Por qué es importante que los niños normalicen el fracaso y cómo enseñarles a hacerlo

Psicología
hace 2 años

El fracaso puede ser un tema complejo y desagradable para cualquier persona. Es difícil aceptar que no alcanzamos aquello que nos propusimos y que las cosas no salieron como queríamos o como esperábamos, pero el hecho es que el fracaso existe, forma parte de la vida de todo ser humano y hay que saber aceptarlo y hacer uso de él para aprender.

Según crecemos, es más arduo integrar este conocimiento, por lo que Genial.guru quiere mostrarte los múltiples beneficios que puede tener el fracaso y compartir contigo lo que podemos hacer como padres para enseñar a nuestros hijos sobre él.

Qué es el fracaso

El fracaso se entiende como un resultado contrario o adverso a aquello que esperábamos o queríamos. Es común escuchar por todas partes la típica frase que dice que “de los errores se aprende”; sin embargo, no todos ven o interpretan estos “fallos” o contrariedades de ese modo y no todo el mundo los entiende de esa manera ni lo considera tan sencillo.

Aprender de los errores, tomar esas experiencias, levantarse y continuar caminando, requiere de un aprendizaje y de una interiorización del hecho de que esos fallos nos dejaron algo, sirvieron para algo más, tienen un propósito y una enseñanza que nos ayudará más adelante. Este aprendizaje es necesario iniciarlo desde niños, ya que de lo contrario, los pequeños experimentarán esa frustración y no sabrán manejarla, y eso es lo que llevarán a la vida adulta.

Los beneficios para los más pequeños

  • Consiguen un aprendizaje. Cuando no obtienen los resultados que esperan, cuando se equivocan y fallan, obtienen una enseñanza. No se trata únicamente de ver el error, sino de saber analizar dónde se encuentra para entender qué es lo que no debe hacer o qué debe hacer de otra manera. Por ejemplo, si un niño saca una baja calificación en un examen, hay que analizar el motivo por el que ha sucedido: puede ser que no haya estudiado lo suficiente, que se haya puesto muy nervioso y no haya podido concentrarse, que ese día no se sintiera bien o simplemente que esa materia le cueste un poco más. En todos los casos, hay solución.
  • Desarrollan el pensamiento crítico. Si el niño aprende a analizar sus errores y fracasos, a verlos como una enseñanza, deberá saber encontrar el fallo y distinguir aquellas partes en las que podría mejorar. El pensamiento crítico ayudará a nuestros hijos a saber discernir y examinar las situaciones de forma racional. En lugar de que el niño se frustre, saldrá reforzado de la experiencia.
  • Mejora o aumenta su creatividad. Este punto está relacionado con los dos anteriores y es que, si un niño aprende a distinguir dónde se encuentra el error y lo analiza, también comenzará a buscar soluciones para que ese mismo fallo no vuelva a sucederle. Aquí es donde entra en juego la creatividad, ya que hará uso de ella para encontrar la forma de mejorar y poner remedio a la situación.
  • Les ayuda a definir y a aclarar su metas y objetivos. En el momento en el que un niño vive un fracaso, es probable que comience a pensar en sus propósitos, en aquello que quiere alcanzar y el modo en el que quiere hacerlo. Ver sus fracasos y sus fallos le hará tener más claros sus objetivos y metas, al mismo tiempo que logrará hacerle reflexionar sobre lo que debe hacer para alcanzarlos.

Cómo trabajar y tratar con ellos este tema

El fracaso y la asunción de los fallos puede ser un tema difícil de tratar con un niño, pero también se considera de gran relevancia para su correcto desarrollo emocional. Es por eso que, como papás, podemos enseñar a nuestros hijos sobre este tema:

  • Cambiar la mentalidad sobre el fracaso. Para lograr este punto es fundamental que normalicemos el fracaso, es algo natural que puede sucederle a cualquiera y, de hecho, varias de las grandes mentes de la historia han tenido primero grandes fracasos. Hablemos del fracaso en el día a día: no hagamos de ello un tema tabú, de ese modo los niños interiorizarán que no son los únicos a los que les sucede eso y hablarán de ello sin miedo ni vergüenza.
  • Celebra y elogia sus esfuerzos. En este caso, no se trata de engañarle o decirle cosas que no son, sino que, por el contrario, debemos ser honestos respecto a la situación o a la acción, pero siempre valorando y teniendo en cuenta el esfuerzo que el niño hizo con preguntas tales como “¿Cómo lo lograste?” o “¿Cómo lo hiciste?”. Al hacer esto, el niño se dará cuenta de que el resultado no es lo único que importa, que es valorado y sus esfuerzos e intentos son tomados en cuenta, por lo que su autoestima se verá reforzada. Dejemos a un lado las afirmaciones pesimistas y derrotistas y dejemos claro que ese fracaso es puntual y no significa que siempre será así, que existen el “aún” o el “todavía”.
  • Ayúdale en el proceso de análisis del fracaso. Se trata de hacerle ver en qué punto se encuentra el fallo, para que pueda meditar qué soluciones pueden ser viables. Para ello podemos plantearle preguntas del tipo “¿Qué soluciones se te ocurren?”, “¿Cómo planeas revolverlo?” o “¿Cómo crees que podrías mejorar en este aspecto?”. Le incentivamos a la reflexión sin darle las soluciones, ya que es importante que sea él mismo quien encuentre el modo para hacerse de las herramientas necesarias para futuras situaciones y como un medio para fomentar su independencia y autosuficiencia.
  • Valida sus sentimientos y muestra empatía. Somos padres, pero no seres perfectos y ellos deben ser conscientes de que también cometemos errores y que nos equivocamos mucho más a menudo de lo que nos gustaría. Se trata de que sepan que, en ocasiones, también nos sucede, y que les mostremos o les contemos de qué manera actuamos en esas circunstancias y que la perseverancia juega un papel fundamental en estas circunstancias. Debe ser consciente de que, al igual que errar es aceptable y no tiene nada malo, tampoco lo tiene el seguir intentando. Le estamos mostrando y diciendo (indirectamente) que está bien que se sienta así y que no le juzgamos por ello, sino que, por el contrario, puede contar con nosotros.

¿Cómo actúan tus hijos cuando se sienten frustrados? ¿Cómo manejas en casa el tema del fracaso y los errores?

Comentarios

Recibir notificaciones

Lecturas relacionadas