10 Prácticas en la rutina de maquillaje que podrían afectar las pestañas
Una mirada dice más que mil palabras, y unas pestañas bien cuidadas hablan bien de ti. A veces, por las actividades cotidianas u otras razones, no las consentimos como deberíamos, o simplemente no sabemos cómo hacerlo y, sin querer, las terminamos dañando. La buena noticia es que, si estás leyendo esto, estás a punto de salvarlas.
En Genial.guru, descubrimos algunos malos hábitos que nos están impidiendo tener unas pestañas bonitas, así que te los compartimos para que tomes nota, los evites y mejores esos cuidados.
1. Dormir maquillada
Después de un largo día fuera de casa o de hacer un maratón de películas hasta que anochece, nos da flojera desmaquillarnos y así nos vamos a la cama. ¡Gran error! Dormir con los ojos maquillados daña tus pestañas y tu piel más de lo que crees. Para empezar, el rímel las endurece, por lo que las pestañas se debilitan, resecan y se terminan cayendo, sobre todo al rozar con la almohada. Mejor evítalo y trata de acostarte con la cara limpia. Unas buenas toallitas desmaquillantes te sacarán del apuro. Recuerda que la zona de los ojos es muy delicada, así que hay que cuidarla.
2. Rizar mal tus pestañas
A todas nos encanta tener unas pestañas muy bien rizadas y, a veces, presionamos muy fuerte el rizador para lograr ese efecto. Pero ¡eso no es necesario! Basta con que presiones suavemente y uses un rizador de buena calidad. Por otra parte, poner el rizador muy cerca de la raíz tampoco es muy buena idea, ya que se pueden dañar los folículos capilares y provocar que las pestañas se rompan o caigan, así que mejor aléjalo de ahí. ¡Por cierto! No olvides limpiar y cambiar la almohadilla del rizador cada vez que se desgaste.
3. Ser adicta a las extensiones de pestañas
No está nada mal experimentar de todo un poco en la vida y ponernos unas largas, abundantes y bonitas extensiones de pestañas. Pueden ser una buena opción para olvidarnos del rímel y los rizadores, además de ahorrar tiempo valioso en las mañanas que andamos de prisa. Aquí lo importante es hacerlo de vez en cuando, no para toda la vida, ya que, con el tiempo, el folículo se dañará, tus pestañas naturales se irán cayendo y te tomará mucho tiempo lograr que vuelvan a la normalidad.
4. Frotarse los ojos
A veces, nos frotamos los ojos de manera involuntaria, y rato después, nuestros ojos terminan rojos por haber estado tocándolos con tanta fuerza. Lo mejor será dejar de lado este mal hábito, ya que no solo se nos pueden caer las pestañas. También, las bacterias que están en las manos nos pueden provocar una infección, pueden aumentar nuestras ojeras y al romperse los vasos sanguíneos, hasta se puede dañar el cristalino de la córnea.
5. Quitar los grumos del rímel con los dedos
Cuando nos pintamos las pestañas en exceso, a veces se forman unos grumos molestos, y lo primero que hacemos es tratar de retirarlos con los dedos. Pero esa no es una buena opción, ya que, recordemos, debemos evitar tocarnos los ojos por las bacterias en las manos. También podemos arrancarnos las pestañas en el intento, y esperar a que vuelvan a crecer suena a que será muy tardado. Lo mejor será tratar de retirar el grumo con un hisopo remojado en producto desmaquillante.
6. Usar un cepillito de rímel sucio
No queremos asustarte, pero si no has limpiado el cepillito de tu rímel, es hora de que comiences a hacerlo. Resulta que, si no lo limpias al menos cada dos veces de uso, ahí se estarán almacenando los gérmenes, y a la larga, esto podría causarte alguna infección. Así que lo mejor será ahorrarnos esas visitas al doctor si algo les pasa a nuestros ojos, y mejor tomarnos unos minutos para limpiar ese cepillo.
7. Utilizar un rímel caducado
Sabemos que es muy tentador usar tu máscara de pestañas mientras siga teniendo producto, incluso si aún no sale tanto como al principio. Sin embargo, al igual que los alimentos, ¡los cosméticos también caducan! Así que presta mucha atención a la fecha en que lo compraste, y espera de dos a cuatro meses para reemplazarlo. De esta manera, te evitarás infecciones, así como daños en tus ojos y pestañas.
8. Compartir el rímel
Por mucho que quieras a tu mejor amiga, tu hermana o alguien que haya olvidado ponerse rímel y te pida el tuyo prestado, ¡no lo hagas! De por sí, uno mismo genera sus propias bacterias como para exponernos a que alguien nos pase las suyas, y sin querer, infecte nuestro maquillaje. Recuerda que los gérmenes no perdonan y se reproducen muy rápidamente.
9. Usar rímel a prueba de agua de forma habitual
Usar máscara de pestañas a prueba de agua con regularidad puede no ser tan genial como lo imaginamos, ya que es tan difícil de remover que, con el tiempo, nuestras pestañas se irán debilitando y cayendo, y no queremos eso. Puedes utilizarlo de vez en cuando o en ocasiones especiales.
10. Rizar las pestañas después de aplicar la máscara
Todo ritual de maquillaje lleva un orden, y el destinado a las pestañas no es la excepción. El primer paso siempre será rizarte las pestañas, y el segundo, ponerles rímel. Si lo haces al revés, tus pestañas se pegarán al rizador o la almohadilla, se quebrarán y romperán, lamentablemente. Además, ya no se verán naturales. Así que mejor lleva un orden siempre para evitar este tipo de incidentes.
¿Qué errores estabas cometiendo al rizar tus pestañas? ¿Tienes algún otro consejo que no haya aparecido en esta lista? Platícanoslo en los comentarios.