20+ Personas que propusieron matrimonio y recibieron un “no” cuentan qué hicieron luego de ese día
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Hemos hablado mucho sobre cómo vivían las mujeres en el pasado, pero ¿qué hay de los hombres? Ellos también enfrentaron sus propios problemas de higiene.
Por ejemplo, un barbero literalmente metía los dedos en la boca de sus clientes para recortarles el bigote. Hemos investigado las peculiaridades de la higiene masculina a lo largo de los siglos, desde la Edad Media hasta el siglo XIX, y estamos listos para contarte los datos más sorprendentes.
A lo largo de la historia, los hombres usaron pelucas en diferentes épocas. Estas eran un símbolo de estatus y riqueza, además de un elemento de moda. Las pelucas se empolvaban con una mezcla de almidón y aceites aromáticos para darles un tono blanco.
En hogares adinerados, las pelucas se guardaban en habitaciones separadas, pero nadie estaba a salvo de los roedores que podían instalarse allí. Así que, antes de usarlas, era común tener que sacudir ratas de las pelucas.
Todos sabemos que la higiene era deficiente en la Edad Media. En la era victoriana las cosas mejoraron un poco: se aprendió más sobre cuidado personal, higiene, medicina y enfermedades. Sin embargo, en lugar de lavarse más seguido, las personas preferían usar almohadillas corporales: trozos de tela o saquitos que absorbían olores en las áreas más sensibles.
Los primeros rastrillos aparecieron hace 3000 años a.C. Sin embargo, eso no significa que afeitarse en el pasado fuera tan cómodo como lo es hoy. Las maquinillas de seguridad solo comenzaron a usarse en 1903. Además, muchas enfermedades se transmitían a través de las navajas de los barberos, incluida la famosa “picazón del barbero”.
El cepillo de dientes fue inventado siglos después de la Edad Media. Pero eso no significa que las personas de esa época no cuidaran sus dientes. Usaban lienzos ásperos de lino para limpiarlos junto con pastas y polvos hechos de salvia y cristales de sal. Para combatir el mal aliento, recurrían a hierbas como clavo de olor.
En la Edad Media, las personas se bañaban a pesar de la creencia popular de que eran muy descuidadas. Sin embargo, no lavaban su cabello con tanto esmero. Los médicos de la época desaconsejaban esta práctica por temor a que causara resfriados. Los nobles, por supuesto, no lavaban su cabello ellos mismos, sino que dejaban esta tarea a sus sirvientes mientras disfrutaban del proceso.
En la era victoriana, la barba era un símbolo de masculinidad y estatus. Por eso se le prestaba mucha atención. En los libros de consejos para caballeros, se insistía en mantener la barba limpia, lavarla con regularidad, peinarla y darle forma. Teñirla era considerado de mal gusto, pero los hombres hacían todo lo posible para mantenerla bien cuidada.
El gorro de dormir tiene una larga historia. Su propósito principal era proteger la cabeza de las corrientes de aire nocturnas. Es curioso que, en los años en que dejó de ser popular entre las mujeres, los hombres aún lo seguían usando.
Peluquería Arthur Anderson
Antes de la invención de la maquinilla de seguridad, era prácticamente imposible afeitarse el rostro uno mismo. En el siglo XIX, los barberos estadounidenses solían meter un dedo en la boca de sus clientes mientras los afeitaban para estirar la piel y alcanzar las áreas más difíciles.
Cortaúñas de bronce, siglos III o IV d.C.
Un retrete medieval en la muralla del castillo
Durante la época de la Regencia, los bailes eran especialmente populares. Las mujeres usaban orinales, mientras que los hombres debían buscar un lugar privado para hacer sus necesidades. A veces, incluso los caballeros más refinados orinaban en lugares inapropiados, aunque generalmente trataban de encontrar un baño.
Aquí tienes otros datos curiosos sobre la higiene. Por ejemplo, ¿sabías por qué la mayoría de los asiáticos no tienen papel higiénico en sus casas? Descúbrelo aquí.