Qué horror lo del hombre de la caja de cucarachas
12 Compañeros de viaje cuyo comportamiento puede hacer que cualquiera olvide a dónde iba
Mucha gente recuerda los viajes en transporte público, especialmente en hora pico, con un auténtico escalofrío. La sensación de falta de aire, las enormes mochilas en la espalda de la gente y la inimaginable mezcla de olores son solo algunos de los “encantos” de los autobuses y el metro. Y luego están los peculiares pasajeros que deciden entretenerte con un monólogo de 40 minutos sobre una colección de llaveros o pintarse las uñas en el mismo vagón. Con un calor de 30 grados en verano y con ventanas que no se pueden abrir.
En Genial.guru no nos gustaría estar en asientos contiguos con compañeros de viaje sin sentido del tacto, y hemos recopilado para ti situaciones del transporte que son más molestas que el despertador por la mañana. En el bono, te mostraremos que hay pasajeros tan agradables que son difíciles de olvidar.
- Una vez viajaba en autobús a una ciudad vecina. Había un soldado sentado no muy lejos, al que le habían dado permiso de salida. Todos los pasajeros lo sabían, porque estuvo hablando por teléfono todo el camino. Hablaba en voz muy alta sobre lo genial que era, que lo sabía todo y que podía resolver cualquier problema en un minuto. Y que llegaría en unos 20 minutos a la estación del metro de la ciudad. Al parecer, a todos los pasajeros les gustaba mucho escucharlo. Así que nadie le dijo que el autobús iba en dirección contraria. © Utavegu / Pikabu
- Una amiga mía viajó una vez en un vuelo con su perro de raza pomerania. Dos filas adelante de ella había una señora con un niño alérgico, que hizo un escándalo por la presencia del perro en la cabina, diciendo que su hijo era terriblemente alérgico a los perros y que el perro debía ser trasladado inmediatamente al compartimiento del equipaje. Los sobrecargos no tenían antihistamínicos en el botiquín. Le preguntaron a la señora si tenía alguna medicación para el niño y ella gritó que la habían guardado con el equipaje porque no creía que alguien llevaría a un perro en la cabina. No había asientos libres en el avión; por suerte, algunos hombres de las primeras filas (su amiga estaba en la penúltima fila) accedieron a intercambiar asientos con la señora y su niño, o uno de ellos con su amiga. La señora tampoco estaba contenta con esta opción y no paraba de gritar que metieran al perro en el equipaje. Y que “la gente normal se lleva a sus hijos consigo, no a los perros”. Mi amiga es una persona muy tranquila y reservada, pero aquí se puso histérica (su perro era como un hijo en cierta medida, porque no podía tener hijos después de una operación seria). Cuando contó este caso, solo pensé una cosa: hay una cura para las alergias, pero para la grosería, por desgracia, no. © Anastomus / Genial.guru
- Verano, calor, el tren de larga distancia con el aire acondicionado sin funcionar. Yo tenía siete meses de embarazo. Fui al baño, volví... Mi compañera de viaje estaba pintándose las uñas en un compartimiento cerrado. © Zlobniy_suslik / Genial.guru
- Una vez un chico se sentó a mi lado y de repente empezó a hablar sin parar sobre su colección de llaveros. Durante 40 minutos de camino escuché sobre todas sus variedades y cómo le costó conseguir algunos de ellos. No, ni siquiera fue una conversación, solo un monólogo. © Digitalhero_x / Reddit
- Me tocaron como compañeros de viaje una madre y una niña de 4 años. Era un viaje largo, soy sociable, me gustan los niños. Enseguida encontramos un lenguaje común. Entonces la madre me pidió que le cuidara a la niña un rato mientras ella iba al baño. Luego desapareció. Todos en el tren la buscaron, su marido la llamaba al teléfono que dejó en el compartimiento. Resultó que su amante estaba en el mismo tren, pero en el siguiente vagón; ella había ido a verlo y se había quedado demasiado tiempo. © Zlobniy_suslik / Genial.guru
- El otro día un hombre se ofendió porque yo llevaba un batido en el autobús. Luego me sacó los auriculares y me dijo que lo tirara. ¿Qué hice? Le dije de todo y volví a ponerme los auriculares. © Postmodernfinn / Reddit
- Una vez vi a un hombre en el autobús jugando con algo en una caja de comida. Eran cucarachas. Creo que fue después de eso cuando finalmente me decidí a sacar la licencia de conducir. © mpx7 / Reddit
- Hoy estaba en el transporte público y escuché una conversación. Era difícil no escuchar, el diálogo ya había subido de tono. Una mujer de unos cincuenta años, al parecer, no tenía suficiente para pagar la tarifa (no pude oír el principio de la conversación). Comenzó a explicarle al conductor que se encontraba en una situación difícil, su marido había perdido el documento y llevaba mucho tiempo sin encontrar trabajo. Por supuesto, ¿quién lo contrataría sin documento? Y reponerlo costaba 68 USD, que ahora no tenía, y nadie sabía cuándo iba a tener, ya que no lo contrataban. Comían lo que podían conseguir. El conductor argumentó que podría ganar 68 USD, independientemente de si tenía documentos o no. Oh, lo que se armó ahí... Entonces, cuando ella dijo: “Por ejemplo, ¿lo contratarían como conductor en algún lugar?”, intervine. Dije que necesitaba un empacador ahora mismo. ¡Ahora mismo, urgente! Para un lote de prueba, necesitaba empaquetar 3000 envíos. Y yo no tenía ese tipo de personal. Solo debería sacar artículos de la caja grande y trasladarlos a las cajas pequeñas. Le ofrecí a su cónyuge 270 USD por 10 días de trabajo. La mujer se emocionó y aceptó; debería haber llamado hoy. Como puedes ver, sigo esperando, empacando yo mismo. © Hopohop / Pikabu
- Una vez me tocó sentarme entre dos chicos, digamos, no muy delgados. Como resultado, tuve que inclinarme hacia delante para poder respirar. Y así durante 6 horas de viaje en autobús. © Berserk******* / Reddit
- Estábamos volando en un avión. Había una señora sentada delante, que reclinó abruptamente el asiento y golpeó muy fuerte las piernas de mi marido. No había suficiente espacio, era incómodo para todos. Le pedimos que adoptara la posición de asiento normal. Bien, lo hizo. Y luego, de repente, empezó a gritarle a mi marido que dejara de tirar de su asiento. Él estaba sentado casi de lado para que sus pies no tocaran el asiento. Luego fue al baño y a los pocos segundos la señora se dio vuelta y empezó a gritar de nuevo que él estaba tirando del asiento. Mientras ella gritaba, mi marido volvió del baño, con cara de sorpresa. En resumen, resultó que su asiento estaba siendo tirado por la gente que pasaba por la cabina (no había mucho espacio en clase económica). Luego, a la mujer se le ocurrió tirar el respaldo del asiento hacia atrás cuando trajeron la comida. Afortunadamente, mi marido me había dado su bandeja en ese momento. En resumen, no fue el vuelo más agradable. © RagDolly / Genial.guru
- Mi recuerdo favorito es el de un niño pequeño en un vuelo de 7 horas viendo dibujos animados en una tableta. Las 7 horas. A la tercera hora, al niño le dolían los oídos por los auriculares y a continuación, otras 20 personas alrededor disfrutaban de la banda sonora hasta que una señora enfadada (yo) se quejó con la sobrecargo. © Foxy Rainard / Genial.guru
- El otro día volvía a casa del trabajo y en el asiento de atrás un pasajero estaba comiendo cangrejos directamente de una bolsa de papel. © rnovak / Reddit
Bono: A veces toma tiempo darse cuenta de lo agradable que era el pasajero del autobús
- Un día volvía a casa en un autobús lleno. Había tanta gente que a la chica de adelante, que acababa de subir, la apretaron contra mí. No tenía nada de qué agarrarse, y tenía un bolso de viaje en sus manos que trataba de acomodar a sus pies... La miré y pensé: “Es más bajita que yo, guapa, delgada, oh, qué linda chica”. Ella me miró y dijo: “Perdona, ¿puedo sujetarme de ti?”. Yo, tratando de volverme hacia ella, dije: “Sí, por supuesto”. Ella acomodó el bolso en sus pies y me tomó de la mano, justo de la manera en que lo hace una pareja, y puso la otra mano en mi antebrazo. Así viajábamos, sonrientes y en silencio. Después de unas cuantas paradas, el autobús se vació, pero ella siguió agarrándome de la misma manera. Y nos quedamos en silencio, ella me miraba, por momentos a los ojos. Y nos sonreíamos. Era mi parada, me despedí de ella y me fui. Iba caminando hacia mi casa, sonriendo, y recién en la entrada mi tonta cabeza se dio cuenta de que no le había pedido su número, no le había preguntado su nombre y ¿por qué no le había dicho nada? No suelo ser de los que se callan. Me acordé de ella durante mucho tiempo, y me culpé de mi estupidez, porque ella había dejado claro que quería conocerme. © dunottrue / Pikabu
¿Qué es lo que más te molesta en el transporte público? ¿Te has encontrado con compañeros de viaje inolvidables?
Comentarios
Qué pena cómo acabó la historia del bono