la cabina diciendo que uno de los indicadores mostraba que la puerta estaba desbloqueada. Verifiqué todo dos veces, pero para mantener a todos a salvo, pospuse mi trabajo principal y me senté en esa puerta durante el resto del vuelo, rezando para que fuera un error. Estoy segura de que mi cara se puso un poco colorada. Mientras volábamos, traté con severidad a cualquiera que intentara levantarse o desabrocharse el cinturón de seguridad. No quería que nadie terminara tirado fuera del avión si pasaba algo. La gente se molestaba y preguntaba por qué no podían desabrocharse el cinturón. Me refería a posibles turbulencias. Afortunadamente, todo terminó bien y aterrizamos sin problemas. Algunos pasajeros a la salida se quejaron de las condiciones del vuelo. Eh, si supieran... © Nitropig / Reddit

¿Te gustaría trabajar como sobrecargo? Cuéntanos lo más memorable que te sucedió durante algún vuelo en un avión.

Imagen de portada FlyGirl / Pikabu

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Cuánta paciencia tienen que tener los pobres sobrecargos

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