16 Personas que encontrarán una buena salida ante cualquier situación que les depare la vida

Estrenar un par de zapatos puede ser un placer. No hay nada como esa ocasión perfecta en que los sacamos de su caja para salir con ellos. Pero hay veces en que el calzado ideal resulta ser casi tan incómodo como andar descalzo por un camino empedrado, por lo que preferimos dejarlo olvidado en lo más profundo del clóset.
Con esto en mente, en Genial.guru recopilamos algunos consejos para hacer que tanto tus chanclas como tus tacones más lindos se conviertan en un respiro para tus pies.
Cuando compramos un par de zapatos nuevos, los minutos en la tienda a veces no son suficientes para saber si el calzado tiene una plantilla resbaladiza. Si te ha pasado esto, una forma sencilla de arreglarlo es pegar una bandita en la plantilla. De esta forma, la superficie áspera de la curita ayudará a que tu pie no resbale.
Puede que no tengas que despedirte de esos zapatos ajustados si pruebas este truco. Solo tienes que pelar una papa y meterla en el zapato durante toda la noche. Si es necesario, puedes darle la forma de la punta del zapato. La humedad de la papa ayudará a que el calzado se agrande un poco. Por la mañana no olvides limpiar cualquier residuo.
Una forma de evitar las ampollas provocadas por la fricción entre las chanclas y la piel es aplicando un poco de esmalte transparente en las zonas donde sientes que roza.
No hay nada como caminar sobre una superficie suave, pero hay zapatos tan duros que hacen imposible andar con comodidad. Una forma de mejorar el calzado molesto es acolchonarlo con una toalla sanitaria.
En invierno no siempre queremos andar con botas para mantener los pies calientes. Por eso, te recomendamos una forma de hacer que cualquier zapato te proteja del frío. Tan solo tienes que cortar un poco de tela que mantenga el calor y usarla como plantilla. Te sugerimos este proceso:
La solución para agrandar unos zapatos ajustados puede estar en un cajón. El truco consiste en enrollar varios pares de calcetines y meterlos en el calzado hasta que ya no entren más. Déjalos así toda la noche y por la mañana revisa cuánto se estiró. Si es necesario, repite el proceso varias veces hasta obtener el resultado que necesites.
Cuando los pies no nos dejan de sudar, ponernos unos lindos zapatos puede convertirse en un problema. El calzado tiende a escaparse de nuestros pies o bien tenemos la sensación de que estamos resbalándonos; pareciera ser que la única solución es usar calcetines que absorban el calor. Sin embargo, cuando nos ponemos algunos zapatos altos, resulta imposible ocultar incluso los que se conocen como invisibles. Para remediar estos inconvenientes, podemos colocarnos el calcetín solo en el segundo y el tercer dedo del pie.
Este es un dos en uno. Para hacer que tus sandalias sean más cómodas y llenarlas de estilo al mismo tiempo, puedes cubrir las correas con una tela de algodón. Así serán más suaves y evitarás que rocen tu piel. Además, puedes aprovechar para que luzcan tal y como tú quieras.
Ya sea que uses una almohadilla, una bola de algodón o incluso papel de baño, una forma rápida de arreglar unos zapatos grandes es tratando de llenar un poco el espacio de la punta. Recuerda que es importante sacar el relleno una vez que dejes de usarlos, ya que si reutilizas el material, este olerá mal y se volverá incómodo.
La forma en la que atas tus agujetas puede hacer que tus zapatos sean más cómodos. Por ejemplo, en el caso de los tenis, para evitar que el talón se mueva y te salgan ampollas, puedes hacerlo de esta forma:
Si las rozaduras en el tobillo son tu problema, puedes arreglarlo en un dos por tres con una toalla sanitaria. Corta un trozo y pégalo en la parte posterior del zapato con el lado adherente. También puedes simplemente pegar un protector diario. Así tendrás una barrera acolchada entre la piel y el calzado duro.
¿Qué tipo de zapatos usas más? ¿Cuál es tu mejor truco para que tus pies no sufran?