Los haré con mis hijos ;)
10 Ejercicios para el desarrollo de la inteligencia emocional de nuestros hijos
Si, de por sí, el mundo físico y tangible puede resultar tremendamente complejo, el mundo emocional —de los sentimientos que no se pueden tocar— puede resultar impracticable si no estamos listos para hacerle frente. Un mundo cuyo control es realmente difícil para los adultos —con su bagaje, experiencia y conocimientos— puede resultar aún más complicado para los más pequeños si no conocen la manera de canalizarlo e identificarlo a tiempo.
El aprendizaje temprano y oportuno de las emociones y la inteligencia emocional con nuestros hijos puede facilitar esta labor. Es por eso que Genial.guru te trae una serie de actividades para trabajar estos aspectos con los niños.
1. Lectura de cuentos
Los beneficios de la lectura en todas las edades son más que conocidos, pero también pueden ser una valiosísima herramienta a la hora del aprendizaje emocional. En edades tempranas, la elección de un libro adecuado sobre la emoción que estemos trabajando nos puede ayudar a acercar esa visión al niño y a que pueda verla reflejada de otro modo sin perder la diversión que traen consigo los libros.
La lectura con este propósito ofrece muchos beneficios:
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la interiorización y aprendizaje de una nueva emoción y lo que esta conlleva;
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la empatía;
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el conocimiento para poder identificarla y diferenciarla.
Todo esto lo obtendremos tan solo con una lectura detenida del cuento, pero si queremos ahondar más, siempre podemos hacerles preguntas sobre lo que hemos leído, orientado hacia las emociones. Por ejemplo “¿Qué crees que debe sentir el personaje?”, “¿Por qué crees que se siente así?” o “¿Cómo te sentirías tú?”.
2. Representación de emociones mediante el juego con muñecos
Esta actividad es más práctica y requiere de mayor implicación y comprensión de las emociones, ya que, de lo contrario, representarlas acertadamente sería complicado. Los pequeños deberán representar una pequeña historia con los personajes que elijan (muñecos, peluches u otro de su preferencia) y la emoción y el lugar que resulten del lanzamiento de dos dados que nosotros mismos podemos hacer (únicamente necesitaremos papel, tijeras, pegamento y una pluma para escribir las emociones en un dado y los lugares en el otro dado en las diferentes caras).
Estaremos afianzando e interiorizando su conocimiento sobre la emoción trabajada, desarrollando su imaginación e inventiva para el desarrollo de la historia y su capacidad del lenguaje. Además, la diversión está asegurada.
3. El dibujo es expresión
Dibujar es una actividad que les gusta a la mayoría de los niños, por lo que esta forma de aprendizaje puede resultar sumamente entretenida y llevadera para los más pequeños. Es sencillo, únicamente hay que pedirle al niño que refleje en su rostro diferentes emociones mientras se observa en un espejo y que las vaya dibujando de la forma que prefiera y con los colores que más le gusten en un papel. También podemos pedirle al niño que dibuje aquello que identifica o relaciona con la alegría, la tristeza, el miedo y las demás emociones; de este modo, sabremos qué significa exactamente para él cada una de ellas y con qué las asocia.
Dibujando no solo trabajaremos el reconocimiento y aprendizaje de emociones, sino que, al mismo tiempo, desarrollaremos la creatividad y las habilidades del niño.
4. Une la música y la pintura
La música es un gran medio para la expresión de las emociones y también para experimentarlas, por lo que podemos servirnos de ella para trabajar este aspecto con los más pequeños al unirla junto con la pintura. Les pondremos a los pequeños algunas piezas musicales y les pediremos que pinten aquello que les hace sentir, las emociones que les hace experimentar. De este modo, los niños explorarán libremente el mundo de las emociones y las reflejarán a su modo y según su propia visión del mundo y de la vida.
5. Rueda de las emociones
Aun cuando somos adultos, gestionar algunas emociones y hacerles frente puede ser realmente complejo, por lo que es aún más complejo para los niños, que todavía no cuentan con los conocimientos y experiencia suficientes. Esta actividad, conocida como “rueda de opciones de la disciplina positiva”, nos ayudará en este tipo de situaciones. Consiste en hacer una rueda o ruleta que dividiremos en porciones y en cada una de ellas pondremos una de las formas en las que el niño puede actuar cuando se enoja, se frustra o se entristece (le preguntaremos al pequeño sobre posibles formas de actuar en un momento en el que esté tranquilo y esto será lo que pondremos). De este modo, cuando experimente algún tipo de emoción o sentimiento negativo que le haga sentir desbordado, podrá acudir a esta rueda para girarla y actuar conforme a lo que salga.
6. Diccionario o “emocionario”
Crear o elaborar un diccionario de emociones, o “emocionario”, junto con nuestros hijos, les ayudará a reconocer las emociones e identificarlas en sí mismos y ampliará su vocabulario. La actividad es sencilla y consiste en buscar juntos fotografías, ya sea en revistas o en internet, que representen una emoción en concreto. Iremos recortando aquellas que encontremos, las pegaremos y pondremos el nombre de la emoción en grande a un lado. Además, podemos aprovechar para hablar y profundizar un poquito más sobre aquella que acabemos de encontrar.
7. Películas con mensaje y enseñanza
Otro recurso dinámico que puede resultar entretenido y divertido para toda la familia son las películas que contienen un claro mensaje y que hablan sobre emociones. A través de algunas cintas apropiadas para la edad de nuestros pequeños, pueden ver representadas las emociones, y terminado el filme, pueden hacer preguntas acerca de la enseñanza emocional que le dejó la historia que acaban de ver.
8. Mímica para expresar
Este ejercicio se asemeja muchísimo al tradicional juego de adivinar la película, la profesión o el animal, solo que, en este caso, reemplazaremos todo eso por la representación de emociones. Para poder jugar, haremos tarjetas en las que escribiremos diferentes emociones (podemos poner desde las básicas hasta algunas más complejas), las colocaremos boca abajo y, mientras uno trata de representar la emoción que le ha tocado mediante la mímica, los demás tratarán de adivinarla.
Un divertido juego y actividad para el aprendizaje de emociones, el reconocimiento de las mismas y la convivencia en familia.
9. Ejercicios de relajación
Al igual que los adultos en ocasiones necesitamos detenernos y respirar profundamente, los niños también pueden necesitar hacer lo mismo. Conseguir calmarnos o relajarnos en momentos de gran carga emocional requiere de práctica y es igual para los niños; por tanto, hay que enseñarles a pararse, respirar profundamente (de manera adecuada) y sosegarse. Para los niños es más fácil lograrlo mientras realizan algún tipo de movimiento, pero hay una serie de ejercicios recomendados para ellos que les ayudarán a aprender a gestionar sus emociones por sí mismos, como, por ejemplo, el yoga o la meditación.
10. La receta de la felicidad
Vamos a preparar una receta con nuestros hijos y, para ello, elegiremos los ingredientes y las cantidades necesarias para lograr la felicidad como si seleccionáramos los ingredientes para preparar un delicioso platillo. De este modo, el pequeño aprenderá a identificar aquellos sentimientos y emociones que son fundamentales para él mismo y para los demás, aprenderá a priorizar y se conocerá mejor a sí mismo.
¿Cómo trabajas las emociones con tus hijos? ¿Por qué consideras fundamental trabajar estos aspectos con los niños?
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Todas las noches les leo a mis hijos un cuento