12 Hábitos de la antigua Roma que hoy pueden ponerte la piel de gallina
Es probable que lo único que sepamos de la antigua Roma sea lo que aprendimos en la escuela: datos formales sobre cuándo comenzó la civilización, quiénes fueron sus emperadores y cuál fue su ocaso. Y también puede que gran parte tenga que ver con los estereotipos que hemos visto en las películas. Pero ¿cuánto tiene todo esto que ver con sus vidas y costumbres reales? Aquí quisimos investigar un poco más sobre esta increíble civilización y lo que descubrimos nos dejó realmente impactados.
- No siempre las novias cubrieron su rostro con un inmaculado velo blanco. En la antigua Roma, el velo de la novia era conocido como flammeum, y, según se dice, era de un color similar al del fuego. Algunos apuntan por el rojo y otros por el amarillo intenso, o bien por un tono intermedio.
- Uno de los mitos más conocidos de la antigua Roma es el de Calígula e Incitatus, su caballo. Según el historiador antiguo Suetonio, el temible emperador amaba tanto a su animal que le hacía lujosos regalos, como un establo de mármol, un pesebre de marfil y un collar con piedras preciosas. Otros dicen que los sirvientes lo alimentaban con avena mezclada con copos de oro. Y hay quienes llegan aún más lejos y afirman que, antes de su muerte, Calígula tenía planeado convertirlo en cónsul.
- En la antigua Roma, la orina era utilizada como enjuague bucal para blanquear los dientes. Al parecer, se trataba de una práctica tan desagradable como efectiva. La clave está en que la orina contiene amoníaco, un compuesto de nitrógeno e hidrógeno que actúa como agente de limpieza.
- Aunque hoy las vemos de un monocromático tono gris o blanco, en la antigüedad, las estatuas romanas eran de colores. En efecto, los romanos las pintaban para que parecieran cuerpos reales y, en general, las doraban para darles un aspecto divino. Lo que ocurrió fue que después de la caída de Roma, muchas esculturas antiguas fueron enterradas o dejadas al aire libre durante siglos, y esto hizo que sus tonos se deterioraran.
- En la antigua Roma se había adoptado la práctica de ingerir dosis controladas de veneno con el fin de volverse inmune a sus consecuencias mortales. La mezcla de estas peligrosas pócimas era conocida como mitridatum, en honor al rey Mitrídates el Grande, quien se cree fue el primero en experimentar con este método.
- Aunque hay ejemplos notables de la arquitectura de la antigua Roma que aún hoy podemos disfrutar, se cree que el 90 % de esta fascinante civilización está sepultado en las profundidades de la tierra. Esto significa que gran parte del pasado de Roma seguirá siendo un enigma. Sobre todo teniendo en cuenta que la civilización moderna, edificios, carreteras, viviendas, etc., se están construyendo día a día sobre este pasado.
- Los antiguos romanos creían que consumir la sangre de los gladiadores podría no solo mejorar su fuerza y vitalidad, sino también curar enfermedades como la epilepsia. Se dice que esta creencia tiene sus raíces en los ritos funerarios de los etruscos. Aunque la influencia de esta religión desapareció con el tiempo en la antigua Roma, el uso de la sangre de los gladiadores continuó durante varios siglos.
- Eran muy supersticiosos, por lo que les atribuían características de buena o mala suerte a cosas, personas, actitudes e incluso defectos físicos. Por ejemplo, se creía que las personas jorobadas traían buena suerte, desviaban la maldición del mal de ojo y disipaban los poderes oscuros. En cambio, cruzarse con alguien cojo del pie derecho por la mañana era considerado de mal augurio. Y, aún más, si esto sucedía, al parecer, escupir era el antídoto...
- En la antigua Roma, el púrpura era símbolo de autoridad y estatus. De allí que solo emperadores y emperatrices tuvieran el derecho de usar ropa de este color. Y había una razón para este peculiar “privilegio”: el morado era muy costoso. El tinte de este tono provenía de moluscos marinos, y el proceso para extraer de ellos la tinta era sumamente complejo. Esta exclusividad se mantuvo hasta que los químicos aprendieron a hacer tintes sintéticos.
- En el mundo romano, solo las personas con un gran poder adquisitivo tenían acceso a baños en sus hogares. Algunos historiadores como Séneca afirmaban que los romanos se lavaban lo que estaba a la vista (cara, brazos y piernas) diariamente y tomaban un baño completo cada nueve días, ya fuera en su propio baño, en las termas públicas o incluso en los ríos.
- Ser zurdo era considerado una desventaja. Las personas que lo eran solían ser vistas como gente poco confiable y de mala suerte. De allí que la palabra “siniestro”, que originalmente significaba “izquierda”, tenga hoy connotaciones tan negativas.
- Los más ricos y poderosos tenían sus propios “aires acondicionados”. Sí, los antiguos romanos mantenían sus casas frescas con una técnica arquitectónica por demás innovadora para aquella época, la cual consistía en bombear agua fría de los acueductos que corrían detrás de las paredes de las casas.
Como cada pareja, cada país es un mundo donde rigen sus propias reglas, sus propios hábitos y costumbres. Muchas de ellas pueden parecerle muy extrañas a quienes las miran de afuera. Y claro que esto no ocurre solo con las antiguas civilizaciones, también pasa en cada familia, todas tienen algunos hábitos que solo sus miembros entienden.