El día que me pidieron 3 unidades de sangre para una cirugía de alto riesgo, mis 2 hermanos y mi gran amiga no dudaran en donar sin yo pedírselos. Y siempre que veo mis venas recuerdo aquel gesto que para mí es inolvidable. Nancy Flores / Facebook
Cuando cumplí 15 años, quería un reloj digital que acababa de salir. Mi madre no quería porque decía que se iba a estropear enseguida, pero un amigo me lo regaló, lo use durante 15 años. Trinidad Gonzalez / Facebook
Cuando tenía 9/10 años, soñaba con unos patines lineales. En aquel entonces, en 1997, era un regalo muy costoso para una niña. Pero soñaba despierta con tener unos. Mis vecinos del frente de la casa tenían, y cada diciembre, recuerdo que salían a patinar, hacían trucos que para mí eran un asombro (patinar hacia atrás). Mis hermanos mayores tenían carros metálicos, así que yo los amarraba a mis pies como si fueran patines (los dañé, por supuesto) hasta que finalmente, un 7 de noviembre de 1997, una tía, que es como mi segunda madre, me los regaló. Recuerdo que me fue muy fácil aprender y ese mismo día salí a la calle a presumirlos, también ese mismo día fue mi primera caída. Ese ha sido mi mejor regalo. Diana Alvarado / Facebook
Mi papá nunca ha vivido conmigo, pero en mis cumpleaños es la única llamada que jamás falta. En uno de esos cumpleaños, él llegó a visitarme, pero yo no estaba porque me había ido a celebrar con mis amigas. Me dejó uno de los mejores regalos que he recibido en mi vida: un plato y un vaso color azul (mi favorito) y un kilo de manzanas. Lo amo tanto. Stela Martínez / Facebook

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