Una madre de 3 niños escribió una poderosa carta a sus futuras nueras, y las mujeres no pudieron contener sus lágrimas

Gente
hace 4 años

La vida nos ha demostrado que las relaciones entre las suegras y las nueras vienen en todos los matices o aspectos, desde el amor y la amistad hasta la rivalidad y las peleas. Por eso, cuando Rachael Boley, una madre de tres niños pequeños, publicó una conmovedora carta a sus futuras nueras en su blog recibió una sincera respuesta de muchas mujeres. Después de leerla, algunas de ellas confesaron que habían llorado porque siempre habían querido tener una suegra así de cariñosa y comprensiva, mientras que otras dijeron que estaban felices de leer eso desde el lugar de nueras.

Con el permiso de Rachael, en Genial.guru queremos compartir contigo su conmovedora carta, y esperamos que tú también puedas encontrar algo con lo cual relacionarte en estas palabras cargadas de tantos sentimientos.

“Una carta a mis futuras nueras”

“Alguien me preguntó recientemente qué tipo de hombres espero que sean mis hijos cuando crezcan. Pienso en ello todos los días.

Aunque miro a mis hijos y veo a mis bebés, no estoy criando bebés. Estoy criando hombres. Hombres que algún día se convertirán en padres y esposos, algunos de los roles más importantes que existen. Mi trabajo como madre es permitirles adquirir las habilidades necesarias para salir al mundo y cumplir bien esos roles. Todos los días tengo el privilegio de tener a estos niños, y es por ello que estoy comprometida con esa responsabilidad.

Así que...

A mis futuras nueras, tengo algunas cosas que quiero decirles. Esto posiblemente no pueda abarcarlo todo, pero, afortunadamente, tenemos algo de tiempo.

No las conozco todavía, pero ya las amo. Las quiero mucho porque, algún día, cada una de ustedes amará a uno de mis hijos, y él le devolverá ese amor.

Llegará el día en que este pequeño niño inexperto, sucio y desordenado será tuyo. Él siempre será mío, pero tú pasarás a ocupar mi lugar de muchas maneras”.

“Algún día, tu mano reemplazará la mía. Tus ojos serán su paz y tu corazón será su hogar.

Serás tú a quien bese en la noche.

Serás tú con quien comparta sus sueños.

Serás tú quien lo consuele cuando esté asustado.

Serás tú quien conquiste su corazón, el mismo que late contra mi pecho mientras lo sostengo cada noche.

Algún día, cariño, esa serás tú.

Siempre pensé que tendría una hija. Ahora sé que esa hija eres tú. Quiero que sepas que rezo por ti todos los días, así como rezo por mis hijos.

En este momento eres todo para tus propios padres, al igual que mis hijos lo son todo para mí. Ruego a Dios que seas querida, apreciada y valorada, y que hayas tenido el cariño y la aceptación de ellos. Ruego que seas enseñada a amarte a ti misma, ya que, sin ese amor, no estarás sólidamente equipada para amar a otros con éxito. Le pido a Dios que se te muestre qué maravilloso regalo eres día a día. Hago mi parte con Dios para que, si los que te rodean olvidan ese mensaje, siempre sepas que, cuando él te mira, ve a su princesa.

Estoy criando a mis hijos para que te vean de la misma manera”.

“Le ruego a Dios que te valores y te respetes a ti misma, y que se te enseñe a respetar a los demás de la misma manera. Oro para que no tengas miedo de compartir tu voz, sino que la uses para hablar de las cosas de la vida, no solo contigo y con los que te rodean, sino también con mi hijo, ya que los hombres necesitan que se les hable de esas cosas.

Quiero que sepas que, aunque cometeré muchos errores, me comprometo a criar a mi hijo para honrarte. No puedo tomar todo el crédito o la culpa de sus aciertos o de sus errores y defectos. Mi propia madre me enseño eso.

Él es dueño de sí mismo. Tiene sus propias peculiaridades e idiosincrasias. Lo descubrirás a medida que vayas pasando tiempo con él y lo vayas conociendo mejor. Dale espacio para que pueda ser él mismo y le enseñaré a hacer lo mismo por ti.

Él no te completará y tu no harás eso con él. Solo Dios puede hacer eso. Pero te ruego que se edifiquen mutuamente y se animen para poder estar mejor juntos que tú sola por tu cuenta.

Prometo tomarte en cuenta, compartir mis secretos y mi conocimiento de él contigo para que puedas amarlo mejor. Cuando llegue el momento, te confiaré su corazón, al igual que tú le confiarás el tuyo. No tomo este intercambio a la ligera y te pido que tú tampoco lo hagas. Lo estoy criando para que entienda el valor que tienen los sentimientos de una mujer, que no tienen precio y que, una vez que el corazón está roto, nunca puede volver a ser como antes”.

“Eso no siempre es algo malo, pero podemos evitarlo, y no quiero que mi hijo sea el que te rompa el corazón. También quiero que recuerdes que él no puede ser el que lo cure. De nuevo, solo Dios puede hacer eso. Pero criaré a mi niño para que siempre aprecie el regalo que eres tú y tu amor. Le enseñaré a entender su valor para honrarte y respetarte como lo haces con él.

Me esfuerzo por criar a mis hijos de tal manera que aprendan a ser fuertes y vulnerables. Valientes, pero humildes, valerosos e intrépidos, y sin miedo a pedir ayuda. Que sean líderes, pero que sepan seguir. Ruego que te guíe bien y sepa el honor que es estar en ese papel. Le pido a Dios que te sirva, pero que nunca te aproveches de su sacrificio.

Rezo para que entienda completamente su papel como hombre y que viva su vida con integridad, honor, humildad, honestidad, fe y humor. Que él sepa quién es, primero en Cristo y luego dentro de sí mismo. Rezo para que siga sus sueños y pasiones, y para que nada se interponga en el camino para incluirte. Oro para que lo mismo pase contigo.

Me he comprometido a criar a mis hijos para que sean independientes y nunca busquen en su amada a una madre, porque yo habré asumido ese papel. Prometo estar completamente presente para cada uno de ellos, para enseñarles lo que necesitan saber sobre las mujeres y lo especiales que son. Prometo criarlos de tal manera que siempre recuerden que ustedes son las hijas de alguien”.

“Ruego cada día para que ames a mi hijo, para que tu amor se ensanche y se desborde. Ruego lo mismo para él. Espero que, mientras ustedes dos construyen una vida juntos, nunca olviden cómo se construyó esa vida. Permanezcan fuertes y unidos. Se necesitarán mutuamente. Aunque le estoy enseñando más a desearte que a necesitarte, habrá ocasiones en que te necesitará, y a ti te sucederá lo mismo. Sé su pilar.

Apóyense mutuamente. Ámense el uno al otro. Elíjanse el uno al otro.

El ruido del mundo será fuerte y no siempre será fácil. Puede haber días en que lo mires y cuestiones cada decisión que hayas tomado. En esos momentos piensa en todos los proyectos que construyeron juntos y recuerda por qué elegiste permanecer allí.

Te prometo que le enseñaré a mi hijo estas mismas lecciones. Plantaré semillas de amor en su corazón a cada momento y prometo mostrarle como cuidarse a sí mismo. Cómo lavar la ropa y los platos, así como a nunca esperar que lo hagas todo. A cómo ser tu pareja. Prometo fomentar su sensibilidad mientras alabo su fuerza, para enseñarle cómo tener una mente abierta y escuchar tus palabras cuando le abras tu corazón. Así podrá entenderte. Para abrazarte, para amarte. A todas ustedes, para que ellos vean por ustedes y no por lo que pueden ofrecerles.

Prometo criarlos para que estén contentos y satisfechos consigo mismos, y, de esa forma, puedan ser suficientes para ustedes.

Pasaran muchos años antes de que nos encontremos, pero cada día de ahora en adelante rezaré por ustedes. Las querré y, cuando las encuentre, las amaré incluso más de lo que ya lo hago, porque amarán a mis hijos. Y se convertirán en mis hijas”.

¿Cómo te sientes después de leer la carta de Rachael? ¿Qué opinas de este texto, ya sea que estés en el lado de las suegras o de las nueras? Cuéntanos en la sección de comentarios a continuación.

Comentarios

Recibir notificaciones

Me parece un gesto precioso que gustará tanto a sus hijos como a sus nueras

-
-
Responder

La relación con la suegra suele ser complicada, por eso esta carta nos llama a todos la atención

1
-
Responder